Tamara Falcó e Íñigo Onieva se acercan a una clínica de fertilidad para buscar el embarazo

Este ha sido un verano de ensueño para Tamara Falcó e Íñigo Onieva. El 8 de julio celebraban, por todo lo alto y en el palacio El Rincón, su esperadísima boda, que ponía el broche final a una relación de casi tres años que ha sido capaz de superar todas las dificultades, y poco después comenzaban una larga luna de miel que les ha llevado a visitar destinos tan dispares como Sudáfrica, la Polinesia francesa o París.

Ahora, de vuelta a la rutina y tras dos meses de feliz matrimonio, la pareja ha retomado el que es su proyecto común más importante: el de ser padres. Y para ello han acudido a una cita en la clínica madrileña de fertilidad Fertilitas, donde ya estuvieron antes de su boda para realizar los primeros pasos de su tratamiento, diferentes estudios y análisis. Ellos mismos lo explicaron en su momento, y la pareja quiere aumentar la familia cuanto antes.

Como publicaba en exclusiva la revista ‘Diez Minutos’, el pasado viernes, 8 de septiembre, la pareja llegó a la clínica por separado, alrededor de las tres de la tarde. Mientras Íñigo lo hacía a pie, y le tocaba esperar, Tamara Falcó llegaba en su coche y entraba directamente al parking para a continuación reunirse con su marido. Los rostros de ambos dejaban ver la ilusión que les hace ser padres, como la hija de Isabel Preysler ya ha reconocido en diferentes ocasiones.

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Los recién casados siguen en la clínica madrileña un tratamiento natural de fertilidad basado en el método Creighton, muy popular en Estados Unidos: la naprotecnología, que no tiene nada que ver con la reproducción asistida. Es un tratamiento que se basa en suplementar, de forma natural, el ciclo hormonal de la mujer, con el fin de favorecer un embarazo. Para ello se estudian distintos parámetros, tanto del hombre como de la mujer, con el fin de lograr el embarazo de la forma más natural posible.

Tamara Falcó e Íñigo Onieva pasaron cerca de dos horas en las instalaciones de la clínica, y tras ese tiempo, volvieron a salir, de nuevo, por separado. Mientras Tamara Falcó abandonaba el lugar en su coche, tal como había llegado, Íñigo Onieva salía a pie a la calle y hacía una llamada con su móvil.