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Una exposición bajo el agua en Guatemala
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Una exposición bajo el agua en Guatemala

De ahora en adelante el buceo no sólo nos permitirá disfrutar de la belleza del fondo marino y de los animales que pueblan las aguas. Desde

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Una exposición bajo el agua en Guatemala

De ahora en adelante el buceo no sólo nos permitirá disfrutar de la belleza del fondo marino y de los animales que pueblan las aguas. Desde hace un tiempo podemos contemplar, además, una exposición de arte acuático en el noroeste del lago de Atitlá. Se trata del accidente hidrográfico más impresionante ubicado en el departamento de Solalá en Guatemala. A su orilla se encuentran los vólcanes de Atitlá, Tolimán y San Pedro. Mide alrededor de unos 18 kilómetros de longitud, por lo cual es difícil conocer todo lo que esconden sus aguas. Respecto al origen del lago, se puede hablar de dos teorías: la primera considera que es un viejo cráter muerto y la otra, que el surgimiento de los volcanes interrumpió el curso de los tres ríos que vienen del norte, los cuales al reunir sus aguas en el lugar, crearon el lago.

En el corazón del lago más bello del mundo

La muestra diseñada por el artista Jason Taylor es la mayor expresión de la fusión entre el mundo del arte y la naturaleza que se puede vislumbrar en la actualidad. Todo comenzó a mediados de noviembre del año pasado cuando el escultor, tras crear una exposición similar en la isla de Granada en el Caribe, inició contactos con Nathalie Verwilghen, habitante de la aldea Jaibalito en Santa Cruz de la Laguna (población cercana al lago). Y la invitación prosperó.

Taylor viajó hasta Guatemala y allí se estableció. Como acordó con Verwilghen, de origen belga, realizó un taller gratuito de escultura para artistas guatemaltecos, los cuales le ayudarían en la realización de las figuras que después se exhibirían en las profundidades del lago. La materia prima de las mismas, como no podía ser de otra, también salió, en su mayor parte, del agua. Éstas destacan por los procesos ecológicos con los que están realizadas. Son moldes de tamaño real y fueron tomadas a niños de distintos grupos étnicos. Además son materiales que de no ser tratados correctamente podrían ser contaminantes. Pasado un tiempo se convierten, como así ha ocurrido y así se puede ver con una inmersión en el lago, en especies de arrefices o filones artificiales que atraen y conviven con la fauna y la flora del lugar.

Un escultor pasado por agua

El artista Jason Taylor vive en Inglaterra aunque en su madre es de Guayana, lo que llevó a vivir durante su infancia en lugares tan diversos como Europa, Asia y Caribe. En 1988 terminó su carrera de Bellas Artes en la Universidad de Londres, habiéndose licenciado con honores en Escultura y Cerámica. Además y como curiosidad cabe destacar que es instructor de buceo desde hace más de catorce años. Fue su afición a las inmersiones la que le permitió descubrir que en el fondo del agua las consideraciones físicas y ópticas son distintas para las esculturas, las cuales pueden verse aumentadas hasta en un 25%. El espectador de las mismas tendrá, además, un gran gama de ángulos y perspectivas que sin agua serían imposibles de lograr. Eso sin tener en cuenta las distintas tonalidades que reciben según la trayectoria del agua o los efectos caleidoscópicos producidos por el movimiento, la turbulencia y las corrientes.

Sin embargo, esta no es su primera experiencia bajo el agua. En la isla de Granada en el Caribe también hay un parque de esculturas subacuáticas que ha servido para aumentar el turismo de la zona de forma considerable. Los centros de turismo estiman que su número de clientes ha aumentado en un 200%, Incluso, se estima que la publicación de artículos y reportajes sobre el tema ha generado unos dos millones de dólares de publicidad gratuita sobre el entorno. Algo mismo ha ocurrido en la aldea de Jaibalito, si bien es pronto para ver resultados.

Turismo para toda la familia

Al margen de todo lo expuesto hay que decir que la zona también es atractiva desde el punto de vista turístico y es que el lago de Atitlá ha sido catalogado por muchos como el lago más bello del mundo. Alrededor hay diferentes pueblos (San Marcos La Laguna, Panajachuel, Santiago Atitlá…) que frente a lo que suele ocurrir son totalmente distintos entre sí. Cada uno tiene una cultura, lengua maya, arquitectura y agricultura singular. Asimismo las opciones de turismo que ofrecen varían de unos a otros: desde ocio nocturno hasta centros de relajación y meditación.

De ahora en adelante el buceo no sólo nos permitirá disfrutar de la belleza del fondo marino y de los animales que pueblan las aguas. Desde hace un tiempo podemos contemplar, además, una exposición de arte acuático en el noroeste del lago de Atitlá. Se trata del accidente hidrográfico más impresionante ubicado en el departamento de Solalá en Guatemala. A su orilla se encuentran los vólcanes de Atitlá, Tolimán y San Pedro. Mide alrededor de unos 18 kilómetros de longitud, por lo cual es difícil conocer todo lo que esconden sus aguas. Respecto al origen del lago, se puede hablar de dos teorías: la primera considera que es un viejo cráter muerto y la otra, que el surgimiento de los volcanes interrumpió el curso de los tres ríos que vienen del norte, los cuales al reunir sus aguas en el lugar, crearon el lago.