Una historia de amistad: la cocina portuguesa de Miguel Laffan en Atlantik Corner
Muchas historias felices tienen a un niño como protagonista. Esta, también. Es la historia de un encuentro casual y de una amistad sustentada sobre la alta cocina portuguesa
A media hora de Évora, allá por el Alentejo portugués, hay un hotel en mitad de la nada. Se trata de una pequeña joya arquitectónica en la que el viajero con sed de noche puede pedir una habitación con techos abiertos para dejar que estrellas y constelaciones velen su sueño. Todo el entorno está consagrado al vino, a su cultura y elaboración, y hay también un rincón muy especial dedicado a la gastronomía. Ese es el reino de Miguel Laffan.
Tras el de Laffan, sigamos poniendo nombres. El hotel es L'And Vineyards: arquitectura contemporánea -se trata de un proyecto de Promontorio+Marcio Kogan- y cálido ambiente retro entre pizarras y madera. El restaurante se llama L'And y es sin duda una referencia en la vanguardia culinaria portuguesa.
Y, ahora, contemos una historia: unos años atrás, el polifacético empresario portugués Nuno de Noronha decidió pasar la nochevieja junto a su familia en ese hotel de ensueño. Mientras paseaba la noche estrellada junto a su hijo de nueve años, entabló conversación con otro caminante insomne. Al enterarse de que era Miguel Laffan, el chef de L'And, el niño le confesó que su sueño era ser cocinero. Y Laffan (toda una institución, que ha trabajado con los estrellados Antoine Westermann o con Jean-Marc Banzo) entregó al pequeño su tarjeta: 'Cuando necesites algo, llámame".
Han pasado ocho años y la amistad entre ellos perdura. En este tiempo, Nuno de Noronha, afincado en España, decidió dejar otros negocios y poner su alma en la restauración; fue el germen de Atlantik Corner, un restaurante especializado en cocina atlántica. Su hijo, hoy adolescente, dedica los fines de semana a aprender, junto al chef Carlos Núñez, la trastienda del oficio. Y el círculo se ha cerrado hace apenas unos días, cuando Miguel Laffan aceptó la invitación de Noronha y dedicó un par de jornadas a mostrar en el restaurante de su amigo su cocina de 'terroir'.
Una cocina, explica Laffan, que es "resultado de la historia, de los viajes por el océano Atlántico de los portugueses, de los descubrimientos y del encuentro entre culturas". Esas dos noches, el pequeño aprendiz de cocinero pudo, por fin, estar mano a mano en los fogones junto a su mentor.
Laffan ha vuelto a su restaurante en un hotel en mitad de la nada, pero ha 'regalado' uno de sus platos -la Vieira a Bras Trufada- a Atlantik Corner y ha dejado en quienes le hemos conocido un sabor a océano, especias, vino, melancolía y generosidad.
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