La reina Sofía nos habla en Marivent sobre Mallorca, cómo se encuentra y la salud de su hermano

La recepción de Felipe VI a las autoridades y sociedad civil de Mallorca visualiza las divisiones que desde hace años existen en la clase política nacional. La mañana del encuentro institucional corrió la voz de que la presidenta Francisca Armengol, que lleva siete años presidiendo la comunidad balear, había excusado su presencia por un viaje. Esta posible ausencia que su jefe de prensa negaba a lo largo de la mañana de este jueves se sumaba a la del grupo nacionalista Més y algunos integrantes de Podemos, socios de gobierno. Entre ellos Neus Truyol, regidora del ayuntamiento de Palma, que dirige su campaña particular para que Marivent se convierta en un lugar público y no solo se abran sus jardines en la temporada en que no se encuentra instalada la familia real, sino siempre.

Una propuesta que choca con la opinión de muchos mallorquines que consideran todo lo contrario. “La presencia de los Reyes y de la reina Sofía es una publicidad impresionante para Baleares. Es llamativo que los extranjeros y la mayoría de la gente que viven aquí estén encantados y sean precisamente los políticos los que están en contra y enreden", dicen.

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Carla Hernández

A diferencia de otras ocasiones, en las que el apoyo de la calle era importante, esta vez la concentración a las puertas de Marivent era mínima. Unos cuantos independentistas y otros tantos constitucionalistas que no interrumpieron la llegada de los invitados porque esta vez la logística funcionaba de otra manera. Los asistentes eran trasladados desde la base naval de Puerto Pi a la explanada de Marivent, el mismo lugar en el que durante años posaban para la prensa los hoy reyes eméritos con sus hijos o con sus invitados ilustres, como eran los príncipes de Gales, Mijaíl Gorbachov o el matrimonio Clinton. Una foto que se repetía cada año hasta que poco a poco los miembros de la familia fueron desapareciendo, como si fuera la novela de Agatha Christie 'Los diez negritos'.

Hasta este agosto nunca se había organizado un cóctel de estas características en la residencia oficial, y menos con las mesas distribuidas a la entrada del palacio, en el que ahora solo reside la reina Sofía y su hermana, la princesa Irene, que por cierto no estuvo en el encuentro festivo.

A las 20:30 horas aparecieron los reyes Felipe y Letizia acompañados de doña Sofía. Esta vez no hubo acercamiento con la prensa y solo un saludo desde lejos. El trabajo principal de los profesionales era distinguir y reconocer a los asistentes que iban llegando en tandas. El trayecto de los minibuses marcaba los tiempos. La reina Letizia, megabronceada, eligió un vestido multicolor de la diseñadora ibicenca Charo Ruiz, que fue una de las invitadas del sector moda. Igual que Pablo Erroz, el encargado de diseñar la falda fabricada con la tela típica de Mallorca que Su Majestad llevó en el posado familiar el Valldemossa.

No es la primera vez que la consorte real elige la firma de Charo Ruiz. Ya vistió hace unos años y también la princesa Leonor en su primer verano en Mallorca con diez meses. Se la fotografió junto a su abuela Sofía en la cubierta del yate Fortuna con un conjunto de falda y top con puntillas de Ruiz. Y así se lo recordaban a la empresaria y diseñadora en el cóctel que estuvo servido por el chef Santi Taura. Entre las exquisiteces que sirvió destacaba la tosta de sobrasada con melaza de encina, mini pasteles de berenjenas, canutos crujientes de tartar de atún picante, taco de maíz y lechona de porc Negre, gamba roja con arroz y huevo frito, más ceviche de marisco en su concha.

Una vez que finalizó el saludo, los Reyes se mezclaron con los invitados. Felipe VI comentó que no le había ido muy bien en la regata que lleva su nombre y que finaliza el sábado con la entrega de los trofeos. Pasó del tercer puesto el primer día al sexto este jueves.

Y quien estuvo en todo momento encantadora con los invitados y la prensa fue la reina Sofía. Vanitatis pudo charlar con ella durante la recepción. Para ella Mallorca es su paraíso: “Me gusta todo. La costa y el interior. Ver el mar desde aquí es una estampa que me relaja mucho”. Siempre ha dicho que el palacio de Marivent, por su enclave, le recuerda a la costa griega. Al preguntarle cómo se encontraba su hermano, el rey Constantino, tuvo un momento de tristeza: “Está en silla de ruedas. Es una pena, ¡él que ha sido un hombre muy activo!".

Doña Sofía sigue manteniendo un espíritu joven y le gusta presumir de edad porque realmente se encuentra en muy buen estado físico: “En noviembre cumpliré 84 años y me encuentro muy bien”. Estuvo charlando con el escultor Lolo Garner, que le mostró una escultura muy especial a base de finas estructuras de hierro que se mueven mostrando la cara del rey Felipe. Le enseñó una fotografía y doña Sofía se quedó impresionada por la originalidad de la obra. La reina emérita sigue siendo el miembro más querido y así se demostró en la recepción. Al preguntarle si tenía previsto salir a pasear con sus nietas Leonor y Sofía, sonrió sin dar más explicaciones.