Los secretos más íntimos de la gran fiesta de Vanitatis: lo que aún no te habíamos contado
Nuestros premios atraen tormentas perfectas —de eso ya no nos cabe la más mínima duda— que, a su vez, generan grandes cantidades de electricidad positiva y felicidad. Esta es la intrahistoria de una noche perfecta llena de cine y amor
Granizo: agua congelada que desciende con violencia de las nubes, en granos más o menos duros y gruesos. A lo que dicta la RAE añadiremos: también los hay como pelotas antidisturbios, visto lo visto la tarde del miércoles 11 de junio de 2025 en Madrid. Efectivamente, nuestra tercera fiesta para homenajear a las Mujeres y Hombres del Año, el gran evento anual de Vanitatis, también estuvo marcado por un fenómeno meteorológico extremo.
Recapitulemos. Primera fiesta (2023): una increíble sucesión de tormentas de verano sobre los jardines de la Casa de Velázquez nos obligó a alquilar y montar una megacarpa a pocas horas de la apertura de puertas. Segundo asalto (2024): la noche de la tremenda dana de finales de octubre, a su paso por Madrid, pareció centrarse sobre Jimmy’s Club —en la confluencia de las calles María de Molina y Príncipe de Vergara— convirtiendo nuestro fin de fiesta en un volar de toldos, mesas y sillas.
No hay dos sin tres (2025): Teatro Príncipe Pío, la temida previsión que llevábamos días viendo venir —con la esperanza de que pasase de largo— decidió entrar en escena, con cruel puntualidad, a media hora de la llegada de los primeros invitados. ¿Recuerdan la apocalíptica ‘El día de mañana’, de Roland Emmerich, cuando un ejecutivo tokiota intenta llegar a su casa y unos granizos como pelotas de tenis le dejan en el sitio? Pues lo mismo. Bueno, casi.
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Nuestros premios atraen grandes trombas de agua —de eso ya no nos cabe la más mínima duda— que, a su vez, generan grandes cantidades de electricidad positiva y felicidad. Después de nuestra tercera tormenta perfecta no llegó la calma, llegó nuestro gran momento, inspirado en la historia del séptimo arte: una noche de cine que acabó transformándose en una noche de valentía y amor, mucho amor.
Una de las grandes protagonistas fue, sin duda, Karla Sofía Gascón y su increíble magnetismo. Karla Sofía llegó acompañada de su preciosísima hija y no dejó de recibir y regalar cariño. Mucho amor. La foto más deseada por todos los que hacemos Vanitatis era la foto junto a Karla Sofía, a la que se prestó encantada al grito viral de “¡J*d*r, macho!”, que, como nos explicó, nunca ha salido de su boca. Nos dicen, nos cuentan, que fue cosa de Esty Quesada y Junior Healy en su divertidísimo y ‘descancelador’ análisis de ‘Emilia Pérez’ alojado en YouTube.
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Karla Sofía —KSG para los jóvenes— iba vestida como la princesa Leia en 1977 y subió al escenario realmente “impresionada” por las palabras de presentación de su amiga Águeda López y por las de Nacho Gay, director de Vanitatis a.k.a ‘Amado líder’. “Hay algo que jamás se podrá cancelar: el talento. En cierto sentido, es para nosotros una obligación entregar este premio Mujer del Año 2025 a Karla Sofía Gascón”, dijo.
"Hay algo que jamás se podrá cancelar: el talento", Nacho Gay
Otro momentazo de la noche, vivido en el photocall, fue cuando llegaron Paz Vega y Orson Salazar con dos de sus tres hijos, los guapos Orson Jr. y Ava (en honor, nos contaron, a Orson Welles y Ava Gardner). Una persona de producción, con toda la buena fe del mundo, les comentó que minutos antes del premio pasarían por su mesa para llevarse a Ava tras el escenario para la entrega. Paz Vega: “¿¡Cómo!? —mirando atónita a su hija Ava—. Pero… ¿Me lo vas a dar tú?”.
¡Horror! Uno de los momentos clave de la noche quedaba revelado antes de tiempo. Nuestra compañera —muy querida y muy pro— quiso que la tierra se la tragase en ese mismo instante. Pero, que no cunda el pánico. Las palabras escritas por Ava Salazar Vega estaban tan bien elegidas que consiguieron emocionar a todos los presentes. “Gracias hija, sabía que me entregabas el premio, pero no que tenías estas palabras tan bonitas preparadas. Gracias mi amor”. Mucho amor.
