El extraño silencio de la familia real de Liechtenstein tras la muerte del príncipe Constantino

Las tristes noticias llegaban desde el pequeño principado europeo el pasado 6 de diciembre: la familia real de Liechtenstein lloraba la trágica pérdida del príncipe Constantino, fallecido a los 51 años. Entonces no se revelaba de forma oficial la causa de su muerte y, transcurridas casi dos semanas, seguimos sin saber nada al respecto.

Tan solo un escueto comunicado del palacio afirmando que el fallecimiento fue "inesperado" y "un terrible shock". Una falta de noticias sobre un hecho tan trascendental que resulta como mínimo curiosa y, para los más inquisitivos, bastante sospechosa.

Constantino era el tercer hijo del príncipe Hans-Adam II y la princesa Marie, y el hermano menor del príncipe Alois, actual jefe de Estado. Estaba casado con la condesa Marie Gabriele Kálnoky de Kőröspatak desde 1999 y tenían tres hijos: la princesa Georgina, el príncipe Alejandro y el príncipe Wenzel. Teniendo en cuenta este vínculo familiar, hijo de un jefe de Estado y hermano del heredero, cabría esperar no solo que se hubiera dado algo más de información sobre la muerte, sino también sobre el funeral.

El royal, séptimo en la línea de sucesión al trono en la que está considerada como la familia real más rica del Viejo Continente, fue un exitoso hombre de negocios y filántropo, que fundó varias empresas y apoyó numerosas causas benéficas. También era un consumado deportista y disfrutaba esquiando, navegando y jugando al golf. Era conocido por su personalidad amable y extrovertida, así como por su lealtad y devoción a su familia y su país.

Todos estos datos hacen que sea aún más extraño el completo hermetismo en Liechtenstein sobre la muerte del príncipe. Tras hacerse público su fallecimiento, tan solo sabemos que durante la sesión del Parlamento estatal del 6 de diciembre se guardó un minuto de silencio y el administrador apostólico de Vaduz, el obispo Benno Elbs, envió una declaración de apoyo a la familia, escribiendo: "Me uno a ellos y a toda la familia real en el luto y la oración por el fallecido". También se declararon dos días de luto nacional, ondeando los colores azul y rojo del país en todos los edificios públicos.

Otro dato poco habitual que hace generar teorías conspirativas de todo tipo ha sido la celebración sumamente discreta del funeral del fallecido príncipe. Tan solo algún medio local de Liechtenstein se ha hecho eco del servicio religioso íntimo que tuvo lugar el pasado 10 de diciembre en la catedral de San Florín de Vaduz, la capital del país. La familia real había pedido privacidad y respeto en estos difíciles momentos, tras expresar su gratitud por las condolencias recibidas.

Esta despedida íntima contrasta de forma notable con la que tuvo su madre, Marie de Liechtenstein, que fallecía en 2021 a causa de un infarto cerebral. La esposa de Hans Adam fue enterrada con honores en un emotivo funeral de Estado que fue incluso retransmitido en directo por la televisión pública del país.

Pese a que se trató de una ceremonia austera, marcada por las limitaciones de la pandemia del coronavirus que se vivían en aquel momento en todo el planeta, eso no impidió la presencia de distintas personalidades de casas reales europeas y líderes políticos. Entre ellos, la reina Sofía de España.