La gran fiesta de bienvenida a Obama

“El presidente electo Obama ha anunciado que va a cambiar Washington y justo eso es lo que está haciendo”. Son palabras del Comité Presidencial Inaugural que se está encargando de organizar todo lo relativo a la toma de posesión del 44 presidente de EE.UU. La capital federal se prepara para escribir una nueva página en su historia, quizás una de las más destacadas, y en ella va a haber lugar para fiestas, bailes y hasta menús especiales.

Una de las preguntas más repetidas estos días es quién vestirá a Michelle Obama en la toma de posesión y el baile posterior. Jacquie Kennedy diseñó su propio traje con la ayuda de Ethel Franken; Rosalynn Carter marcó una línea orientalista con un traje de Mary Matise y tanto Hillary Clinton como Laura Bush apostaron por Oscar de la Renta en su fiesta de re-elección. La elección de Michelle, que durante la campaña optó por diseñadores jóvenes, puede marcar estilo: al fin y al cabo hay pocas imágenes que se recuerden tanto de las primeras damas como las del baile con su marido en la primera noche presidencial.

Pero no será una foto, sino diez: el nuevo presidente asistirá a una decena de bailes de celebración en su noche de investidura, entre ellos uno en honor de los militares y otro de homenaje a la juventud. Aunque la cifra pueda sonar excesiva, Obama lo tendrá más fácil que algunos de los últimos presidentes: Bill Clinton fue agasajado con 14 bailes en su reelección en 1997. A Bush, sin embargo, le gana: el 43 presidente asistió a ocho en 2001 y nueve en 2005.

Obama parece querer marcar distancias con sus antecesores en todos los aspectos. Los bailes inaugurales siempre han sido momentos de regocijo para la alta sociedad, con señoras vestidas de largo y caballeros en esmoquin girando al son de un vals tras aplaudir al presidente, invitado de honor por antonomasia. Pero dentro de una semana y media todo puede ser muy diferente, ya que entre la decena de fiestas se encuentra el ‘baile del vecindario’, al que en principio casi cualquiera podrá acercarse. Habrá tickets gratuitos o a precios populares, todo para que se pueda cumplir el mandato del nuevo presidente: “He querido asegurarme de que tuviéramos una velada abierta a nuestro nuevo vecindario aquí en Washington DC y en el resto de barrios del país”.

El nuevo presidente tendrá una noche agitada: Obama será el anfitrión de los bailes en honor de sus estados de origen, Hawai e Illinois, y de cinco bailes en honor de cada región de EEUU: el este, el Atlántico medio, el medio oeste, el sur y el oeste. Además, también será el anfitrión de un baile en homenaje a la juventud, al que estarán invitados estadounidenses entre los 18 y los 35 años y que, según el PIC, celebrará no sólo la investidura presidencial sino también "el papel que los jóvenes estadounidenses pueden desempeñar en el servicio a sus comunidades".

Las entradas para la mayor parte de los bailes se venderán a los invitados a 150 dólares, con la excepción del Baile de la Juventud, que se ofrecerán a 75 dólares por persona. Pero este no es el único modo para asegurarse una plaza junto a los nuevos protagonistas de la Historia: los donantes que aporten a la causa cinco o más dólares entran en el sorteo de diez plazas para asistir a la ceremonia de bienvenida, el juramento, el desfile y el baile. La primera plaza ya está ocupada por Cynthia Russell, de Newberry, Florida, que incluyó además un pequeño texto explicando lo que para ella significa el cambio de presidente.

Fue en 1804, conmemorando la toma de posesión del ‘padre fundador’ John A. Madison como cuarto presidente de EE.UU., cuando tuvo lugar el primer baile inaugural. Entonces las entradas costaban cuatro dólares, precio que ha ido aumentando con el tiempo, y excepto contadas excepciones no ha dejado de celebrarse al mismo tiempo que las tomas de posesión. La siguiente galería fotográfica ha sido organizada por el Comité Presidencial Inaugural para recordar los bailes a lo largo de la Historia.