Los Jurado y las ‘naves’ de la discordia

A pesar del tiempo transcurrido desde la aceptación de las últimas voluntades de Rocío Jurado por parte de sus herederos, el testamento continúa creando desencuentros entre los familiares. Si en su día el apartamento de Miami donde Rocío Carrasco compartía propiedad con Ortega Cano se resolvió favorablemente para los dos, ahora las naves industriales de San Sebastián de los Reyes son las que están complicando los días previos a la Navidad a los Mohedano-Benito.

‘La Más Grande’ dejó muy claro cómo quería repartir sus bienes. Y en este sentido cedió una nave a su hermano Amador y otra al hijo de éste, Fernando, que además era su ahijado. El problema se centra en que estos dos locales, alquilados a razón de 6.000 euros mensuales cada uno, están a nombre de una empresa cuya heredera única es Rocío Carrasco.

Mientras no se solucionó la testamentaría, estas cantidades servían para pagar los gastos de la casa de La Moraleja (aún sin vender, ni alquilar) y que ahora continúa generando un chorreo constante de dinero en forma de impuestos, mantenimiento, comunidad, IBI, seguro… Se trata de unas partidas que deberían salir de otra parte y no de la herencia de Amador y su hijo, que por otra parte, quieren liquidar lo antes posible estos flecos que aún quedan sueltos. Parece que no hay mala intención por ninguna de las partes, aunque posiblemente un cierto desinterés de no cambiar la situación por aquello de que sea ‘la bolsa común’ la que siga pagando los extras de la que fuera Villa Jurado.