Francis Franco mueve ficha para evitar sentarse en el banquillo
El nieto de Franco presentará batalla para no sentarse en el banquillo de un tribunal de Teruel que le acusa de un delito de atentado contra la autoridad y conducción temeraria
Recuerden los hechos que recoge el juez en su último auto: la madrugada del 30 de abril de 2012, entre las 7 y las 7:30, Francis Franco conducía por la Nacional 234 una furgoneta 'pick up' sin luces propiedad de una de sus empresas. En un punto de la nacional recibió el alto de una patrulla. El señor de Meirás no paró. Muy al contrario, para sorpresa de los agentes, se dio a la fuga. La persecución acabó en una pista forestal de Collanos, pero cuando los agentes le pidieron que se bajara del coche, un empleado que iba con él sacó por la ventanilla un arma larga. Los agentes creyeron que quería intimidarles. Para su sorpresa dio marcha atrás embistiendo el vehículo de la Benemérita, que fue arrastrado varios metros. Después, se dieron a la fuga y abandonaron el vehículo en la localidad de Bea. Los investigadores comprobaron que el vehículo pertenecía a una empresa de Francis Franco. Uno de los guardias civiles sufrió lesiones que le ocasionaron “cervicalgia y contractura paracervical”, según el parte médico que obra en la causa. El coche sufrió daños valorados en 2.720 euros.
Francis negó estos hechos. También que estuviera en Teruel en aquella fecha. De hecho existen testigos que dicen que acudió a un taller en Madrid. Uno de los agentes le reconocióe iniciaronuna investigación: rastrearon su móvil y el geolocalizador constató que ese día estaba en la zona del suceso. ¿Y por qué su coche estaba en el lugar de los hechos? Fácil, se lo había prestado a un empleado suyo en paradero desconocido. El trabajador en cuestión fue localizado en Rumanía, su país de origen, donde vivía desde 2009. Negó aquella versión. Las cosas se complicaron cuando Silviu Rosca, que supuestamente le acompañaba aquel día, pidió cambiar su declaración y negó lo que había dicho al principio: que ese empleado (que era su sobrino) condujera el todoterreno. También negó que estuviera allíy después calló. La coartada de Francis se resquebrajaba. De ahí, el auto que daba por finalizada la instrucción y pedía pasar a losiguiente.
Persiste en su negativa: ni estabani ocupaba el coche
“Es el precio de la fama. Me lo tomo con calma”, dijo Francis a Vanitatis. Por eso, su abogada ha interpuesto un recurso contra el auto del juzgado de Calamocha que ponía fin a la fase de instrucción y decretaba que las actuaciones debían continuar por los trámites del procedimiento abreviado. Cuenta la letrada del investigado que recurre la realidad misma de los hechos. “El Sr. Franco no estaba en el lugar en que se sucedieron presuntamente los hechos. Por eso, no hay ningún elemento probatorio en las actuaciones que incrimine a alguien que se hallaba a más de 200 kilómetros de distancia. Lo que sí existen son pruebas que acreditan que la versión de la Guardia Civil es insostenible jurídica y materialmente hablando”, alega. Silviu Rosca (al que el juez imputa un delito de abuso a la autoridad) también ha recurrido la decisión judicial con idénticos argumentos: “Ni conducía ni ocupaba el coche”, afirma su abogado. Ambos esperan que los recursos se resuelvan a su favor por la falta de pruebas y puedan cerrar un procedimiento que lleva cuatro años abierto.
No será tan fácil. Parece que la acusación que ejerce el guardia civil también librará la batalla hasta el final, se opondrá a los recursos en cuanto el juzgado le détraslado y se mantendrá firme en su postura de llegar a la apertura del juicio oral. Será en la vista donde se confronten las tres versiones de aquel día y el juez tendrá la palabra.
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Recuerden los hechos que recoge el juez en su último auto: la madrugada del 30 de abril de 2012, entre las 7 y las 7:30, Francis Franco conducía por la Nacional 234 una furgoneta 'pick up' sin luces propiedad de una de sus empresas. En un punto de la nacional recibió el alto de una patrulla. El señor de Meirás no paró. Muy al contrario, para sorpresa de los agentes, se dio a la fuga. La persecución acabó en una pista forestal de Collanos, pero cuando los agentes le pidieron que se bajara del coche, un empleado que iba con él sacó por la ventanilla un arma larga. Los agentes creyeron que quería intimidarles. Para su sorpresa dio marcha atrás embistiendo el vehículo de la Benemérita, que fue arrastrado varios metros. Después, se dieron a la fuga y abandonaron el vehículo en la localidad de Bea. Los investigadores comprobaron que el vehículo pertenecía a una empresa de Francis Franco. Uno de los guardias civiles sufrió lesiones que le ocasionaron “cervicalgia y contractura paracervical”, según el parte médico que obra en la causa. El coche sufrió daños valorados en 2.720 euros.