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De 'Shangay' a 'Zero': 30 años de revistas LGTBIQ+ que han hecho de este un país mejor
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ORGULLO 2023

De 'Shangay' a 'Zero': 30 años de revistas LGTBIQ+ que han hecho de este un país mejor

Nacer en España y elegir libremente lo que uno quiere ser es un derecho incuestionable que antes no existía y que ahora algunos quieren eliminar. Pero eso no va a pasar. Sé lo quieras ser y nunca olvides a los que han peleado por ti

Foto: 'Shangay' y 'Zero', dos revistas militantes que lo han sido todo para el movimiento LGTBIQ+ en este país. (Cortesía)
'Shangay' y 'Zero', dos revistas militantes que lo han sido todo para el movimiento LGTBIQ+ en este país. (Cortesía)

La madrugada del sábado 28 de junio de 1969, un grupo de gais, drags y transexuales se encontraban reunidos en un bar del Greenwich Village neoyorquino, el Stonewall Inn. Este clásico del ambiente gay gravitaba entre la clandestinidad y la vista gorda de la policía, salvo aquellas noches en las que se sentían muy hombres y se dejaban caer para soltar palizas con la excusa de una redada. Nueva York, la ciudad que nunca duerme —al igual que Madrid—, lloraba esa noche la muerte, ocurrida una semana antes en Londres, de Judy Garland, icono de un colectivo en estado embrionario y voz del primer himno gay de la historia: ‘Somewhere Over The Rainbow’.

Alguien en el Stonewall Inn gritó: “¡No! ¡Basta! ¡Hasta aquí!”. Hubo golpes, porrazos y palizas, pero quien reculó aquel día fue la policía. Estallaron entonces las llamadas revueltas de Stonewall, la primera rebelión de la comunidad LGTBIQ+. Acababa de nacer el Orgullo. 54 años después, y aunque el mundo ha cambiado radicalmente, la lucha por la dignidad, los derechos y la igualdad no ha terminado. El odio sigue.

Hicieron falta nueve años para que tuviese lugar la primera manifestación del Orgullo en España que, en contra de lo que muchos creen, no fue en Madrid sino en Barcelona. Aquella experiencia piloto, no autorizada, acabó con fuertes cargas policiales y detenidos en las Ramblas. Ser homosexual fue delito en España hasta 1978. Para evitar los desmanes de Barcelona, Madrid hizo las cosas bien al año siguiente.

placeholder 'Memorias de Shangay: 30 años de historia LGTBIQ+ en España'. Libros Cúpula. (Cortesía)
'Memorias de Shangay: 30 años de historia LGTBIQ+ en España'. Libros Cúpula. (Cortesía)

El Frente de Liberación Homosexual de Castilla —germen de lo que hoy son el Colectivo LGTB+ de Madrid (COGAM) y la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTBI+)— presentó una petición oficial ante la Delegación del Gobierno. El documento viajaba encabezado por las firmas del socialista Alfonso Puerta, teniente de alcalde de Enrique Tierno Galván, y el comunista Josep Maria Riera, diputado del PSUC.

El 27 de junio de 1978 nació el primer Orgullo de Madrid. Transcurrió sin incidentes por la avenida de Menéndez Pelayo, en el lateral este del parque del Retiro. El paseo del Prado, Cibeles y Gran Vía tendrían que esperar para llenarse hasta la bandera entre Atocha y plaza de España.

Para llenar esas calles de Madrid con cientos de miles de almas —siempre en torno a la cifra mágica del millón— han sido necesarios los esfuerzos y la lucha de muchas personas, colectivos y publicaciones con forma de revista que ya son historia del movimiento LGTBIQ+ y, lo mejor de todo, historia del periodismo español.

placeholder Alfonso Llopart, cofundador y director de 'Shangay'. (Cortesía)
Alfonso Llopart, cofundador y director de 'Shangay'. (Cortesía)

Hablemos ahora con Alfonso Llopart, director de 'Shangay', y con Damián Ainstein, autor del documental 'Zero, la revista que sacó del armario a un país', que hoy se estrena en Movistar Plus+.

La historia de 'Shangay'

'Shangay' nació a finales de septiembre de 1994. Su finalidad era promocionar las fiestas dominicales de la sesión Shangay Tea Dance, creada por Alfonso Llopart y Roberto S. Miguel, cofundadores de lo que hoy es el Grupo Shangay. Hablamos de cuatro hojas, cuatro fotocopias DIN A4, que pasaban revista a la noche gay madrileña y a los locales del emergente barrio de Chueca. Un fanzine casero al que, poco a poco, le empezó a llegar publicidad... sin buscarla.

