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Democracia en la cama
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EL EROTICÓN

Democracia en la cama

Como en la vida, en el sexo también tiene que darse un reparto igualitario. Cuando el hombre da el 100% y la mujer se queda en

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Democracia en la cama

Como en la vida, en el sexo también tiene que darse un reparto igualitario. Cuando el hombre da el 100% y la mujer se queda en el 50, o viceversa, se produce un efecto negativo que, a la larga, puede ser muy perjudicial para la relación de pareja. Si bien es cierto que la mujer necesita más tiempo para llegar al estado de excitación óptimo -juegos preliminares- el hombre también requiere de una atención que a veces dejamos pasar de largo. Lo más saludable sería estimular el pene en toda su longitud.

 

Muchas mujeres piensan que la estimulación del glande es suficiente para ‘contentar’ a su pareja. Gran error. Y muchos hombres creen que una expedición por la zona exterior de la vagina activa plenamente a la mujer, cuando la realidad es que la estimulación completa se obtiene cuando el pene llega al fondo del canal vaginal.

Estimulación del pene

Contando con la premisa de que es necesario saber si el hombre quiere eyacular o no, la mujer debería prepararse para el ‘ritual’ de la estimulación masculina. El primer paso es acariciar el pene tocando delicadamente el perineo con la punta de los dedos para continuar por la parte inferior del escroto cosquilleando la parte frontal y posterior.

El escroto es la parte más delicada del cuerpo del hombre por lo que se deben acariciar los testículos muy suavemente -nada de mordisquitos ni pellizquitos-. Una vez que el pene está erecto, la mujer estira los dedos y lo rodea con toda su palma comenzando firmes movimientos desde cerca del glande hasta la base, tensando la piel y permitiendo que el glande se llene de sangre. Las puntas de los dedos de la otra mano servirán para combinar estas caricias.

Llegados a este punto, la lubricación conseguirá multiplicar por cien el placer, bien con la primera secreción del hombre, bien con su saliva. Si el hombre siente la necesidad de eyacular pero queremos retardar el orgasmo, besar el tallo del pene mientras se acaricia es la mejor ‘receta’.

Juegos preliminares

La mujer requiere que el hombre se centre algo más en su órgano sexual para llegar a la excitación ideal. Un buen amante nunca irá directo a la zona genital; ni siquiera a los pechos. El hombre debería evitar ser directo, atrevido e impaciente en este punto. Hay tiempo para todo.

Cualquier parte del cuerpo femenino puede ser una zona erógena por lo que en el caso de la mujer no hay una pauta mejor que otra ni un orden más efectivo que otro. Se puede comenzar con el famoso beso francés explorando los recovecos de la boca, besar su cuello, mordisquear el lóbulo de su oreja... Los besos boca a boca pueden endurecer sus pezones mientras que la estimulación de los pechos suele producir la erección del clítoris y segregación de flujos. Tras la boca y los pechos, el juego sexual lleva inevitablemente a los genitales. Presionar, empujar, frotar, cosquillear, besar, chupar... hay muchos modos de llevar a la mujer a las puertas del orgasmo.

Guiados los miembros de la pareja a la necesidad del coito, todo vale. Con la excitación a punto de llegar al clímax y habiendo apurado el tiempo para llegar a ella, la penetración alcanzando el fondo de la vagina hará explotar la energía sexual del hombre y de la mujer quedando los dos miembros de la pareja en igualdad de condiciones. La cama también requiere de democracia.

Como en la vida, en el sexo también tiene que darse un reparto igualitario. Cuando el hombre da el 100% y la mujer se queda en el 50, o viceversa, se produce un efecto negativo que, a la larga, puede ser muy perjudicial para la relación de pareja. Si bien es cierto que la mujer necesita más tiempo para llegar al estado de excitación óptimo -juegos preliminares- el hombre también requiere de una atención que a veces dejamos pasar de largo. Lo más saludable sería estimular el pene en toda su longitud.