Sin Demna pero con alma: Gucci ensaya su nueva era desde Florencia con Paul Mescal y Julia Garner

En plena ebullición mediática por el fichaje más comentado del año —el de Demna Gvasalia como nuevo director creativo de Gucci—, la maison italiana ha vuelto a mirar a sus raíces para presentar su colección Cruise 2026. Aunque el esperado debut del diseñador georgiano no llegará hasta septiembre, el equipo creativo interno ha tomado las riendas para orquestar un desfile de transición con un claro mensaje: Gucci sabe de dónde viene y tiene muy claro hacia dónde se dirige.

El desfile, una declaración sin palabras

La pasarela se instaló en el corazón mismo del alma gucciana: el Palazzo Settimanni, en Florencia. Más que un edificio, este espacio encarna el archivo viviente de la marca, un templo restaurado que custodia sus piezas más icónicas y que, al mismo tiempo, sirve de laboratorio creativo. Ubicado en el barrio de Oltrarno —conocido por su vibrante vida artesanal y artística—, este palazzo no solo conecta con la historia, sino que también proyecta una intención clara: volver al origen para reconectar con la esencia.

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Cris Castany

Este gesto no es anecdótico. Se trata de una reafirmación simbólica y emocional de la identidad florentina de la firma, justo en el momento en que su ADN está a punto de ser reescrito por uno de los diseñadores más rupturistas y provocadores del panorama global. Han acompañado a la firma actores de Hollywood como Paul Mescal, Olivia Davis, Julia Garner, el productor Mark Ronson e influencers internacionales.

Sin el liderazgo aun de Demna, el desfile ha sido una sinfonía coral firmada por el equipo creativo de Gucci. Lejos de caer en la neutralidad, la colección respira ese equilibrio entre clasicismo y audacia que ha definido la firma desde su fundación en 1921. Las siluetas se mostraron limpias, pero con gestos atrevidos; los tejidos, lujosos pero conectados a la artesanía; los accesorios, puro statement sin caer en la extravagancia gratuita. No es una ruptura, es una pausa elegante antes del salto.

La colección de Gucci presentada hoy irradia una mezcla de sofisticación vintage, excentricidad urbana y sensualidad nostálgica, en un desfile que remite tanto a la opulencia de los gabinetes de curiosidades como a los códigos clásicos del cine noir. La casa apuesta por siluetas definidas con volúmenes en mangas, hombros marcados y una constante exploración del contraste entre texturas. Los abrigos de pelo —en tonos naturales, gris acero o azul eléctrico— dominan la narrativa junto a piezas de encaje negro translúcido que rozan lo fetichista. El uso del tul, los cristales y las lentejuelas añade una dimensión lúdica y nocturna.

La sastrería se reinterpreta desde una clave informal y lujosa: trajes pijameros, blazers amplios con pantalones relajados y trench coats con aplicaciones que aluden a la flora. El color es otra gran declaración: desde los tonos tierra hasta estallidos de rosa fucsia, azul cobalto o verde pistacho. Mención especial merecen los accesorios —plumas en los zapatos, gafas sobredimensionadas, bolsos bowling— que equilibran lo retro con lo contemporáneo. Esta colección reafirma el giro de Gucci hacia una sensualidad más pulida y elegante, sin perder el guiño irreverente que la hizo icónica.

Florencia como manifiesto

Elegir Florencia como escenario no es solo un homenaje. Es también un mensaje de estabilidad en tiempos de cambio. La ciudad no solo vio nacer a Guccio Gucci, sino que sigue siendo el epicentro logístico y simbólico de la firma: ahí están la sede de la casa, sus centros de producción y hasta su restaurante, la Gucci Osteria. En esta edición del desfile, Gucci ha estrechado aún más lazos con su ciudad natal: respaldará la restauración del Parco delle Cascine y participará en el programa cultural Estate Fiorentina 2026.

No es solo un decorado pintoresco, sino un socio estratégico en la narrativa emocional de la marca. Así lo dejó claro su alcaldesa, Sara Funaro, al declarar que “este evento representa un regreso a casa para una marca que, en realidad, nunca se fue”.

El preludio antes del terremoto

El desfile Cruise 2026 no buscaba romper moldes, sino sostener el relato. Gucci ha dado un paso elegante hacia atrás para tomar impulso. Septiembre marcará un punto de inflexión con el debut de Demna, una figura que polariza pero nunca deja indiferente. Mientras tanto, la maison ha aprovechado este interludio para recordarnos su legado, su herencia y su poder de convocatoria sin necesidad de nombres estrella.

En un mundo que gira vertiginosamente hacia lo nuevo, Gucci ha preferido mirar al pasado con elegancia y sin nostalgia. La revolución ya viene, pero este desfile ha demostrado que incluso sin batuta, la orquesta Gucci sabe tocar con maestría su propia melodía.