Máxima de Holanda y el cambio de última hora en su vestido para la coronación de Carlos III

Uno de los aspectos que más curiosidad despertaban antes de la histórica coronación de Carlos III era si, como se preveía, los invitados adoptaban un dress code más relajado, en contraposición al adoptado siete décadas antes en la subida al trono de su madre, Isabel II. Por expreso del monarca así fue finalmente, pero eso no impidió que representantes de todo el mundo, mandatarios y celebrities lucieran sus mejores galas para el evento.

En nuestro top de las más elegantes no faltó una vez más la reina Máxima de Holanda. Junto a Jetsun Pema de Bután, nuestra reina Letizia o la deslumbrante princesa de Gales, Kate Middleton, la argentina brilló luciendo una prenda impecable con un tejido de crepé de color blanco roto con forro de organza y diseño floral bordado a mano en la parte superior con manga larga y cinturón, que le sentaba como anillo al dedo.

Un tocado blanco lateral, bolso de mano nude, salones de Gianvito Rossi y guantes de piel completaban el look de la esposa del rey Guillermo. Pero ahora acabamos de descubrir que este outfit no era exactamente el que Máxima tenía pensado lucir en la abadía de Westminster.

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Como ha publicado en su blog la periodista holandesa especializada en casas reales Josine Droogendijk, el vestido de la reina sufrió un cambio de última hora precisamente por culpa de ese dress code más relajado. Al mantenerse la duda hasta el momento final de si las damas debían aparecer de largo o no, el diseño final sufrió un tijeretazo para aparecer en la versión final que captaron los fotógrafos.

Así lo podemos comprobar en la página de Instagram del diseñador fetiche de Máxima, Jan Taminiau, por el que la de Buenos Aires ya apostó en momentos tan importantes como el día de su propia coronación como reina de los Países Bajos. El modisto nos muestra un vídeo del making off del traje, que empezó con la elaboración de un patrón y el planchado de trozos de tela blanca.

Tras completar el bordado, se unió el ingenioso y llamativo escote al resto del traje. Pero ese no fue el final del diseño, ya que a última hora se le comunicó a la argentina que debía llevar un vestido de día. Así que el diseño se vio recortado, poniendo fin a una tradición centenaria en el país europeo, en la que se dictaba que, en una coronación, las damas reales debían llevar un vestido largo y blanco.

Este pequeño contratiempo no impidió que Máxima fuera de las invitadas que más llamaron la atención por su estilismo, en la coronación del que es además un pariente lejano de su esposo. El rey Guillermo Alejandro era primo quinto de la fallecida Isabel II gracias a una antigua conexión en su árbol genealógico. El monarca holandés es descendiente de la princesa Carolina de Orange-Nassau, que era hija de Guillermo IV, príncipe de Orange, y su esposa Ana, la hija mayor del rey Jorge II de Gran Bretaña y su consorte Carolina de Ansbach.

Fue en 2018 cuando la pareja real visitó por última vez el Reino Unido en 2018. Entonces Máxima saludó a la difunta monarca británica con un cariñoso beso en la mejilla. Isabel II y el duque de Edimburgo también realizaron a su vez una visita de Estado a la reina Juliana y al príncipe Bernhard de los Países Bajos en marzo de 1958.

Curiosamente, Máxima y Guillermo no se encontraron entre los representantes de la realeza extranjera que se mezclaron con otros invitados vip en la recepción de la víspera de la coronación celebrada en el palacio de Buckingham. En su lugar acudieron la heredera del trono del país, Amalia de Holanda, y su abuela, la princesa Beatriz.