Esto es lo que convierte una relación en duradera, según la psicología

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• Cómo se forman los vínculos emocionales y por qué repetimos patrones de pareja sin darnos cuenta

Pensar que una relación sólida se construye únicamente a base de amor o pasión es una idea romántica, pero poco realista. Así lo señala la psicóloga Paula Orell, especialista en terapia Gestalt y terapia de pareja, quien sostiene que las relaciones que realmente funcionan no son las que viven sin conflictos, sino las que saben gestionarlos con respeto y aprendizaje.

Según Orell, en concreto, el secreto no está en no discutir, sino en aprender a hacerlo bien. “Una pareja sana no es la que nunca se equivoca, sino la que no repite los mismos errores”, explica en un vídeo compartido en su perfil de TikTok. En su experiencia, las parejas duraderas son aquellas que entienden que el desacuerdo es inevitable y lo utilizan como una oportunidad para crecer juntos.

Esta idea también la respalda la psicóloga María Esclápez, autora del libro Me quiero, te quiero, quien recuerda que las discusiones son necesarias porque “permiten negociar, aclarar malentendidos y avanzar”. El cambio clave, según ambas expertas, está en dejar de discutir para ganar y empezar a hacerlo para comprender. Además, otros psicólogos expertos en relaciones coinciden: las parejas emocionalmente inteligentes transforman la confrontación en un espacio de conexión.

Discutir desde la empatía, buscando entender al otro en lugar de tener la razón, fortalece el vínculo y evita que los conflictos se conviertan en heridas. Orell también rompe con otro mito: el de la pasión perpetua. Las parejas duraderas no viven en un estado constante de deseo, sino que aprenden a reavivarlo con el tiempo. “No siempre se siente pasión, pero se puede cultivar”, afirma en esta misma publicación.

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Lo mismo ocurre con el aburrimiento o la atracción por otras personas, situaciones naturales que no significan falta de amor, sino momentos que requieren compromiso y elección consciente. Para la psicóloga, la clave de una relación estable no está en amar más, sino en amar mejor. Implica reconocer los propios errores, comunicarse con respeto y esforzarse en ser una mejor versión para uno mismo y para la relación.