Hoy 'Shangay', más allá del universo en el que se enmarca, forma parte de la historia del periodismo español. Del periodismo y del activismo. “Gracias por considerarnos parte de la historia del periodismo español —apunta Alfonso Llopart, cofundador y director de la publicación—. La verdad es que, así dicho, provoca un poco de vértigo, pero supongo que tenéis razón”.

placeholder Portada de 'Shangay' protagonizada por el waterpolista Antonio Velázquez. (Cortesía)
Portada de 'Shangay' protagonizada por el waterpolista Antonio Velázquez. (Cortesía)

En los años 90, se dejó de ser homosexual para ser gay. Se empezaron a celebrar las primeras victorias de lo cosechado en los años 80 por los frentes de liberación, aparecen Chueca y los primeros desfiles del Orgullo, pero también fue una década agridulce: el VIH-sida y el fantasma de la homofobia sigue presente con episodios como el asesinato de la transexual Sonia, el caso Arny o los altercados de Sitges. La década de los años 90 activó toda la maquinaria para que el activismo volviera a la carga.

Y ahí estaba 'Shangay', revista que acaba de publicar el libro ‘Memorias de Shangay: 30 años de historia LGTBIQ+ en España’ (Libros Cúpula) que, más que recomendable, se impone como un volumen imprescindible. Lo firman el propio Alfonso Llopart, José Mola —periodista, escritor y profesor de estudios LGTBIQ+ en la Universidad Complutense de Madrid— y Roberto S. Miguel —director de arte de la revista y del propio libro—.

placeholder Roberto S. Miguel y Alfonso Llopart, creadores de 'Shangay', en algún momento de los años 90. (Cortesía)
Roberto S. Miguel y Alfonso Llopart, creadores de 'Shangay', en algún momento de los años 90. (Cortesía)

Alfonso Llopart, director de 'Shangay'

¿En qué momento de la historia de 'Shangay', aquel fanzine de barrio hecho con fotocopias, fuiste consciente de que el proyecto empezaba a cobrar otro cariz, que empezaba a significar mucho más mientras se convertía en piedra angular del movimiento LGTBIQ+ en Madrid y en el resto de España?

La verdad es que yo nunca fui consciente de eso. El primero que se dio cuenta fue Zerolo —Pedro Zerolo (1960-2015) es considerado uno de los activistas LGTBIQ+ más importantes de la historia de España, así como uno de los mayores promotores de la ampliación del derecho al matrimonio y de la adopción de las parejas homosexuales—. Pedro se acercó a nosotros, a Roberto y a mí, cuando hacíamos el fanzine, que era una especie de hoja parroquial, y nos dijo que eso podría convertirse en un medio LGTBIQ+ —bueno, en esa época, en un medio gay—. Nosotros le mirábamos como ¡venga hombre!, si esto lo hacemos de coña para promocionar el Shangay Tea Dance y para reírnos. “No, no, no. Hay que hacerlo y yo voy a apoyaros". Pedro se convirtió en nuestro primer socio capitalista, por así decirlo. Y de repente, efectivamente, nos vimos haciendo una revista a lo grande. Nos inspiramos en el modelo de gran formato de 'El País de las Tentaciones', que en aquella época editaba 'El País' cada viernes y era lo más. Así empezó todo.

placeholder Mónica Naranjo en 'Shangay', el antes y el después de la cantante y la revista. (Cortesía)
Mónica Naranjo en 'Shangay', el antes y el después de la cantante y la revista. (Cortesía)

De todas vuestras portadas, ¿de cuál te sientes especialmente orgulloso?

Me resulta muy difícil quedarme con una. Aunque sí es cierto que hay una muy especial, tanto para su protagonista, Mónica Naranjo, como para nosotros. Marcó un antes y un después para ambos. A ella la catapultó hacia el universo de las estrellas, el de las divas que los gais adoramos, y a nosotros porque, de repente, la industria discográfica se percató de que los gais comprábamos muchos discos; fue la primera industria —más allá de los clubes, restaurantes y tiendas de Chueca o el Eixample— que confió en nosotros y empezaron a invertir. El resto es historia.

¿Los jóvenes LGTBIQ+ son realmente conscientes de lo que ha costado llegar hasta aquí? ¿Cómo andan de su propia cultura, de referentes y de luchas?

