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La tempestad petrificada de Gran Canaria
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HOTEL

La tempestad petrificada de Gran Canaria

A pesar de que el viajero suele llegar a Canarias buscando la manida oferta de sol y playa, las islas guardan secretos que poco a poco

A pesar de que el viajero suele llegar a Canarias buscando la manida oferta de sol y playa, las islas guardan secretos que poco a poco se van abriendo al visitante interesado en descubrir la sorprendente tierra que habitan unas personas humildes y acogedoras. Para ello sólo hay que olvidarse de la costa y aventurarse descubriendo los techos de las islas.

 

El Parador de Tejeda cambia por completo la tradicional imagen de sol y playa con la que el advenedizo llega a Gran Canaria. Las cumbres, grandes desconocidas para los foráneos, son motivo de orgullo para los grancanarios, que procuran subir a ellas en cuanto cae un poco de nieve o cuando otro manto blanco, el de los almendros en flor, cubre la montaña. En estas semanas previas a la primavera, además, añaden al aire limpio que aquí se respira su fragante aroma.

 

El establecimiento, cerrado durante décadas y abierto de nuevo en este 2009, ofrece un ajustado resumen de la gastronomía canaria con joyas como el reconfortante potaje de berros o la carne de baifo -palabra prehispánica que designa en Canarias al cabrito- y promete relax de altura con fitness y spa, aunque no es eso lo que lo convierte en un destino singular. Sobre todo es la mejor atalaya desde la que contemplar la impresionante caldera de Tejeda, una formación de veinte kilómetros de ancho por 35 de largo que comenzó a formarse hace unos 14 millones de años tras el colapso de parte del primer escudo insular creado sobre el océano por la acción vo. Sobre ella se sostienen, rotundos y majestuosos, el Roque Nublo y el Bentayga, que en la mitología aborigen eran el equivalente del Olimpo griego.

 

Dicen muchos grancanarios -quizás para curarse en salud- que Tenerife tiene el Teide pero Gran Canaria las vistas. Si la máxima se cumple, entonces el lugar perfecto para contemplarlo es éste, enmarcando su silueta puntiaguda en el terreno cóncavo de Tejeda. Eso ya lo sabía Miguel de Unamuno, que en 1910 recorrió palmo a palmo la geografía del centro y el norte grancanario y definió este paisaje mejor que nadie: “Parece todo ello una tempestad petrificada”.

 

El inmueble del Parador conserva la configuración exterior del edificio, que recuerda a una casa tradicional canaria aunque de dimensiones superiores. Fue ideada en la década de los 30 del siglo XX por los hermanos Miguel y Néstor Martín Fernández de la Torre, arquitecto el primero y pintor el segundo aunque los dos artistas y visionarios; personajes en definitiva fundamentales para entender la cultura de Canarias en aquel tiempo. Su interior, sin embargo, fue víctima de los tiempos y ha sido sometido a una reforma total. De todos modos la actualización del espacio ha tratado de conservar el carácter de la época de construcción y de hecho varias piezas originales diseñadas por Néstor han sido restauradas: sillas, sillones, mesas y lámparas originales de aquel tiempo ocupan la mayoría de los espacios comunes.

 

Las marcas dejadas por el urbanismo de Miguel de la Torre en Gran Canaria (sobre todo en la capital) son de las huellas arquitectónicas más positivas de un siglo que, por lo demás, asistió a la destrucción irremediable del paisaje costero en pos del turismo y el progreso. De todos modos cualquier visitante de Las Palmas de Gran Canaria puede contemplar la evolución de su trabajo desde el racionalismo presente en la sede del Cabildo Insular, que data de comienzos de los 30, hasta el estilo neorregional canario presente en Tejeda y en otras obras suyas como el Pueblo Canario o la Casa de Turismo del Parque de Santa Catalina, todas posteriores a la Guerra Civil y paradas obligadas en cualquier recorrido turístico por la ciudad. Aunque lo mejor, sin duda, es conocer su arte en el Parador y contemplar cómo era la isla antes incluso de que el ser humano la descubriera.

 

PARADOR CRUZ DE TEJEDA

 

Dirección: Cruz de Tejeda está a 34 km. de las Palmas de Gran Canaria, por la carretera GC15/C811, pasando por San Mateo y a 45 km. de Playa del Inglés.

 

Teléfono: 92 801 25 00

 

Web: www.parador.es

A pesar de que el viajero suele llegar a Canarias buscando la manida oferta de sol y playa, las islas guardan secretos que poco a poco se van abriendo al visitante interesado en descubrir la sorprendente tierra que habitan unas personas humildes y acogedoras. Para ello sólo hay que olvidarse de la costa y aventurarse descubriendo los techos de las islas.