La boda íntima de Lía, hija de Goyo González, en Formentera: vestido bordado, enclave al aire libre y deco campestre
La joven artista y su ahora marido celebraron un enlace íntimo en Formentera, rodeados solo de 87 personas, al que Vanitatis accede en exclusiva
Lía González, la hija del presentador y locutor Goyo González, ya es una mujer casada. Tal y como adelantó Vanitatis en primicia, la artista y su prometido, Moritz, un joven de origen alemán, habían fijado su boda para este mes de septiembre en Formentera. Muy íntima, con tan solo 87 invitados, la pareja se rodeó de las personas más importantes en sus vidas para entonar el 'sí, quiero'. Un bonito e idílico enlace al que Vanitatis accede en exclusiva.
Que su boda haya sido tan reducida y discreta no es de extrañar. Artista de profesión, Lía González lleva una vida alejada de los focos. "Tanto Moritz como yo queríamos una boda al aire libre, sencilla y sin protocolos muy marcados, en la naturaleza y en Formentera, donde vivimos varios años. Fue todo lo que soñamos y más", explica Lía a este medio. Comprometida desde hace un año y medio, la hija de Goyo González y su ya marido, Moritz, cumplieron su sueño de celebrar una boda íntima y hippie el pasado sábado 27 de septiembre.
El escenario elegido por la pareja fue el campo, una propiedad de la tía del novio, que se convirtió en el enclave perfecto para su enlace. Allí tuvo lugar tanto la ceremonia civil como la celebración posterior. "Queríamos una boda campestre y una decoración que se mimetizase muy bien con el entorno, por lo que elegimos flores silvestres tanto en la zona de la ceremonia como en el cóctel y la comida. Una decoración sencilla, pero bonita en un entorno natural donde el propio lugar ya decía mucho. La decoración nos la organizó Kentia, proveedores de la isla".
Los novios convocaron a 87 amigos y familiares, "invitamos a las personas que realmente queremos y que significan mucho en nuestras vidas. La verdad que fue un sueño haber podido compartir este día con todos ellos", confiesa la novia.
Como era de esperar, Goyo González ejerció de padrino del enlace y llevó del brazo a su hija al encuentro con Moritz. Cuando Lía llegó a la ceremonia, el secreto mejor guardado de toda boda, su vestido, quedó expuesto. "Mi vestido es de la diseñadora Alejandra Valero. Al principio no estaba segura de si hacerme uno a medida o de colección, pero fue probármelo y enamorarme de él, era todo lo que buscaba", apunta Lía.
Confeccionado con un tejido rústico de color blanco roto, el diseño de nombre Venice contaba con flores bordadas por todo el corte. En cuanto al patrón, el traje presentaba mangas abullonadas, escote bajo redondeado, panel fruncido en la parte superior a modo de nido de abeja y a partir de ahí, una falda suelta. "Quería un vestido diferente, que se mimetizase muy bien con la naturaleza del entorno campestre donde se iba a desarrollar la boda y que a su vez fuera especial, como sacado de un cuento. Fue la mejor decisión de todas, ya que me sentía yo y todo el mundo me lo dijo, 'eres tú en un vestido'".
"En cuanto a los complementos, llevé los mismos pendientes con los que mi abuela se casó y que le regaló su madre, fue todo un orgullo para mí llevarlos", señala Lía con emoción. "Para el ramo escogí anémonas blancas, una flor que además de parecerme muy diferente a lo que había visto hasta ahora en otros ramos de novias, tenía un significado precioso como el de la belleza efímera, la esperanza y además de varios orígenes mitológicos".
Y por último, para cumplir (por partida doble) con 'ese algo azul', "llevé una liga azul de Sara, la mujer de mi padre, justo la que ella llevó en su boda y fue un regalo muy especial. Y otro detalle azul fue en la ropa interior que me regaló la hermana de Moritz". El maquillaje y el peinado de la protagonista fue obra de Luiz Mantei, "estilista y amigo de la familia de Moritz desde hace muchos años, hizo un trabajo maravilloso".
En este contexto de un enlace campestre, el novio pasó con nota el 'dress code' al apostar por un traje de chaqueta informal en un tono arena muy claro, "diseñado por él y confeccionado por Camille de Le Mans", destaca la artista. Sin corbata, acompañó su look de una camisa blanca y unos botines negros.
Cuando Lía y Moritz ya estaban casados, rodeados de los suyos, dieron el pistoletazo de salida a los festejos. "El catering nos lo hizo Retana Carlessi, una chef privada de Formentera. En cuanto al menú, después de haber ido ya a valías bodas, coincidimos en que queríamos darle más peso a los aperitivos y el cóctel que a la comida. Evitamos estar sentados comiendo muchas horas y que fuese todo más dinámico, por lo que el menú fueron unos 10 pases de aperitivo, un plato principal y la tarta maravillosa sorpresa de los padres de Moritz hecha por Carolina, pastelera de la isla".
Todavía quedó hueco para la recena. "Servimos montados de lomo a la barbacoa con una salsa especial, la de 'La Orga', mi madre. Es una salsa que me hace ella desde que soy pequeña, que está increíble y es muy conocida en mi familia…. ¡Volaron los montaditos!".
Para su primer baile como marido y mujer, "elegimos 'The Night We Met' de Lord Huron, es una canción que nos remueve mucho a los dos y no tuvimos dudas de que sería la canción perfecta".
Días después de vivir el mejor momento de sus vidas, a Lía González le cuesta quedarse con un único instante, pero destaca dos. "Fue muy emocionante la parte de los discursos, donde hablaron nuestros mejores amigos, Pablo y Pilar, y el padre de Moritz. Y también cuando mi primo Pablo Cano nos cantó varias canciones de su disco y una dedicada a mí, lloré muchísimo", rememora.
Lía González, la hija del presentador y locutor Goyo González, ya es una mujer casada. Tal y como adelantó Vanitatis en primicia, la artista y su prometido, Moritz, un joven de origen alemán, habían fijado su boda para este mes de septiembre en Formentera. Muy íntima, con tan solo 87 invitados, la pareja se rodeó de las personas más importantes en sus vidas para entonar el 'sí, quiero'. Un bonito e idílico enlace al que Vanitatis accede en exclusiva.