Pues yo creo que no están muy fuertes. En parte, el objetivo de este libro era un poco eso, que la gente joven se dé cuenta de dónde venimos. Lo hemos querido hacer de una forma que, quizá, a veces nos han criticado: usando nuestro tono dicharachero de siempre. Queríamos contar nuestra historia y la del colectivo de forma ingeniosa, pensando sobre todo en la gente joven. Por eso, tanto José Mola como yo hemos intentado ser lo más amenos posible. Nuestro objetivo siempre ha sido demostrar que entre un homosexual y un heterosexual no hay absolutamente ninguna diferencia y eso, con humor, siempre resulta más fácil.

placeholder 'Shangay' empezó siendo una hoja para la parroquia gay que se imprimía en una fotocopiadora a tamaño en DIN A4. (Cortesía)
'Shangay' empezó siendo una hoja para la parroquia gay que se imprimía en una fotocopiadora a tamaño en DIN A4. (Cortesía)

¿Qué queda por hacer?

Hay que seguir viviendo y, sobre todo, no hay que bajar la guardia. Ahora mismo estamos atravesando momentos extraños con nubarrones de tormenta que acechan. Hoy, más que nunca, el Orgullo, 'Shangay' y todos los que contribuimos a crear esta sociedad del arcoíris tenemos que estar alerta y dispuestos a combatir. Si tenemos que volver a hacerlo, lo haremos.

"No vamos a permitir la derogación de leyes ni los pasos atrás que pretenden los gobiernos de ultraderecha"

placeholder 'Shangay': Orgullo tras Orgullo. (Cortesía)
'Shangay': Orgullo tras Orgullo. (Cortesía)

La historia de 'Zero' (en un documental)

En 2005, España se convirtió en el tercer país del mundo en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Un hito en un estado que desde los años 90 luchaba por modernizarse y que logró ponerse a la vanguardia de los derechos civiles en el mundo. España vivió entonces una serie de cambios sociales que no se entenderían sin 'Zero', la otra gran revista española que a través de sus reportajes, entrevistas y portadas luchó a brazo partido —entre 1998 y 2009— por cambiar la imagen del colectivo LGTBIQ+.

25 años después, el documental de dos episodios 'Zero, la revista que sacó del armario a un país’ cuenta su historia. Un merecido homenaje orquestado por Damián Ainstein (director), Diego Sabanés (guionista) y Mario Suárez (autor de la idea y productor ejecutivo junto a los dos anteriores).

placeholder Miguel Ángel López, fundador de 'Zero'. (Cortesía)
Miguel Ángel López, fundador de 'Zero'. (Cortesía)

'Zero' fue fundamental en el debate sobre los derechos civiles en España y lo hizo a través de unas portadas icónicas que buscaban la creación de referentes para un colectivo emergente. Su historia se cuenta a través de las declaraciones de Miguel Ángel López, fundador de 'Zero'; Eduardo Rubaudonadeu, fotógrafo de cabecera; Ricardo Llamas, director adjunto y responsable de la línea política de la revista, y Miguel Bañón, director editorial, entre otros integrantes de la redacción.

Junto a ellos, los testimonios de sus protagonistas de portada, de los famosos de toda la vida a los anónimos que contribuyeron a hacer de este un país mejor, como Joan Miquel Perpinya, primer guardia civil en hablar abiertamente de su homosexualidad; Miquel Iceta, actual ministro de Cultura y Deporte y primer político español en salir del armario, o familiares y amigos de Pepe Mantero, el sacerdote católico que fue suspendido 'a divinis' por salir en la revista y que murió en 2018.

placeholder Olvido Gara, en versión transexual para una portada de 'Zero'. (Cortesía)
Olvido Gara, en versión transexual para una portada de 'Zero'. (Cortesía)

Damián Ainstein, director de 'Zero, la revista que sacó del armario a un país’

¿Por qué un documental sobre 'Zero' ahora?

Fue por un dato que nos impactó muchísimo. Entre 2015 y 2019, el número de ataques homófobos había aumentado un 45%. Eso nos puso en la ruta de que teníamos que hacer algo. El periodista Mario Suárez, que había sido redactor jefe de 'Zero', tuvo la idea. Luego llamamos a Diego Sabanés, un estupendo guionista, y empezamos a trabajar. Entendimos que debíamos recuperar la historia de personas valientes que se habían dejado la piel construyendo un país mejor.

placeholder Sánchez Silva, el teniente coronel más valiente, en la portada de 'Zero'. (Cortesía)
Sánchez Silva, el teniente coronel más valiente, en la portada de 'Zero'. (Cortesía)

Como director de este documental, ¿qué es lo que más te sorprendió de la trayectoria de 'Zero'?

