Máxima de Holanda, blanca y radiante en Praga: un vestido modificado, un imponente tocado y broche de perlas
Los reyes de los Países Bajos han iniciado este miércoles su viaje de Estado a la República Checa. Máxima, siempre impecable, ha deslumbrado con un vestido blanco y un imponente tocado
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Los reyes de Holanda acaban de empezar el que es su tercer viaje de Estado de este año. Tras estar en Chipre y Kenia, les ha tocado visitar la República Checa, y este mismo miércoles han arrancado su agenda en Praga, su capital, donde han sido recibidos por el presidente, Petr Pavel, y su esposa, Eva Pavlová. Para sus primeras horas en el país, Máxima ha optado por un vestido blanco con una interesante historia, pues tuvo que ser remodelado a última hora, y un tocado que le cubría toda la cara.
El primer encuentro con el presidente y la primera dama se ha producido en el Palacio Presidencial de Praga. Tras ello, los dos matrimonios han depositado una corona de flores en el monumento a Milada Horáková. La primera jornada continuará con una visita al senado y terminará con una cena de gala en la que Máxima se vestirá de largo y lucirá una de sus impresionantes tiaras.
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Pero hasta que llega ese momento toca analizar el estilismo de la mañana de la reina. Máxima ha rescatado de su armario el vestido de Jan Taminiau que lució en la coronación de Carlos III. Se trata de un diseño realizado con tejido de crepé de color blanco roto con forro de organza y diseño floral bordado a mano en la parte superior con manga larga y cinturón. Un modelo con el que la reina se convirtió en una de las mejor vestidas del evento celebrado en la abadía de Westminster.
El vestido de la reina sufrió un cambio de última hora antes de la coronación de Carlos III al decantarse el rey por un dress code más relajado. Al mantenerse la duda hasta el momento final de si las damas debían aparecer de largo o no, Jan Taminiau creó para Máxima un vestido largo hasta los pies. Cuando la argentina se enteró de que tenía que ir de corto decidieron darle un tijeretazo al modelo para aparecer con la versión final que captaron los fotógrafos en Londres, y que ahora ha vuelto a lucir en Praga.
Máxima ha querido darle más dramatismo a su look añadiendo un gran tocado de estilo platillo, que llevaba ladeado, y con el que apenas se le veía la cara. De hecho, en el recibimiento, cuando la primera dama intentaba hablar con ella, la reina tenía que girar la cabeza entera, o si no era imposible. Quizás un diseño más pequeño le hubiera sido más cómodo, pero ya sabemos que a la esposa de Guillermo Alejandro le gustan los complementos vistosos y exagerados.
La reina ha completado su estilismo con unos salones de Natan que combinan piel blanca y vinilo, y una nueva cartera de mano trenzada, además de guantes de piel, que no se ha colocado, y un abanico por si le entraba calor.
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En cuanto a las joyas, ha lucido varias piezas de diamantes y perlas. De su vestido llevaba prendido un broche que presenta una cinta de diamantes representando una flor de la que cuelga una gran perla en forma de pera. Además, lucía unos pendientes de la colección real, y un anillo con una gran perla.
Esta será una visita de Estado atípica, pues el rey ha comunicado que solo estará en las actividades del primer día. La crisis política que vive los Países Bajos tras el colapso del gobierno ha provocado que tenga que regresar antes a casa. Para no hacerles un desplante a sus anfitriones, que ya lo tenían todo preparado, Máxima, en solitario, será la que se encargue de llevar a cabo todos los actos de la segunda jornada.
Los reyes de Holanda acaban de empezar el que es su tercer viaje de Estado de este año. Tras estar en Chipre y Kenia, les ha tocado visitar la República Checa, y este mismo miércoles han arrancado su agenda en Praga, su capital, donde han sido recibidos por el presidente, Petr Pavel, y su esposa, Eva Pavlová. Para sus primeras horas en el país, Máxima ha optado por un vestido blanco con una interesante historia, pues tuvo que ser remodelado a última hora, y un tocado que le cubría toda la cara.