La nueva vida 'slow' del fundador de Goiko y su familia numerosa en Bali

En 2018, Andoni Goicoechea, fundador de la famosa y exitosa cadena de hamburgueserías Goiko Grill, vendió su gallina de los huevos de oro al fondo de Louis Vuitton por unos 150 millones de euros. Una operación multimillonaria que no provocó su salida de la empresa del todo. Aún posee el 20% del capital y continúa ostentando el puesto de CEO.

Unas responsabilidades sobre su compañía que afortunadamente puede gestionar desde cualquier parte del mundo. Por este motivo, hace un mes comenzó una divertida aventura junto a su mujer, la estilosa ‘fashion insider’ Linda K. Sharkey, y sus tres hijos (todos menores de 3 años) en la otra punta del planeta.

“Hoy comienza nuestra aventura 2023. Nos vamos los 5”, publicaba la venezolana en sus redes sociales tras varias semanas anunciando que pronto cerrarían su casa en Aravaca para comenzar a vivir una “vida nómada”. El destino: Bali.

Con una maleta para cada uno para su año fuera y tras un viaje de 24 horas, los cinco integrantes de la familia llegaban a Ubud, primera escala en su periplo exótico, donde desde el primer día están disfrutando de “un clima tropical divino”.

Enamorados de los diseños y la arquitectura de la zona, el matrimonio encontró una maravillosa villa en el país del sudeste asiático provista de todas las comodidades: habitaciones para todos sus miembros perfectamente decoradas (una afición que caracteriza a Linda), salas comunes de gran tamaño donde poder reunirse todos y, por supuesto, una cómoda piscina pegada al porche del jardín donde poder bañarse con sus hijos.

Aficionados al café, Andoni y Linda ya han encontrado su cafetería ideal, donde sirven el “indonesian coffee perfecto” y a la que acuden a desayunar a veces solos, durante alguna de sus escapadas para reconocer la zona, y otras con los niños. Están exprimiendo el año al máximo y, de paso, compartiéndolo en sus redes sociales. “Primera escapada conociendo la zona. Próxima escapada con todos los niños en moto, como la gente local”, bromeaba ella en sus stories de Instagram.

Para sus excursiones han contratado a un guía local que habla castellano, se sabe todas las letras de las canciones de reguetón y con el que han congeniado hasta el punto que hace unos días les invitó a una ceremonia balinesa en su casa. “Una experiencia espectacular”, aseguraron. “La energía de Bali no tiene comparación”.

Durante estas cuatro semanas han realizado varias visitas a mercadillos y mercados locales con los niños y disfrutado de la naturaleza en el Sacred Monkey Forest Sanctuary en Ubud.

Ya sin ellos, también han realizado alguna actividad “de riesgo”, como montarse en el famoso columpio que se mece sobre un acantilado sobre la selva, disfrutar de “atardeceres top”, conocer alguno de los templos locales, como el de Butuan, y hasta bañarse en las famosas cascadas de Kanto Lampo. “Ratos para nosotros”.

También ha habido ratos de lujo y desconexión, como clases de yoga relajantes y jornadas en las instalaciones del exclusivo resort The Kayon Jungle, un complejo con una arquitectura tradicional balinesa construido en medio de la selva que cuenta con piscinas, jardines, restaurantes y hasta un club infantil donde poder disfrutar toda la familia.

No es su primera vez en Bali. El matrimonio ya tuvo una luna de miel paradisíaca de la que sin duda volvieron con ganas de más. Una nueva vida ‘slow’ de la que disfrutarán durante un año y a la que no nos importaría nada unirnos.

Linda, una profesión todoterreno

Para Linda, compaginar su papel como madre en Bali con su profesión también está resultando asequible desde su nuevo oasis de paz. La 'fashion insider', una imprescindible en desfiles y fiestas de moda (muchas de ellas organizadas por ella misma) y precursora de sus cada día más seguidos 'fashion pills', ha continuado con sus acciones en Instagram y TikTok desde allí, publicando casi a diario contenido nuevo y, por supuesto, mostrando los looks de su día a día en Bali.

Con un estilo colorido, pegado a las tendencias y con un toque irreverente y divertido que nos encanta, nunca hay que perderle la pista.