Me sorprendió casi todo. Sobre todo esas personas que dieron la cara en un momento en el que no había referentes. Eso fue lo que más me impactó. La historia de Jesús Vázquez es impresionante. Un triunfador absoluto al que le montan el caso Arny y le destrozan la carrera y casi la vida. La portada de Jesús Vázquez crucificado fue un acto de valentía sin precedentes en una figura de su envergadura. ¡Brutal! Luego vinieron un teniente coronel, un guardia civil, un cura… También me impactó mucho la historia de Landher Iturbe, un adolescente gay que sufría bullying en el instituto y a partir de aparecer en la revista emprende un camino de empoderamiento y autoafirmación. 'Zero' transmitía un mensaje a todo el país, no solo a Madrid o Barcelona, y era: no estás solo.

placeholder Jesús Vázquez: crucificado por el odio, resarcido por la justicia y 'Zero'. (Cortesía)
Jesús Vázquez: crucificado por el odio, resarcido por la justicia y 'Zero'. (Cortesía)

¿Los jóvenes LGTBIQ+ conocen realmente la lucha de los que se han partido la cara por ellos para hoy puedan disfrutar de su libertad?

Esta es una de las principales cuestiones que nos preguntamos a la hora de afrontar el documental. En un momento determinado reunimos a seis jóvenes pertenecientes al colectivo, todos de veintipocos. Les juntamos en torno a una mesa en la que habíamos colocado ejemplares de 'Zero'. Desconocían completamente a los protagonistas de las portadas, pero tras conocer sus historias se quedaron impresionadísimos. Por ejemplo, ninguno de ellos tenía tenían ni idea de quién era Pedro Zerolo. Eso nos dejó perplejos y nos reafirmó en la idea de que, y no quiero generalizar, los jóvenes LGTBIQ+ de hoy no tienen demasiada idea de lo que sucedió, como quien dice, hace dos días.

¿Qué hay que hacer entonces?

Hay que recuperar la historia y la lucha de la gente que se dejó la piel para conseguir la igualdad, que peleó por un país mejor.

"Hay que seguir luchando porque si no lo hacemos puede venir cualquier cantamañanas y quitarnos la libertad sin que nos enteremos. La lucha no ha acabado"

¿Hubo rivalidad entre 'Zero' y 'Shangay', las dos grandes cabeceras LGTBIQ+?

Yo diría que no. Es verdad que tampoco estuve dentro de estas cabeceras. Pero la idea era que en esta lucha no sobraba nadie, más bien todo lo contrario. Todos fueron necesarios y algunos siguen siéndolo. Había una causa y un objetivo común: construir un país mejor.

placeholder Eduardo Casanova o el cambio de etapa. (Cortesía)
Eduardo Casanova o el cambio de etapa. (Cortesía)

¿Por qué desapareció 'Zero'?

Bueno, se dio un cúmulo de circunstancias. Por un lado, la fórmula papel empezaba a agotarse. En 2009, España atravesaba una supercrisis y también ocurrió que se había alcanzado un objetivo: el matrimonio igualitario. Después de eso todo se desinfló un poco, no solo la revista, también el colectivo. La revista tendió a sexualizarse, se volvió menos profunda y, de alguna manera, empezó a perder peso en el mercado hasta desaparecer. Con el último número, en el que en portada sale Eduardo Casanova, se ejemplifica el fin de una era y el cambio de ciclo.

La madrugada del sábado 28 de junio de 1969, un grupo de gais, drags y transexuales se encontraban reunidos en un bar del Greenwich Village neoyorquino, el Stonewall Inn. Este clásico del ambiente gay gravitaba entre la clandestinidad y la vista gorda de la policía, salvo aquellas noches en las que se sentían muy hombres y se dejaban caer para soltar palizas con la excusa de una redada. Nueva York, la ciudad que nunca duerme —al igual que Madrid—, lloraba esa noche la muerte, ocurrida una semana antes en Londres, de Judy Garland, icono de un colectivo en estado embrionario y voz del primer himno gay de la historia: ‘Somewhere Over The Rainbow’.

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