Isabel Marant sigue demostrando que la sofisticación relajada es su hábitat natural

Marant sigue consolidando su reputación como una de las diseñadoras más influyentes en la moda contemporánea. Bajo su visión, la colección ha continuado con su propuesta de estilismo urbano y bohemio, siempre con un toque de sofisticación relajada. Los looks presentados fueron una fusión perfecta entre la comodidad y la modernidad, apelando a un estilo de vida cosmopolita que ha sido la marca registrada a lo largo de su carrera.

Ha sido un tributo a la mujer moderna, cosmopolita y audaz, capaz de equilibrar la comodidad con el lujo. Las tendencias vistas en la pasarela, desde el uso de la lencería visible hasta los looks estructurados y los detalles metálicos, son el reflejo de un estilo que sigue evolucionando sin perder su esencia relajada y chic.

En esta colección, Marant jugó con la dicotomía de prendas casuales y otras más estructuradas. Por un lado, encontramos abrigos largos en tonos oscuros, como negro o rojo, con una silueta ligeramente oversize, perfectos para los fríos meses de invierno, mientras que por otro, destacan prendas ajustadas, como chalecos de piel y trajes con corsé que ajustan la figura sin perder la sensación de libertad característica de la firma. Las prendas de cuero y tweed también fueron predominantes, a menudo acompañadas de detalles metálicos o cinturones anchos que aportaban estructura a los looks.

La lencería como tendencia central

Una de las tendencias más claras en el desfile fue el uso de tules y plumettis transparentes y prendas de lencería visible. Este enfoque, tanto provocador como elegante, fue uno de los puntos clave de la colección. Los tops de malla y los pantalones de red se combinaron con chaquetas de corte masculino, creando un contraste entre lo delicado y lo robusto. Este look, que juega con la sensualidad y la fuerza, ha sido un sello distintivo de la estética de Marant, adaptado a los tiempos actuales con una mezcla perfecta de sensualidad y control.

Los pantalones ajustados y las botas de tacón alto fueron elementos esenciales para completar la estética que Isabel Marant ha perfeccionado a lo largo de los años. En esta colección, los pantalones, a menudo en combinación con túnicas de lentejuelas o tops bordados, ofrecieron un balance entre la comodidad diaria y la sofisticación de las pasarelas. La fusión de estos elementos crea un look desenfadado pero al mismo tiempo estilizado, ideal para la mujer moderna que se enfrenta a las exigencias de su rutina diaria sin perder el estilo.

La paleta de colores y los estampados

La paleta de colores fue sutil, con predominancia de colores neutros como el negro, blanco y gris, además de la inclusión de detalles en rojo y naranja para darle un toque de calidez a la colección. Los estampados de cuadros y las telas con texturas agregaron dimensión a los looks, aportando una riqueza visual sin sobrecargar las siluetas. En cuanto a los vestidos, los acabados brillantes y las mallas con detalles metálicos jugaron un papel importante, sin perder la esencia relajada y cómoda de la marca.

El desfile de Isabel Marant no solo atrajo la atención por sus diseños, sino también por las famosas invitadas que acudieron al evento. Kate Moss, Charlotte Gainsbourg y Kate Moss fueron algunas de las personalidades que se dieron cita en el front row, añadiendo un halo de glamour al evento. Con su presencia, las invitadas confirmaron que Marant sigue siendo una de las diseñadoras más queridas por las celebridades, especialmente por aquellas que aprecian el estilo bohemio y la elegancia desenfadada. Su capacidad para combinar lo relajado con lo sofisticado la convierte en una de las diseñadoras más admiradas de la actualidad, y este desfile ha sido una reafirmación de su visión única de la moda.