Es noticia
Menú
Cocido italiano: con pescado y en tres vuelcos
  1. Gastronomía

Cocido italiano: con pescado y en tres vuelcos

Se dice que un buen cocido madrileño es capaz de resucitar a un muerto. Y así es. El plato más representativo de la cultura gastronómica madrileña

Foto: Cocido italiano: con pescado y en tres vuelcos
Cocido italiano: con pescado y en tres vuelcos

Se dice que un buen cocido madrileño es capaz de resucitar a un muerto. Y así es. El plato más representativo de la cultura gastronómica madrileña es tan potente que forma parte de las cocinas españolas durante los fríos inviernos desde tiempos inmemoriales. Pero también se dice que fueron los judíos sefardíes los que introdujeron el cocido en nuestra gastronomía. La adafaina judía se puede considerar la antesala de nuestro cocido al tratarse de un potaje muy parecido al que conocemos hoy día con algunas variaciones. No utilizaban carne de cerdo y sí huevos cocidos, que se presentaban junto a los garbanzos y la verdura, pero lo servían en tres vuelcos, tradición que aún perdura en la actualidad.

Otros que tienen arraigada la tradición del cocido son los italianos. Aunque nos parezca un plato exclusivo typical spanish, en Italia también se ha transmitido de generación en generación hasta consolidarse como uno de los pilares culinarios transalpinos. Como receta universal que es, admite muchas reinterpretaciones, tantas como zonas geográficas quieran hacerla propia. En el caso italiano no se trata de un cocido a base de carne y verduras, sino de pescado. Algo inimaginable en los pucheros castizos.

La pregunta es: ¿podemos degustar en España otras especialidades italianas sin caer en la trillada pasta y la popularizada pizza. La respuesta es Boccondivino, un restaurante italiano que aterriza en España cargado de sabores propios para ofrecer a los madrileños un cocido bien distinto al que ellos están acostumbrados, además de sus especialidades más conocidas. La primera fase de su cocido consta de una crema de cabracho y raviolis; el segundo vuelco incluye garbanzos y bogavante; y como colofón, lomo de lubina salvaje confitada con caldo de cabracho. Todo ello elaborado con la misma paciencia y dedicación que el potaje madrileño.

El precio del cocido completo es de 45 euros, pero el comensal también tiene la posibilidad de descartar alguno de los platos que lo integran y elegir sólo el que le parezca más apetecible en ese momento de forma independiente con precios también independientes. Además, las 500 referencias vinícolas ayudarán a saborear las distintas propuestas de marcado carácter mediterráneo.

Boccondivino es el nuevo proyecto de Ignacio Deias, quien, después de concebir y asentar otros locales como Per Bacco y Dolce Piazzeta, de los que El Confidencial ya dio cuenta en ediciones anteriores, ha decidido no ponerse límites a la hora de ampliar sus propiedades con este nuevo salón para 40 comensales. La filosofía es la misma, pero los horizontes se amplían. La elaboración de platos tradicionales de la bella Italia a base de materias primas de calidad es una máxima que se cumple a rajatabla sin impedir la irrupción en la carta de nuevas y atractivas incorporaciones que llamen a gritos a los clientes potenciales.

BOCCONDIVINO

Dirección: Castelló, 81

Teléfono: 91 575 79 47

Horario:Abierto de martes a sábado de 13.30 a 16.00 y de 20.30 a 23.30. sábados y domingos hasta las 00.00.

Cierra los domingos por la noche y los lunes.

Se dice que un buen cocido madrileño es capaz de resucitar a un muerto. Y así es. El plato más representativo de la cultura gastronómica madrileña es tan potente que forma parte de las cocinas españolas durante los fríos inviernos desde tiempos inmemoriales. Pero también se dice que fueron los judíos sefardíes los que introdujeron el cocido en nuestra gastronomía. La adafaina judía se puede considerar la antesala de nuestro cocido al tratarse de un potaje muy parecido al que conocemos hoy día con algunas variaciones. No utilizaban carne de cerdo y sí huevos cocidos, que se presentaban junto a los garbanzos y la verdura, pero lo servían en tres vuelcos, tradición que aún perdura en la actualidad.