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Parejas, manías y empleos: las diferencias de Salvador Illa, Carles Puigdemont y Pere Aragonès en clave personal
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ELECCIONES 12M

Parejas, manías y empleos: las diferencias de Salvador Illa, Carles Puigdemont y Pere Aragonès en clave personal

Analizamos las vidas de los tres políticos con más posibilidades de acceder al Gobierno de la Generalitat: Salvador Illa, Carles Puigdemont y Pere Aragonés, tres hombres muy diferentes

Foto: Salvador Illa, leyendo un libro. (EFE / David Fernández)
Salvador Illa, leyendo un libro. (EFE / David Fernández)

La vida privada de los políticos suele ser algo que queda en la sombra hasta que llegan las elecciones. Entonces, en plena campaña, los candidatos suelen abrirse a la prensa y contar sus intimidades.

Así ha sido en el caso de los comicios catalanes de este 12M, campaña en la que todos los presidenciables han dado entrevistas en la prensa local –‘La Vanguardia’, ‘El Periódico’, ‘Ara’...- para contar qué les gusta, quiénes son sus parejas, sus viajes favoritos, si cocinan… Incluso han hablado de religión y de rezos.

placeholder Salvador Illa. (Kike Rincón/Europa Press)
Salvador Illa. (Kike Rincón/Europa Press)

Lo ha hecho Salvador Illa, sin ir más lejos: el exministro socialista dice que no medita porque ya reza cada día, mañana y noche, lo que le permite estar en paz. El candidato del PSC, que tiene las encuestas de cara, ha hablado por primera vez de su actual mujer. Casado en segundas nupcias con Marta, tiene una hija de otro matrimonio que ya es adulta y trabaja en el extranjero.

La mujer misteriosa

Marta es una total desconocida para el gran público, incluso para muchos de los miembros de su propio partido. Pocos la habían visto, no va ni a los mítines de su marido, hasta el primer domingo electoral, en el que la candidata a primera dama catalana, por cortesía, se sumó a una comida con el presidente, Pedro Sánchez, y su mujer, Begoña Gómez. Fue en el restaurante Set Portes y aunque no había fotógrafos, el paso indica la voluntad de la pareja de dejarse ver con más facilidad.

Foto: El socialista Salvador Illa. (EFE)

Nada que ver Marta con Marcela Topor, esposa de Carles Puigdemont, quien ejerció de primera dama incluso después de que su marido se fuera de España. Janina, la de Pere Aragonés, primera dama en funciones, contrató incluso a una estilista para que le asesorara en sus looks. Cada candidato, como vemos, tiene un estilo propio marcado y distinto del resto. Los analizamos aquí para saber quiénes son los políticos que podrían llegar a presidir el gobierno de Cataluña en un momento clave para la sociedad.

placeholder Carles Puigdemont, y su mujer, Marcela Topor, en Elna (Francia). (Glòria Sánchez/Europa Press)
Carles Puigdemont, y su mujer, Marcela Topor, en Elna (Francia). (Glòria Sánchez/Europa Press)

Illa siempre ha vivido en La Roca de Vallès, menos en el tiempo en el que fue ministro de Sanidad, claro. Recuerda sus veranos en un camping en la Costa Brava y en la casa familiar de La Roca, con jardín y piscina. Su primer trabajo fue en el taller de su padre, en el que ayudaba con las telas, puesto que era un pequeño empresario textil. Ese y algún que otro acercamiento a negocios privados han sido los únicos empleos que ha tenido fuera de la actividad pública. Con 21 años ya era concejal por el PSC, partido al que se acercó en una fiesta popular. Pronto supo que era lo suyo.

Foto: Carles Puigdemont, su esposa Marcela Topor y sus suegros rumanos. (Fotomontaje realizado por Vanitatis)

Este representante de la clase media catalana de los afueras se ha aficionado hace un tiempo a la gran disciplina de moda: correr. Illa se ha convertido en un fiel runner y se apunta a todas las carreras que puede y que su agenda le permite. Para ello, sale a correr al menos cuatro veces a la semana.

Actriz y periodista

De los candidatos, quien más trabajos ha tenido fuera de la política -fue periodista y dirigió varios medios de comunicación-, es Carles Puigdemont, el candidato, si nos lo permiten, más extravagante. Casado con una mujer de Rumanía a la que conoció cuando viajó a Girona para representar una obra de teatro, tienen dos hijas juntos. La locura más grande que ha hecho por amor ha sido la de viajar hasta Rumanía para ir a buscar a Marcela Topor, que prendió su corazón con aquella obra de teatro.

Foto: Marcela Topor. (Reuters)

Convertida después en primera dama, Topor nunca ha dejado de ejercer de periodista y tiene su propio programa de entrevistas en Internet. Juntos se han mantenido firmes desde que Puigdemont huyera a Bruselas -al exilio, lo llama él-. La pareja ha hecho lo imposible por verse y por que las niñas no dejaran de tener relación con su padre. Ha habido vacaciones en Italia, muchos fines de semana en Bruselas y en el sur de Francia, todo para no dejar de ser una familia.

El flequillo

Una de las cuestiones que más se le suelen preguntar a Puigdemont es sobre un accidente de coche que sufrió y que le dejó una marcada cicatriz en el rostro. La pregunta es si ese flequillo que lleva es porque tiene un trauma y no quiere que se le vea la marca, es decir, si es tan presumido como para eso. Suele reponder con bromas, porque sí, es presumido, y si lleva ese peinado es porque le recuerda a los Beatles.

placeholder Pere Aragonés besa a su mujer, Janina, en plena campaña. (Kike Rincón/Europa Press)
Pere Aragonés besa a su mujer, Janina, en plena campaña. (Kike Rincón/Europa Press)

De todos ellos, quien ha vivido con más holgura es, sin duda, Pere Aragonés. El abuelo del ‘president’ en funciones fue uno de los creadores de la turística costa del Maresme; suyos son algunos de los grandes hoteles de la zona y suya fue la idea de convertir el lugar en un punto de peregrinación del turismo de masas de los años 60 y 70. Un imperio que Aragonés podría haber hecho suyo, aunque prefirió, en lugar de quedarse en la empresa familiar en la que hizo sus pinitos de joven, volcarse en la política. Una de sus grandes pasiones. Como lo es también la cocina. Si se pregunta a los demás candidatos cómo definirían a Aragonés, todos terminan diciendo “un cocinitas”.

Foto: Pere Aragonès. (Reuters)

A Aragonés le gusta estar en los fogones, recibir en casa y crear platos para los suyos. En la pandemia fue cuando más pudo desarrollar esa afición, al mismo tiempo que cuidaba de su hijo recién nacido como padre primerizo. En su bonita casa con jardín en el Maresme, su querido Maresme.

La vida privada de los políticos suele ser algo que queda en la sombra hasta que llegan las elecciones. Entonces, en plena campaña, los candidatos suelen abrirse a la prensa y contar sus intimidades.

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