La técnica del mapeo sexual para conocer mejor tu cuerpo

Es necesario comprender tu cuerpo para poder desarrollar una vida sexual sólida y satisfactoria. En este sentido, el mapeo sexual es una práctica fundamental que te servirá para saber qué partes de tu cuerpo sienten más placer.

También es conocido como mapeo del cuerpo o mapeo erógeno y consiste en explorar el propio cuerpo, o el cuerpo de tu pareja, en busca de zonas sensibles y placenteras que generen excitación sexual.

Algunos lugares erógenos comunes incluyen los labios, el cuello, los senos, los genitales, las nalgas, las orejas o el cuero cabelludo. Sin embargo, es importante tener en cuenta que las preferencias y las zonas erógenas pueden variar de una persona a otra.

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Implica explorar suavemente diferentes partes del cuerpo, prestando atención a las respuestas y sensaciones que se experimentan. Puede ayudar a mejorar la intimidad, la conexión y el placer sexual, pues hará que te conozcas mucho mejor y que estés más cómodo en tu cuerpo.

Si conoces tus zonas erógenas, o las de tu pareja, puedes incorporarlas durante los juegos previos y durante las relaciones sexuales para aumentar el disfrute y la satisfacción sexual. Además, el proceso de exploración y descubrimiento mutuo fortalece los lazos de la relación y crea un espacio seguro para compartir deseos y fantasías.

Lo primero que debes hacer para llevar a cabo esta práctica, es crear el contexto adecuado. Busca un espacio en el que puedas estar tranquilo, concentrado en ti mismo y sin ninguna distracción. A continuación, siéntete en total libertad para recorrer todo tu cuerpo y descubrir los lugares que más placer te proporcionen.

Además, al igual que ocurre con la masturbación, es una práctica que te hará ganar autoestima. Aumentarás tu seguridad en ti mismo, tanto en lo físico como en lo mental, logrando que te resulte más fácil enfrentarte a diversas complicaciones.

Es importante destacar que el mapeo sexual debe llevarse a cabo con respeto, consentimiento y comunicación abierta. Cada persona tiene sus propias preferencias y límites, por lo que es fundamental respetarlos y adaptarse a ellos durante el proceso de exploración sexual.