Los descendientes de la duquesa de Kent: de su hijo católico que se casó en el Vaticano a su nieta influencer, Lady Amelia Windsor
La duquesa de Kent ha fallecido a los 92 años, dejando atrás un legado familiar que perdurará a través de sus hijos y nietos quienes continúan su historia dentro de la realeza británica
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La duquesa de Kent ha fallecido a los 92 años, según ha confirmado el Palacio de Buckingham. Su muerte marca el fin de una etapa significativa dentro de la familia real británica, donde siempre se distinguió por su elegancia, discreción y compromiso con diversas causas sociales y benéficas. A lo largo de su vida, la duquesa supo combinar la vida pública con un fuerte apego a la familia, convirtiéndose en un referente para sus hijos y nietos y dejando un legado imborrable en la monarquía.
Fue en 1961 cuando el duque de Kent, primo hermano de Isabel II, se casó con Katharine Worskey, quien tuvo que convertirse del catolicismo a la iglesia anglicana. Tuvieron cuatro hijos, aunque el último murió a los pocos días, causándole a Katharine una gran depresión que arrastró durante años.
El primogénito de Eduardo y Katharine y futuro duque de Kent es George, aunque actualmente ostenta el título de conde de St. Andrews. En 1988 se casó con la canadiense divorciada Sylvana Tomaselli, quien es católica. Según las leyes de la época, cualquier persona casada con una católica estaba excluida de la sucesión al trono, circunstancia que afectó a George. No obstante, con la derogación de esta norma en 2013, el conde regresó a la línea de sucesión.
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Sylvana es historiadora y miembro del St. John's College de Cambridge. Juntos tienen tres hijos: Edward, lord Downpatrick, cuya madrina fue Lady Di; lady Marina, quien protagonizará la próxima boda real de la familia Windsor; y lady Amelia, una joven influencer con numerosos seguidores en redes. Edward y Marina no están en la línea de sucesión debido a su fe católica y al haber sido confirmados, mientras que Amelia sigue presente al no haber recibido este sacramento.
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El segundo hijo varón de los duques de Kent, Lord Nicholas Windsor, es el primer hombre real en convertirse al catolicismo por voluntad propia desde Carlos III en 1685, perdiendo así su derecho de sucesión al trono. Se casó en el Vaticano con Paloma Doimi de Lupis, siendo los primeros miembros de la realeza en celebrar su enlace allí. Tienen tres hijos: Alberto, Leopoldo y Louis. Ninguno de los tres pose título, pero sí la dignidad de honorable.
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Lady Helen Taylor (née Windsor), única hija de los duques de Kent, desarrolló una carrera como embajadora y asistente de Giorgio Armani, fallecido este jueves, al igual que su madre, además de trabajar como marchante de arte. Conocida por la prensa británica como "la Meloons" tras la publicación de fotos suyas haciendo topless en la playa, recibió una llamada de atención de la Casa Real por la gran cantidad de entrevistas que concedía. Se casó con el comerciante de arte Timothy Taylor en 1963 y tienen cuatro hijos: Columbus, Cassius, Eloise y Estella.
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Los duques de Kent tenían ya tres vástagos cuando decidieron ir a por el cuarto. Durante un embarazo en 1975, la duquesa se contagió de rubeola y perdió al bebé que esperaba. Dos años más tarde, dio a luz a un niño muerto, al que iban a llamar Patrick. Eso la sumió en una severa depresión. La propia Katharine habló de ello para 'The Daily Telegraph' en 1997: "Tuvo un efecto muy devastador en mí. No tenía idea de cuán complicado podría ser algo así para cualquier mujer. Me ha hecho extremadamente comprensiva con otras personas que sufren o han sufrido una muerte fetal".
La duquesa de Kent deja un extenso legado familiar que se extiende a través de varias generaciones de la realeza británica. Sus hijos —George, Nicholas y Helen— continúan con sus propias familias, cada uno transmitiendo los valores y la cercanía que ella fomentó. Sus nietos, desde Edward, lord Downpatrick, hasta Alberto, Leopoldo y Louis, y Columbus, Cassius, Eloise y Estella, representan la continuidad de su linaje y el amor que siempre unió a la familia Kent.
La duquesa de Kent ha fallecido a los 92 años, según ha confirmado el Palacio de Buckingham. Su muerte marca el fin de una etapa significativa dentro de la familia real británica, donde siempre se distinguió por su elegancia, discreción y compromiso con diversas causas sociales y benéficas. A lo largo de su vida, la duquesa supo combinar la vida pública con un fuerte apego a la familia, convirtiéndose en un referente para sus hijos y nietos y dejando un legado imborrable en la monarquía.