Si tus hijos comen bien, estudiarán mucho mejor

Cuántas veces los padres, cuando se sientan a la mesa con sus hijos a la hora de la comida, han tenido que escuchar eso de “mamá no quiero comer esto” o “papá esto me gusta”. Y, por el contrario, cuántos hijos han oído la tan temida frase de ‘si no lo quieres para comer, lo tendrás para merendar’ acompañando a platos como un puré de verduras o pescado a la plancha. Estas frases forman parte de la eterna lucha entre padres e hijos en pos de una alimentación sana y equilibrada, los unos, y de comer aquello que más les gusta los otros.

Y, la verdad, los padres tienen motivos para buscar esa alimentación saludable, no sólo por los aportes en materia física que ayudan a mejorar la calidad de vida –durante la infancia y en el futuro- sino también por el rendimiento escolar. Y es que un estudio realizado en Canadá ha demostrado que aquellos niños que llevan una alimentación más sana, rinden más durante las horas lectivas.

La investigación, llevada a cabo por un grupo de científicos de la Universidad de Alberta, situada en Edmonton -encabezados por el doctor Paul J. Veugelers- puso de manifiesto que aquellos jóvenes que comían una cantidad adecuada de frutas, vegetales, proteína, fibra y otros alimentos de forma saludable, tenían menos propensión a suspender los exámenes.

Para obtener estas conclusiones, el equipo de investigadores analizó a 4589 alumnos de quinto grado -el equivalente a nuestro sexto de primaria al que los niños suelen acceder con 10 años de edad- de diferentes escuelas canadienses. Los niños examinados formaban parte del Estudio Infantil sobre Estilos de Vida y Rendimiento Escolar y un 19,1% de ellos –unos 875- no habían aprobado un test de conocimientos de nivel básico.

Durante las pruebas, los científicos observaron que aquellos que tenían una mayor variedad y calidad en sus hábitos alimentarios, disminuía la probabilidad de haber fallado la prueba, independientemente del nivel socioeconómico, la educación recibida por los padres, el colegio en el que estuviesen matriculados o el género al que perteneciesen los alumnos.

Descubrieron además que otro factor que influía en la reducción del riesgo de suspender el examen fue el consumo habitual de frutas y verduras y disminuir la ingesta de calorías derivadas de las grasas. Además, según comentan los expertos, la repetición de varios de los indicadores de calidad alimentaria demuestra la importancia de la nutrición infantil.

Estos resultados son un avance ya que hasta ahora las investigaciones disponibles, aunque escasas, se centraban en la importancia del desayuno y los efectos del hambre y la malnutrición. Este estudio deja patente la importancia de mantener una dieta saludable para mejorar el rendimiento académico.

Así que ya lo saben, se acabó el ‘yo no me como esto’, de ello dependen los aciertos de los niños en sus pruebas escolares. Aunque habrá que buscar formas, como el intentar presentar los platos de forma atractiva, o involucrar a los más pequeños de la casa en las tareas de cocina, para no tener que recurrir al clásico método antes citado “Si no lo quieres para comer, lo tendrás para merendar, y sino para cenar”, que tantas pesadillas ha causado a más de uno.