El olvidado palacete de Madrid que Cuqui Fierro no consigue vender

La subasta de la colección de arte, joyas y bienes por parte de los herederos de Ignacio Fierro y Yolanda Eleta que publicó Vanitatis, en exclusiva, la semana pasada, ha vuelto a poner de actualidad a la familia Fierro y su gran fortuna. Aún está por decidir si finalmente también se pone a la venta el palacete que albergaba esos bienes, una mansión de cuatro mil metros cuadrados ubicada en la calle de Serrano 128 o lo adquiere en solitario uno de los hijos.

Según la información que publicó este medio, se trata de una casa espectacular que no se había visto por dentro hasta ahora, cuando Sotheby's París anunció la subasta de las mejores piezas procedentes del mobiliario y de la decoración la casa, además de la valiosa colección de joyas familiar. Según un especialista del sector, es "el mejor interior" de una casa española. El valor de este inmueble es proporcional a la oferta que los grupos inversores estén dispuestos a pagar.

Lo mismo sucede con la mansión que durante años ocupó Cuqui Fierro (hermana de Ignacio) en la plaza del marqués de Salamanca, otro espectacular palacete a la altura de la gran fortuna de esta familia de banqueros y empresarios. Esta semana, coincidiendo con su 92 cumpleaños, hablamos con ella y confirmaba que también tiene intención de vender la que fue su casa, por lo que los dos palacetes de los hermanos estarían simultáneamente en el mercado. “Está puesta a la venta desde 2017 pero, por ahora, las ofertas que hemos recibido no se ajustan a lo que vale. Y, por lo tanto, habrá que esperar”.

Según parece, esa cifra superaría los cincuenta millones de euros y sería uno de los nietos con conocimientos mercantiles e inmobiliarios la persona encargada de gestionar la venta y obtener el mejor precio por el que sería uno de los últimos inmuebles de esas características en el barrio de Salamanca. Cuqui comparte titularidad con su hija, María Gracia Torrontegui; su nuera Begoña Cué, mujer de su difunto hijo, además de sus nietos, José Leandro y Begoña.

Para ilustrar la rentabilidad que podría obtener la casa de Marqués de Salamanca, diremos que el mismo año que Cuqui Fierro tomó la decisión de deshacerse de la joya de la corona de su patrimonio, el empresario Blas Herrero, el magnate mexicano Rodrigo Lebois y el inversor José Ramón Liñero adquirieron por cincuenta millones de euros el edificio situado en el número 11 de la misma plaza, según informaba El Confidencial.

De ese edificio, que hubo que reformar, se obtuvieron quince apartamentos de entre trescientos y mil metros cuadrados cada uno. En aquel año, el metro cuadrado estaba a once mil euros y en la actualidad, y según promotores inmobiliarios, ha subido a veinte mil. Por lo tanto, la oferta y la demanda por ahora no están equilibradas hasta que la dueña y sus descendientes quieran llegar a un acuerdo con los compradores. Por el momento, Cuqui Fierro no tiene prisa más allá de obtener el mejor precio.

Cumpleaños en la intimidad

Decíamos que este miércoles cumplía 92 años y lo quiso celebrar con un grupo reducido de íntimos. “Es lo que quiero. Ya no estoy para muchos líos. Me gusta la tranquilidad y, si me encuentro bien, ir a comer a Puerta de Hierro”. Este club es el más elitista de Madrid y los miembros de su familia fueron de los primeros socios.

Cuqui Fierro fue durante décadas una de las damas de sociedad de Madrid que mejor recibía en su casa. El palacete de la plaza del marqués de Salamanca era abierto por los mayordomos para las celebraciones varias que organizaba la dueña. La más llamativa era la de su cumpleaños, en la que reunía a más de doscientas personas de grupos sociales muy diferentes. Aristócratas venidos a menos, empresarios, toreros, flamencos, humoristas, cantantes, príncipes de títulos sospechosos, intelectuales, escritores y periodistas, entre otros. Francisco Umbral y Pitita Ridruejo eran nombres recurrentes. La que fuera musa de Andi Warhol era una de las fijas que acudía con su marido, el embajador Mike Stilianopoulos, y los amigos internacionales que en ese momento estuviesen en su casa.

En Navidad, Cuqui Fierro llenaba su casa de adornos, un inmenso árbol y un belén con figuras venecianas. A la salida siempre había un regalo para sus invitados. Colaboraba con la almoneda solidaria del Rastrillo de Nuevo Futuro, que presidía la infanta Pilar. Alguna vez la duquesa de Badajoz también se dejaba caer por las cenas que organizaba.

El tiempo, y sobre todo la añoranza, la hicieron cambiar de domicilio, que no de barrio. Así lo contaba a Vanitatis cuando se trasladó al piso de seiscientos metros cuadrados desde donde veía el palacio Fierro al salir a su terraza. “No me resultaba cómodo cuando comencé con problemas de movilidad. Mi casa era muy complicada y al final lo que hacía era no salir. En este sí tengo más facilidades”. Cuqui nunca escondía que el mantenimiento del palacete era altísimo.

Cuando decidió cambiar de domicilio, la mayor parte de sus bienes, tanto muebles como arte y menaje de la casa, se subastaron. Más de 500 piezas, divididas en 605 lotes, que sumaban como precio de salida unos 1.006.540 euros aproximadamente. Desde el entorno familiar aclaraban, en aquellas fechas, que Cuqui Fierro se había reservado para sí sus objetos más queridos y valiosos, ya que en dichos lotes no había ninguna de las joyas con las que solía aparecer en sus salidas públicas.