Enzimas: qué son, cómo pueden cambiar tu piel y por qué se han puesto de moda
Todo el mundo habla de enzimas o de limpiadores enzimáticos. Detrás del término de moda hay mucha fruta y excelentes beneficios para la piel
Como casi todos los ingredientes de los tratamientos que aplicamos sobre nuestra piel, las enzimas forman parte de nuestro organismo. En realidad, tan solo se trata de aminoácidos y su principal función es la de acelerar procesos. En este caso, son desencadenantes de un cambio en la piel. Por ejemplo, en nuestro organismo podemos encontrar enzimas hepáticas, digestivas o cardiacas, que contribuyen al correcto funcionamiento nuestro cuerpo. Sin embargo, las enzimas de las que hoy hablamos no provienen -por suerte- del ser humano, sino que la cosmética las toma de la fruta, concretamente de la papaya.
Si has escuchado hablar o tienes algún producto en cuya lista de ingredientes aparezca la papaína, ya sabes de lo que se trata, de las enzimas de la papaya. Sus propiedades son, por tanto, las de acelerar el proceso de renovación de la piel, devolviéndole suavidad, luminosidad y un tono regular, sea cual sea su condición.
Las enzimas descomponen la proteína de keratina que hace las veces de pegamento entre la capa de células muertas que se encuentra en nuestra epidermis. Esta capa es la responsable de la falta de luminosidad y de que nuestro tono no sea uniforme, que parezca grisáceo y apagado. Es decir, las enzimas de la papaya se convierten en un exfoliante que ayuda a despegar la piel muerta, igual que hacen los alfahidroxiácidos, aunque la tolerancia de la papaína es mucho mejor.
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Entre sus beneficios, también se encuentra la estimulación de la producción de colágeno. Con el uso de las enzimas, la piel no solo adquiere un mejor tono, combatiendo así los problemas de manchas e hiperpigmentación y dejando una epidermis mucho más luminosa, sino que con su uso continuado, la piel se ve más tersa, se mejora su suavidad y también se reduce la apariencia de las cicatrices que podamos tener en el rostro. Para que lo entiendas mejor, es como si poco a poco fuera despegando la piel muerta y dejando a la vista piel nueva y resplandeciente que se escondía debajo de esa capa.
Aptas para todos
A diferencia de otros ácidos, las enzimas aceleran procesos de la piel como su renovación, pero no lo hacen de una forma agresiva. Se trata de un proceso gradual y natural. Esta cualidad es la que convierte a las enzimas en una buena opción de limpieza y peeling químico para pieles sensibles, muy secas, a las que no les sientan bien los ácidos o incluso para mujeres embarazadas, ya que se trata de un proceso desincrustante más suave y menos profundo que el de los alfahidroxiácidos y betahidroxiácidos. Las enzimas tardan más, sus resultados no son tan impactantes pero no hay riesgos.
"¿Alguna vez te has preguntado por qué, a veces, después de comer un trozo de piña notas un cosquilleo en la boca? Esto se debe a que las enzimas de la piña están 'descomponiendo' la carne de nuestra la boca", así explicaba Andrea Pfeffer, fundadora de la clínica londinense Pfeffer Sal, en 'Byrdie' el proceso más ligero y menos agresivo de las enzimas frente a otros ácidos. Y es que, además de las enzimas de la papaya, en la cosmética también se utilizan las enzimas de la piña o de la calabaza.
Después de aplicar un cosmético con enzimas, la piel queda limpia de una forma más intensa que con un limpiador habitual gracias a ese proceso exfoliante. Y aquí viene otro de sus beneficios extra, las enzimas preparan la piel para que los productos que apliquemos a continuación penetren sin ningún tipo de obstáculo al haber descamado esa capa córnea de la piel. Al mejorar la absorción, las propiedades de los activos se multiplican.
¿De verdad necesito enzimas?
Si no se sigue una correcta rutina de higiene facial, la piel muerta, la grasa y demás partículas que se posan sobre nuestra piel terminan por crear una capa de células muertas que no solo obstruye los poros, sino que también hace que la piel parezca opaca, la llamada queratinización.
Imagina que la cubriera una gasa gris. Esta capa de células muertas es la llamada capa córnea, la parte más superficial y expuesta y que vamos renovando poco a poco. Si no limpiamos esa piel, se va amontonando y amontonando hasta terminar creando esa capa de queratinización que resta luminosidad y además acelera la aparición de arrugas. Las enzimas exfolian de una forma muy suave esa capa para acelerar su descamación y renovación, logrando que en varios días la piel se vea visiblemente aclarada y más uniforme, incluso los poros parecen reducirse.
¿Cómo introducir las enzimas en tu rutina?
Precisamente, debido a esas propiedades ’desincrustantes’, iluminadoras y preparadoras de la piel, la mejor forma de incluir las enzimas en nuestra rutina de cuidado es básicamente a través de limpiadores y peelings, el primer paso de todo cuidado de la piel. Y ahora que comienzas a entender por qué las enzimas están de moda, aquí llega otra novedad: los formatos en polvo. Limpiadores o peelings en polvo que prometen limpiar y exfoliar sin dañar ni las pieles más sensibles y solo necesitan combinarse con agua para ser excelentes exfoliantes.
Último tip: al tratarse de cosméticos que exfolian, ejerciendo un efecto peeling químico sobre la piel, no se pueden utilizar a diario ya que entonces terminaríamos destruyendo la función barrera de la piel.
Peeling Enzimático con Papaína y Bromelaína de Gema Herrerías (24,90€). La farmacéutica Gema Herrerías se ha convertido en nuestra nueva diosa de la formulación. Parte de este éxito se debe a este peeling en formato polvo y se convierte en mascarilla al contacto con el agua o, tal y como recomienda en su web, con agua micelar. Deja actuar la mascarilla durante 2-3 minutos y aclara con agua tibia. La farmacéutica también recomienda aplicar la mascarilla de noche y acompañarla de una crema ultrahidratante. A las enzimas de papaya (papaína) se le suman las de la piña para una mejor eliminación de las células muertas y manitol para estimular la regeneración celular. Además, no es fotosensiblizante y es apto para pieles sensibles.
Silky Bright Ezyme Powder Facial Wash de Osèque (28,95€ en Miin). La cosmética coreana tampoco se ha quedado fuera de la fiesta de las enzimas. De nuevo hablamos de un cosmético en formato polvo, pero en este caso se trata de un limpiador. Para utilizarlo, primero hay que depositar un poco de polvo en las manos y añadir la cantidad justa de agua para crear una textura cremosa. Trabájala por el rostro para desincrustar todas las células muertas. A continuación aclara la piel con agua y sécala con cuidado. Además de las propiedades exfoliantes de las enzimas, este limpiador deja la piel suave e hidratada, ayuda a regular el exceso de sebo y es hipoalergénico.
Como casi todos los ingredientes de los tratamientos que aplicamos sobre nuestra piel, las enzimas forman parte de nuestro organismo. En realidad, tan solo se trata de aminoácidos y su principal función es la de acelerar procesos. En este caso, son desencadenantes de un cambio en la piel. Por ejemplo, en nuestro organismo podemos encontrar enzimas hepáticas, digestivas o cardiacas, que contribuyen al correcto funcionamiento nuestro cuerpo. Sin embargo, las enzimas de las que hoy hablamos no provienen -por suerte- del ser humano, sino que la cosmética las toma de la fruta, concretamente de la papaya.
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