La exmujer de Elton John le reclama 3 millones tras un intento de suicidio

Las palabras de cariño han sido las habituales cuando Elton John se refería a Renate Blauel, la ingeniera de sonido alemana con la que se casó en Australia en 1984 y de la que se divorció poco después: "Una mujer maravillosa por la que siento un gran amor y admiración".

La razón por la que el músico –que no se declaró abiertamente gay hasta 1988, más o menos cuando se produjo su divorcio– se casó con Blauel sigue siendo un misterio, pero este admitió años más tarde que por entonces había estado luchando con la adicción a las drogas y el alcohol. "Un drogadicto piensa así: 'Ya he tenido suficientes novios, y eso no me ha hecho feliz, así que tendré una esposa, eso lo cambiará todo'. Yo amaba a Renate, es una gran chica. Realmente, realmente la quise".

Sin embargo, la antigua pareja se enfrenta en los tribunales por los detalles que sobre ella ha contado el cantante en su autobiografía, publicada el verano pasado. Los documentos presentados por Blauel cuentan una historia completamente diferente del que quizás sea el matrimonio más extraño de la historia del rock.

Renate, que ahora tiene 67 años, asegura que intentó suicidarse cuando, a los tres días de su luna de miel, Sir Elton (entonces simplemente Elton) le dijo que el matrimonio no funcionaba y que debía volver a su casa.

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Añade que él nunca la visitó cuando se estaba recuperando de un lavado de estómago en un hospital de St. Tropez, y que fue su asistente quien la envió a su residencia en el Reino Unido. Sin embargo, curiosamente, parece que de los documentos del tribunal se desprende que fue invitada a unirse a él en unas vacaciones una o dos semanas más tarde.

Afirma además que Sir Elton, de 73 años, sabía que estaba en un estado mental frágil durante su matrimonio, añadiendo que un médico le había recetado medicación para la depresión. En otra ocasión, dice, se escondió de la actriz Nanette Newman y de su marido, el director de cine Bryan Forbes, cuando fueron a cenar a la casa que compartía con el músico, después de tener un ataque de pánico.

Su principal argumento para reclamar los tres millones de libras a su exmarido es que él no debería haber hablado de su matrimonio, sobre todo sabiendo que ella podría sufrir daños psiquiátricos si lo hacía, debido a sus anteriores problemas de salud mental. También se opone a que afirme que nunca quiso ser padre hasta décadas después de su boda, cuando ya estaba con su actual marido, David Furnish. Ella dice que esta afirmación "tergiversa seriamente su relación".

Blauel también exige una orden judicial para evitar que él hable de ella nunca más, acusándolo de "repetidas y flagrantes violaciones" de un acuerdo que aseguraba que ninguna de las partes discutiría su matrimonio públicamente. Añadiendo que se ha esforzado mucho por recuperar el anonimato total, pero estos acontecimientos le han provocado "pesadillas, agorafobia, ansiedad, depresión y miedo". Tanto que incluso dice haber llegado a cambiarse legalmente de nombre, aunque se muestra dispuesta a recuperarlo cuando termine el juicio.