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Fernando Gómez-Acebo, el hijo pequeño y protegido de la infanta Pilar
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OBITUARIO

Fernando Gómez-Acebo, el hijo pequeño y protegido de la infanta Pilar

Los problemas respiratorios del primo de Felipe VI le complicaron la vida estos últimos años. Los que le conocieron lo definen como un hombre cariñoso, divertido y vulnerable

Foto: La infanta Pilar junto a su hijo, Fernando Gómez-Acebo, en una imagen de archivo. (Gtres)
La infanta Pilar junto a su hijo, Fernando Gómez-Acebo, en una imagen de archivo. (Gtres)

Coco, como le llamaba todo el mundo y como él mismo se presentaba cuando no había tema profesional de por medio, era el que estaba más unido a la infanta Pilar.

Esta relación filial venía por ser el pequeño de la familia. Quizá también porque las dos veces que se divorció volvió al chalé de Puerta de Hierro. Además de ser la casa de la matriarca del clan desde que murió Luis Gómez-Acebo, a los 57 años, era un lugar acogedor donde siempre había bulla.

Foto: Fernando Gómez-Acebo, durante el funeral de su madre, la infanta Pilar. (EFE/Mariscal)

Los domingos, doña Pi (como la llamábamos los periodistas) organizaba un almuerzo familiar al que acudían los hijos para disfrutar de los menús extraordinarios de su madre. La duquesa de Badajoz era una excelente cocinera e incluso don Juan Carlos acudía al domicilio de su hermana para “comer como no se come en ningún sitio”.

placeholder Fernando Gómez-Acebo, en una imagen de archivo. (Gtres)
Fernando Gómez-Acebo, en una imagen de archivo. (Gtres)

Fernando volvía al hogar familiar cuando sus relaciones afectivas no le funcionaban. Qué mejor que el nido de la madre para reponerse de sus rupturas.

Dado su carácter poco batallador, lo bueno que tuvo fue que supo mantener una buena sintonía con su primera mujer, Mónica Martín Luque. Se veían a menudo al convertirse la empresaria en su mejor amiga, su confidente y su paño de lágrimas cuando las cosas no iban bien.

Intentaron en un par de ocasiones recomponer el matrimonio, pero no pudo ser. Incluso, ya separados, pasaron una temporada compartiendo casa hasta que Coco organizó su nueva vida de hombre soltero.

Con Nadia Halamandari, madre de Nicolás, su único hijo, la relación no era tan estrecha y además en la distancia, ya que ella vivía en Grecia, donde tenía su trabajo. Nunca se trasladó definitivamente a España y las idas y venidas, más el poco tiempo que pasaron como novios para conocerse un poco más, hicieron que la pareja estuviera condenada a la ruptura definitiva, aunque llegaron a comprometerse legalmente. Cinco días antes del nacimiento del bebé se casaron.

placeholder Fernando Gómez-Acebo, en una imagen de archivo. (Gtres)
Fernando Gómez-Acebo, en una imagen de archivo. (Gtres)

Desde muy pronto, el matrimonio no funcionó. Estar lejos marcaba un punto y aparte, pero Coco siempre ejerció de padre. Cuando Nicolás estaba con él, no había nada más en el mundo. El niño era la debilidad de la infanta Pilar y fue el nieto al que trató mucho en los últimos años, al convivir en la casa de Puerta de Hierro con su padre cuando le tocaba. En este sentido, no hubo discusiones y la madre y Coco compartían la custodia y las vacaciones. En los meses de confinamiento y hasta que se pudo viajar, una vez abiertas las fronteras, el primo de Felipe VI volaba hasta Atenas. El papel de padre fue quizá el más desconocido mediáticamente y también el más agradecido.

La relación con la infanta Pilar era muy estrecha. Los que le trataron desde que era un adolescente cuentan que la madre siempre estuvo más pendiente del que siempre fue el protegido por todos. No fue el más consentido porque doña Pilar nunca fue blanda con su prole. La jefa, como la llamaba, no era condescendiente con algunas actitudes de los hijos. Coco no era buen estudiante y durante varios veranos, cuando la familia se trasladaba a Mallorca, le tocaba acudir a una academia para clases de recuperación. En este sentido no había capitulaciones. Si quería salir a navegar con los primos Borbón Grecia, solo podía el fin de semana, cuando no había clases.

placeholder Fernando Gómez-Acebo y su hermana Simoneta, en una imagen de archivo. (Gtres)
Fernando Gómez-Acebo y su hermana Simoneta, en una imagen de archivo. (Gtres)

Estuvo matriculado en el colegio Cumbre de Madrid y consiguió aprobar COU. Después tuvo vaivenes académicos que no funcionaron ni en Estados Unidos ni en España. No tenía muy claro si quería ser oceanógrafo o jinete profesional. Trabajó durante un tiempo en el comienzo de la compañía Air Europa. Lo dejó y probó otros sectores que más o menos se le dieron bien, colaborando con su hermano Bruno en la explotación de Valdecañas.

Su mala salud tampoco le ayudaba y sus problemas respiratorios le complicaron mucho la vida estos últimos años. A pesar de los consejos médicos, nunca dejó de fumar.

Los que le conocieron lo definen como un hombre cariñoso, divertido y muy vulnerable.

Coco, como le llamaba todo el mundo y como él mismo se presentaba cuando no había tema profesional de por medio, era el que estaba más unido a la infanta Pilar.

Simoneta Gómez-Acebo
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