Poder, lujo y estilo: las claves de la misteriosa jequesa de Catar
A sus 60 años, la madre del actual emir sigue rodeada de muchas leyendas a consecuencia del hermetismo que envuelve a la familia
Una nebulosa de misterio rodea a Mozah bint Nasser al-Missned, a quien todos conocemos como la jequesa de Catar, aunque ya no es así de facto desde que su marido, Hamad Bin Khalifa al Thani, cedió el poder a su hijo, el emir Tamim bin Hamad Al Thani, en 2013. Un acontecimiento de suma trascendencia para el país que anunció en un mensaje televisado en el que afirmaba que había llegado el momento de "abrir una página nueva" y subrayaba que estaba seguro de que su descendiente "está a la altura de esta responsabilidad".
Hay algunos analistas que quisieron ver en ese momento este trascendental cambio en Catar como una maniobra de la ahora jequesa madre. Fue, sin duda, un movimiento un tanto insólito, primero por la juventud del nuevo emir, 33 años en ese momento, que fuera una figura tan desconocida internacionalmente y que contraviniera una de las normas no escritas en las monarquías de la región: que los monarcas absolutos lo sean hasta el momento de su muerte o que sean depuestos mediante golpes de Estado, como fue el caso del propio Hamad Bin Khalifa al Thani, quien aprovechó la estancia de su padre en Ginebra, en 1995, para derrocarle.
Amistad con la Casa Real española
Son numerosos los medios de comunicación nacionales e internacionales que han descrito a la exjequesa como una gran estratega y se apunta incluso que tendría dos caras: la amable, que ha mostrado en sus apariciones públicas, como en sus visitas a nuestro país (mantienen una excelente relación con nuestra familia real, todo un referente para ellos), y la más inflexible, con el personal que trabaja a su servicio y con el que habría ido adquiriendo cada vez cotas más altas de poder.
La vida de la jequesa tiene tantos ingredientes como cualquier novela o serial televisivo de intriga, amor y lujo. Es hija de Nasser bin Abdullah al-Missned, que fue un gran oponente del padre de quien acabaría convirtiéndose en su marido. De hecho, su boda en 1977 con el que entonces era el emir heredero supuso la vuelta del exilio de la familia, que había vivido durante años en Egipto y Kuwait. A partir de entonces comenzaría una irresistible ascensión que apuntaló con una notable formación, al graduarse en Sociología en la Universidad de Catar, nada comparable, eso sí, con el aprendizaje de los entresijos del poder, que la ha llevado a, quizás sin pretenderlo, a 'anular' a las tres mujeres de su hijo, mediáticamente inexistentes.
La puesta de largo internacional de la jequesa tuvo lugar en julio de 2003, cuando su marido daba una entrevista al emblemático programa '60 minutos', emitido por la cadena estadounidense CBS. Más allá de sus declaraciones, que estaban destinadas a proyectar internacionalmente la imagen de un nuevo Catar, lo que más llamó la atención era la presencia de Mozah bint Nasser al-Missned, su mujer. Un gesto insólito que suponía el nacimiento del concepto de 'primera dama' para el emirato, que no fue precisamente bien visto por los sectores más conservadores, hasta el punto de que algunos medios de comunicación incluso traspasaron la barrera del insulto para referirse a ella.
El hecho de que mostrara su cara y no se ocultara detrás de un velo suscitó opiniones encontradas, pero ella explicó lo que había detrás de esta decisión en una entrevista publicada por 'El País' en 2007: "No se trata de una declaración de intenciones y eso es algo que trato de corregir. Mi presencia en la arena pública ha sido una constante desde que me uní a Su Alteza e iniciamos nuestras responsabilidades al servicio de este país. Siempre he estado ahí, me he reunido con diferentes tipos de gente. Es algo que he hecho desde el principio. No es algo nuevo, no es un mensaje, es algo natural. Lo hago porque creo que tengo que hacerlo. No puedo servir a la gente o cumplir mis obligaciones desde detrás del cargo o detrás del velo. Si ha tenido la oportunidad de dar una vuelta por la ciudad, habrá notado que no soy la única mujer con la cara descubierta. Muchas mujeres aquí trabajan a cara descubierta y también las hay que no llevan ningún tipo de velo".
Una familia fashionista
Con la llegada del jeque al poder en 1995 comenzaba, en efecto, una nueva era en el país, en el que tuvo un papel clave la Qatar Foundation (Fundación Catar para la Educación, la Ciencia y el Desarrollo de la Comunidad), de la que ella es directora en la actualidad y con la que se ha conseguido que se instalen prestigiosas universidades internacionales en el país. También fue estratégica la creación de la cadena de televisión Al Jazeera en 1996, así como una serie de movimientos empresariales que han llevado a la familia a ser propietaria de firmas de moda como Balmain o Valentino, pero son solo dos ejemplos para un clan que se ha introducido en el accionariado de conglomerados empresariales como LVMH, que engloba a firmas como Vuitton, Loewe o Givenchy, e incluso en El Corte Inglés a través del inversor Sheikh Al Thani.
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Desde su palacio de 54.000 metros cuadrados, la jequesa de Qatar puede gestionar un ingente patrimonio familiar con innumerables obras de arte, impresionantes inversiones inmobiliarias, coches de alta gama y un joyero en el que brilla especialmente su collar Serpent de Cartier, una joya articulada que se creó por primera vez para la actriz mexicana María Felix y cuyo valor se estima en unos 20 millones de euros, que podrían servir como metáfora del poder que atesora una mujer que en 2003 fue nombrada enviada especial de la Unesco y dos años más tarde fue designada como miembro del Grupo de Alto Nivel de la ONU para la Alianza de Civilizaciones. Una paradoja para un país con luces y sombras, en el que ahora, mucho más apartada que en años anteriores de la vida pública, ostenta posiblemente más poder que nunca. La conocida como Nefertiti de Catar, madre de siete hijos y todo un icono de moda, sigue vigente a sus atribuidos 60 años. Y mucho.
Una nebulosa de misterio rodea a Mozah bint Nasser al-Missned, a quien todos conocemos como la jequesa de Catar, aunque ya no es así de facto desde que su marido, Hamad Bin Khalifa al Thani, cedió el poder a su hijo, el emir Tamim bin Hamad Al Thani, en 2013. Un acontecimiento de suma trascendencia para el país que anunció en un mensaje televisado en el que afirmaba que había llegado el momento de "abrir una página nueva" y subrayaba que estaba seguro de que su descendiente "está a la altura de esta responsabilidad".