Samantha reinventa su catering para capear la crisis del covid: su fórmula maestra

Samantha Vallejo-Nágera empezó 2020 pensando que sería su año. “Este año celebrábamos nuestro 25 aniversario, estábamos encantados y ¡zasca!”, comenta la protagonista en conversación con Vanitatis. La pandemia ha sacudido muchas industrias, pero sin duda la de las bodas -y, sobre todo, la de los caterings- ha sido una de las más castigadas. Y Samantha de España no iba a ser menos.

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“Para el catering este año es un año perdido. Hay muchas empresas como nosotros”, continúa. Considerado uno de los favoritos de la jet, tampoco se ha librado de las cancelaciones y le ha tocado como a tantos otros reinventarse adaptándose a la nueva normalidad, que ya se alarga desde hace seis meses. Renovarse o morir.

Renovarse o morir

“Teníamos que actualizarnos y adaptarnos a lo que está pasando, y ya que los eventos presenciales prácticamente han desaparecido, hemos creado este nuevo concepto para poder entregar a grandes grupos de personas nuestros productos”, continúa. Y es que, tras varios meses dándole vueltas, la chef y jurado de ‘MasterChef’ ha dado un paso al frente y ha lanzado Lunchbox, un nuevo proyecto enmarcado dentro del catering que busca llevar los eventos ahora digitales a casa (al menos, la parte gastro).

No importa que sea una presentación online o una cena benéfica, el catering prepara una caja adaptada a los deseos y necesidades del cliente para que así sus invitados puedan disfrutar de la experiencia sin salir de casa y, sobre todo, sin exponerse al contagio. “Desde marzo los eventos en Madrid están parados y, como comprenderás, las empresas de catering se tienen que reinventar”. Dicho y hecho.

“Es un poco el concepto de la cesta de Navidad durante todo el año, orientada a un cliente. ¿A quién no le gusta recibir una caja de comida en casa?”, comenta divertida. La oferta, tan variada como la de su catering: “Puede haber solo de fruta, como, por ejemplo, con las mejores frutas de España (con manzanas, mandarinas... ). Ahora, fruta de invierno, pero bien puesta, bien colocada, con un sentido, que tenga gracia. También tenemos de aperitivos, de postres, de todo lo que quiera el cliente. Hasta podemos enviar la tarta Samantha de España (uno de sus principales reclamos)”.

Una forma de reinventarse en un año en el que a Samantha le ha tocado reflexionar. “Estamos teniendo alguna que otra boda, muchísimas menos y mucho más pequeñas y más complicadas, con mucho más trabajo. Pero seguimos haciendo bodas. Gracias a Dios, tenemos novios que se siguen casando en las fincas que tenemos en Segovia y Guadalajara. Sigo animando a la gente a que se case”, asegura la chef.

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“Las bodas salen bien y nosotros cumplimos con toda la normativa; tenemos el sello oficial, que nos ha costado muchísimo conseguir, y hay que seguir adelante con la vida, con lo cual nos reinventamos con otras cosas”.

Un año que habría sido muy diferente de no ser por el covid. “Es un año que lo veo como de reseteo interno. Dentro de que ha sido un auténtico drama para la hostelería, yo intento ver siempre las cosas positivas: estamos todos sanos, estamos intentando mantener la empresa a flote. Que a lo mejor habría sido más fácil cerrar en marzo y decir 'se ha acabado'. Pero después de 25 años me parecía un poco tirar la toalla, y estoy luchando por mantener mi empresa y aprovechando para hacer un poco de limpieza de las tripas, del sistema financiero, para que sea una empresa más actualizada con lo que se hace ahora”. Una reinvención que mira de forma positiva hacia el futuro con el objetivo de cumplir otros 25 años más en el sector.

“Hay que animar a la gente a que siga haciendo su vida normal, que esto va a estar con nosotros mucho tiempo”. Y siempre con espíritu positivo y mucho "saboooooooor", como Samantha.