El lenguaje corporal de Kate Middleton en la coronación de Carlos III: claves y análisis

Millones de ojos se posaron sobre la familia real británica durante todo este pasado fin de semana, especialmente el sábado, cuando se produjo la coronación de Carlos y Camila en el interior de la abadía de Westminster. Un evento que ha sido retransmitido por televisión mundialmente y que ha llegado a casi todos los rincones del mundo.

Muchos expertos en lenguaje corporal han analizado al detalle el comportamiento del rey Carlos, de la reina Camila e incluso del príncipe Harry, que estuvo solo sin la compañía de su mujer, Meghan Markle, ni de sus dos hijos, Archie y Lilibet. Sin embargo, si hubo una protagonista en la familia real británica, sin duda fue Kate Middleton, que habitualmente se muestra de lo más sonriente y perfectamente vestida.

En la prensa británica han sido varios los expertos que han querido analizar su lenguaje corporal para adivinar cómo se sentía la princesa de Gales más allá de su eterna sonrisa y su comportamiento absolutamente protocolario. En el digital ‘Daily Star’ han contado con una experta, Adrianne Carter, conocida como Face Whisperer (la cara que susurra).

Carter ha explicado en exclusiva a este medio que Kate Middleton se mostró “estresada” en la abadía de Westminster, debido a que estaba muy pendiente de dos de sus tres hijos, los más pequeños, Charlotte y Louis. Sentada junto a ellos, la princesa de Gales tuvo que lidiar con su hijo de cinco años, que a momentos parecía “inquieto y aburrido”, mientras bostezaba.

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Esta experta cree que Kate no disfrutó al completo de la coronación, una ceremonia religiosa bastante larga que puede resultar algo tediosa para niños de tan corta edad. No en vano, Louis no estuvo en el funeral de su bisabuela, la fallecida Isabel II, precisamente por ser demasiado pequeño.

Charlotte estaba más tranquila que su hermano, pero también fue vista bostezando y jugando con su nariz en la abadía de Westminster. La experta consultada por este medio asegura que “Kate mira un poco nerviosa a Louis” y cree que “está deseando que se comporte lo mejor posible”, lo que probablemente se convirtiera en su “mayor preocupación”. Según esta experta, Kate estuvo mucho más pendiente del comportamiento de sus hijos que Guillermo e incluso les explicaba a momentos lo que estaba sucediendo, por eso no pudo relajarse durante la ceremonia.

Incluso desde Australia, expertos en lenguaje corporal han analizado el comportamiento de la princesa de Gales y les llama la atención que tanto Kate como Guillermo llegaran a la abadía después de que Carlos y Camila bajaran del carruaje. Consideran que podría ser para evitar un encuentro con Harry, del que se han mantenido alejados en todo momento.

Louise Mahler, una experta australiana en lenguaje corporal, analizó el momento previo a la entrada a la abadía y le parece que llegaron “extrañamente tarde”. Además, asegura que cree que estaban teniendo una “conversación doméstica” justo antes de entrar a Westminster, seguidos de sus dos hijos, Charlotte y Louis, que iban de la mano. Esta experta considera que el matrimonio estaba “bastante tenso” justo antes de entrar, aunque destaca que Kate bordó su presencia porque “lo ha hecho durante años” y “ella es espectacular”.

Por su parte, ‘Femail’ también consultaba con una experta en este tipo de lenguaje no verbal, Carole Railton, quien analizaba no solo el comportamiento de Kate, sino de los miembros principales de la familia real británica. Sobre la princesa de Gales, esta experta aseguró que ya el viernes parecía “estresada y preocupada” durante su paseo por el palacio de Buckingham, aunque “tomó control” de sus nervios.

Saludó a las miles de personas congregadas el día antes de la coronación y sus hombros estaban “ligeramente levantados” lo que “es un indicador de estrés o tensión”. Además, notó una “ligera rigidez” que se sumó a una sonrisa excesivamente “apretada”. Explicaba esta experta que “cuando sonríes naturalmente tus dientes no se tocan de esa manera”. Sin duda, los nervios también afectan a los miembros de la familia real, por muy acostumbrados que estén a ser el foco de atención.