Al más puro estilo Globos de Oro, nuestra gran noche de cine fluyó en perfecta armonía. Quizá, los que más sufrieron fueron los autores del guion —ágil y cargado de gags que gravitaban entre lo dulce, lo salado y el umami—. Nos consta que tanto Boris Izaguirre, nuestro imprescindible maestro de ceremonias, como Nacho Gay se lo estudiaron con disciplina y entrega. ¿Errores? Algunos, pero tan hábilmente salvados que nadie reparó en ellos.
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La noche también giró en torno a otros tres puntos calientes. El primero y más demandado fue el fotomatón de Polo Club —uno de nuestros principales patrocinadores—, por el que pasó todo el mundo: mujeres y hombres del año, entregadores, invitados y, por supuesto, la redacción de Vanitatis al completo. Por ver, vimos hasta siete personas a la vez dentro de la cabina. Tres, dos, uno… ¡Sonríe! Si hubo tocamientos consentidos, lo desconocemos. Nota: salieron todos con vida agradeciendo especialmente volver al oxígeno.
El segundo epicentro de energía se generó en la mesa 20, la más canalla, la de los jóvenes de Vanitatis, guapísimos y guapísimas con sus esmóquines y sus trajes de gala. Sobre la mesa, sus tiras del fotomatón de Polo Club, a cuál más gamberra, pero tremendamente elegantes todas.
El tercer punto clave de la noche se localizó en las escaleras del teatro, allí nuestros departamentos de arte y fotografía desplegaron un señor plató por el que desfilaron todos los premiados para dar forma a los posados ‘oficiales’, obra del gran Diego Lafuente. Entre las imágenes más eléctricas, la que reunió a nuestra premiada internacional Kelly Rutherford con Paz Vega y KSG —somos de espíritu joven—, las tres actrices de la noche.
La fiesta siguió subiendo de revoluciones, premio a premio. Nos sorprendió la timidez —propia de una persona genial— de Jorge Redondo, nuestro diseñador de moda con más proyección internacional en este momento. También La entrega y el esfuerzo de Rocío Osorno en la pelea diaria para alimentar sus perfiles en redes sociales y no dejar de aportar calidad, día a día, desde hace doce años.
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Sandro Silva y Marta Seco, artífices del grupo gastronómico Paraguas, nos enamoraron a todos con su relato sobre el esfuerzo en pareja y el compromiso con la excelencia. Tanto como Isabelle Junot y su vertiente como divulgadora en pro de una alimentación consciente y sana.
El último premio de la noche fue a parar a manos de Eva González, quien, a su vez, lo recibió de su mejor amiga, la nueva estrella del streaming patrio: Rocío Martín Berrocal. “Gracias, Rocío, por haber venido, sé lo nerviosísima que te ponen estas cosas”. Pero Rocío lo hizo muy, muy bien. Otra gran frase para el recuerdo, y punto final perfecto para una noche increíble, fue: “Si algún día mi hijo Cayetano puede mirar atrás y decir que tuvo una mujer, una madre, que le enseñó a ser un buen hombre, para mí todo esto ya tiene sentido”.
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El único incidente de la noche fue una bandeja de platos usados rumbo a la cocina que aterrizó en toda la sala, pero cerca de la puerta de salida, ¡menos mal! Y, bueno, sí, dos invitados erróneos que llegaron algo desubicados, cenaron caliente —delicioso el cilindro de solomillo con patatas baby, crujiente de naranja de la China (de acidez perfecta) y polvo de chalotas— y se fueron, dejando dos sillas vacías antes de la conclusión de la gala, que queda feo. Nada, poca cosa.
El gran momento final llegó de la mano de Boris Izaguirre proponiendo un karaoke cargado de simbolismo. Sonó ‘Mi camino’, de Selena Gómez, canción central de la banda sonora de ‘Emilia Pérez’ con un claro mensaje de aceptación personal que anima a la gente a abrazar sus errores, a rechazar las expectativas sociales y a quererse tal como uno es. Toda una celebración de la autenticidad y la libertad de ser uno mismo. Como Vanitatis.
Granizo: agua congelada que desciende con violencia de las nubes, en granos más o menos duros y gruesos. A lo que dicta la RAE añadiremos: también los hay como pelotas antidisturbios, visto lo visto la tarde del miércoles 11 de junio de 2025 en Madrid. Efectivamente, nuestra tercera fiesta para homenajear a las Mujeres y Hombres del Año, el gran evento anual de Vanitatis, también estuvo marcado por un fenómeno meteorológico extremo.