El patrimonio de Marta Chávarri: cuatro propiedades en el barrio de Salamanca y un heredero universal

Marta Chávarri fallecía la madrugada de este viernes, 21 de julio, en su domicilio en Madrid, tal y como confirmaban familiares cercanos a Vanitatis a primera hora de la mañana. Una noticia que paralizaba en cierta medida la actualidad de este fin de semana electoral y conmocionaba por su juventud: tan solo tenía 62 años. Según las últimas informaciones, fue encontrada en su casa sin que los equipos médicos desplazados pudieran hacer nada por su vida. Algunos medios apuntan a que habría sufrido un infarto cerebral.

Con esta triste pérdida, Álvaro Falcó, marqués de Cubas, se convierte en huérfano de padre y de madre en menos de tres años. Cabe recordar que Fernando Falcó fallecía en 2020 a consecuencia de complicaciones derivadas del covid, como lo hacía su hermano Carlos, marqués de Griñón y padre de Tamara Falcó, meses atrás.

Marta deja también una nieta, Philippa, fruto del matrimonio de su hijo con Isabelle Junot, a su vez hija del que fuera uno de los amores de su vida, Philippe Junot, con quien se reencontró en esta boda cuando ejercieron de padrinos hace ahora poco más de un año.

Un legado familiar tan reducido como lo fue su vida social en los últimos años y que contrasta con el solvente y discreto patrimonio económico del que dispuso hasta el final de sus días. Compraventas y herencias componen un mapa inmobiliario por el corazón del barrio de Salamanca del que ahora dispondrá como heredero universal su hijo Lito, como le conocen sus más allegados, que desde la triste mañana de este viernes llora la muerte de su madre.

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Su ático en Madrid

Marta Chávarri compró en febrero de 2009 un imponente ático de 145 metros cuadrados en una de las calles más solicitadas del barrio de Salamanca, la zona en la que más cómoda se sentía. Allí estaban sus tiendas de confianza, algunas de sus mejores amigas y, por supuesto, su único hijo.

En su interior, donde lamentablemente fue encontrada sin vida este 21 de julio, la que fuera marquesa de Cubas disponía de todo el espacio necesario para acoger a amigos y familiares en cenas interminables y animados almuerzos que con el tiempo se fueron reduciendo a la mínima expresión.

El ático consta, según los documentos del registro de la propiedad a los que ha tenido acceso Vanitatis, de nueve habitaciones, hall, cocina, aseo, cuarto de baño, pasillo distribuidor y una terraza en la que disfrutar del aire libre, tomar el sol y desayunar y cenar en primavera y verano.

En esa misma calle, unos números más arriba, Marta adquirió en la misma fecha una plaza de garaje en una finca cercana para disponer del coche libremente sin el tedio de encontrar sitio para aparcar en el intrincado entramado de las calles de rodean la milla de oro de Madrid.

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Un local a medias con su hermana

Una década más tarde, en junio de 2019, Marta Chávarri volvió a invertir en el mercado inmobiliario, esta vez de la mano de su hermana Isabel. Juntas, adquirieron un local en la calle Castelló, a pocos minutos andando de su casa, destinado a oficinas con una superficie de 118 metros cuadrados, según se extrae de los citados documentos.

El local, que podría haber sido destinado al alquiler, es propiedad al 50% de cada una de las dos hermanas que invirtieron en él, por lo que su hijo recibirá la mitad de la propiedad de este inmueble tan estratégico.

Una herencia testimonial

A estas tres propiedades se le suma la que recibió en herencia en junio de 2006 también a pocos minutos de su casa andando. Aunque fue un porcentaje testimonial, 1,265% de la propiedad, el mismo que sus hermanos María, Gonzalo e Isabel (eran 8 personas en total para repartirla), la casa es un apartamento de casi 200 metros a un paso de la zona comercial más concurrida y exclusiva de la calle Velázquez.

Consta, según los documentos a los que ha tenido acceso Vanitatis, de hall distribuidor, ocho habitaciones, un baño, dos aseos, cocina y una amplia despensa. También cuenta con dos entradas, una en la escalera exterior y otra en la interior, históricamente para uso del servicio. También dispone de un acceso a la azotea de la finca que hace las veces de terraza y de un cuarto trastero en el sótano.

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Un nada desdeñable patrimonio inmobiliario al que habría que sumarle algunos de los incalculables bienes que acompañaron a Marta Chávarri toda su vida, como joyas y obras de arte que ahora atesorarán su hijo, su nuera y su pequeña y única nieta Philippa, de la que disfrutó hasta el final de sus días y que ahora recordará a través de sus padres.