Alberto Herrera y Blanca Llandres, en la última boda antes de celebrar la suya con los dos diseñadores del vestido de novia: Nicolás Montenegro y Rocío Crusset

A una semana de su esperada boda, Blanca Llandres y Alberto Herrera han vivido este viernes una jornada muy especial en Marbella. La pareja ha asistido a la boda de Luiza Martins de Melo, reconocida influencer brasileña, y Pablo Pascual-Terrats, empresario sevillano vinculado al ámbito inmobiliario y miembro de una familia con una larga tradición en el sector de la construcción. La ceremonia religiosa ha tenido lugar en la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación. Así, como publicó Vanitatis, el banquete se ha celebrado en la Finca La Concepción.

Como era de esperar, ha habido cerca de 500 invitados que se han desplazado hasta la ciudad marbellí para estar presentes en un día tan especial. Entre ellos ha destacado la presencia de Llandres y Herrera, quienes ya se encuentran contando los días para su ‘sí, quiero’, que se prevé como uno de los más mediáticos de la temporada. Los jóvenes han irradiado complicidad y felicidad por los cuatro costados: se les ha visto sonrientes, relajados y disfrutando de uno de sus últimos compromisos sociales antes de convertirse oficialmente en marido y mujer.

Para la ocasión, Blanca Llandres ha escogido un vestido marrón chocolate de líneas depuradas, con un ligero drapeado en la cintura que resalta su silueta con delicadeza. Aunque, eso sí, lo que más ha llamado la atención ha sido su barriga premamá, que ha lucido de lo más orgullosa. La prenda la ha acompañado de unos salones en el mismo tono, joyas minimalistas y una melena suelta con ondas suaves. Una elección fiel a ese estilo natural y elegante que la caracteriza, y que confirma que se encuentra en uno de sus momentos más dulces, tanto personal como estilísticamente, desprendiendo serenidad y luz en cada aparición.

Además, este enlace ha servido para que la joven se haya visto con Nicolás Montenegro y Rocío Crusset, que también estaban invitados y que son los encargados de firmar el vestido de novia que portará el próximo sábado. Un encuentro que, sin duda, ha añadido emoción a la cuenta atrás para el gran día de Llandres y Herrera. Tan solo hay que ver lo felices que se mostraron en su pedida de mano, que tuvo lugar el pasado fin de semana en Sevilla. Una cita íntima y elegante que reunió a las dos familias en torno a una comida llena de emoción y sabor andaluz.

Como decíamos, la boda de Blanca Llandres y Alberto Herrera se celebrará el próximo sabado en la basílica menor de Nuestra Señora de la Caridad, en Sanlúcar de Barrameda y promete ser una jornada marcada por la elegancia, la discreción y el acento andaluz. Después de darse el 'sí, quiero', los recién casados y el resto de invitados pondrán rumbo a Finca Marbella, propiedad de Teresa de la Cierva y donde tendrá lugar la comida y la posterior fiesta, que se prevé que dure hasta bien entrada la noche.