Jaime de Marichalar se refugia en París
Como si fuera Rick Blaine (Humphrey Bogart) en Casablanca, a Jaime de Marichalar siempre le quedará París para refugiarse. El duque de Lugo, que a día
Como si fuera Rick Blaine (Humphrey Bogart) en Casablanca, a Jaime de Marichalar siempre le quedará París para refugiarse. El duque de Lugo, que a día de hoy lo sigue siendo, ha continuado con su vida habitual tras la impactante portada de la revista Epoca (Ver noticia). Es una información que solo ha tenido respuesta en forma de comunicado conjunto emitido por los abogados de la Infanta y del todavía marido (Ver comunicado). En este sentido hay dos versiones. Una, que la idea de enviar el desmentido partió de la propia Infanta y otra de la familia Marichalar que indignada no podían creer que su apellido estuviera en boca de todos.
Por el momento, y que se sepa, no ha habido querella o posicionamiento legal de ningún tipo relacionad con el Derecho al Honor de los protagonistas de esta singular separación matrimonial. Hay que recordar que hasta ahora nunca se había relacionado a ningún miembro de la familia real con asuntos tan delicados como el que aparece en el semanario que dirige Carlos Dávila. Por lo tanto, y dada la gravedad del tema, se esperaba que hubiera cambio de planes en la vida cotidiana de Jaime de Marichalar y, por supuesto, alguna decisión legal.
Como todos los años desde que fue nombrado consejero de LVHM asiste a los desfiles de Alta Costura en las dos temporadas primavera-verano y otoño-invierno. Se aloja en el Hotel Intercontinental con su grupo de incondicionales (Marisa de Borbón, Conchita March…) y participa de la vida social parisina. Siempre era así. Incluso cuando aún no existía separación física (y oficial) con la Infanta Elena, el duque vivía su semana de la moda. Una asistencia muchas veces criticada por los propios modistos españoles porque nunca vivió con tanta intensidad ni la Pasarela Cibeles, ni la Gaudí, a diferencia de su mujer, que salvo esta edición de Cibeles siempre acudía a la presentación de Schelesser.
El duque de Lugo, que desde que saltó la noticia no se había movido de su casa e incluso vio algunos programas de televisión donde la portada de Epoca se convirtió en tema de tertulia y debate, preparó la maleta para marcharse el lunes como había planeado. Asistió al estreno de temporada de la Casa Dior ayer por la mañana. Está previsto que sea una de las celebridades que dé lustre a la presentación en el Folies Bergère de la firma Loewe. En esta ocasión para apoyar a Alejandra, la hija de la amiga íntima y paño de lagrimas.
Puede ser que en estos momentos París no solo sea su refugio momentaneo, sino tambien su refugio a largo plazo. Lo que sí queda de manifiesto es que el “cese temporal de convivencia” ya no da más de sí . El siguiente paso está a la vuelta de la esquina por mucho que las partes quieran dar otra impresión. La relacion entre la Infanta y Marichalar es inexistente. Por lo tanto, no cabe esperar una separación (o divorcio) amistosa.
Hay que recordar también que tal y como esta la ley no haría falta aportar ningún dato escabroso para la ruptura legal. Es decir, que si la Infanta Elena se quiere divorciar (como cualquier ciudadano) por mucho que se opusiera su marido éste no tendría nada que hacer. Otra cosa sería la anulación. La respuesta del billón es a quien beneficia la información publicada por Época. Está claro que a la primogénita de los reyes no. Por lo tanto, y de haber existido una filtración, ¿de dónde vendría?.
Como si fuera Rick Blaine (Humphrey Bogart) en Casablanca, a Jaime de Marichalar siempre le quedará París para refugiarse. El duque de Lugo, que a día de hoy lo sigue siendo, ha continuado con su vida habitual tras la impactante portada de la revista Epoca (Ver noticia). Es una información que solo ha tenido respuesta en forma de comunicado conjunto emitido por los abogados de la Infanta y del todavía marido (Ver comunicado). En este sentido hay dos versiones. Una, que la idea de enviar el desmentido partió de la propia Infanta y otra de la familia Marichalar que indignada no podían creer que su apellido estuviera en boca de todos.