Rascacielos como montes: el nuevo ‘skyline’ de Andorra

Mientras lucha por quitarse de encima el sambenito de paraíso fiscal Andorra, el país de los Pirineos, se entrega sin miedo a la arquitectura contemporánea de marca. Nada menos que cuatro starchitects, entre los que se encuentran tres premios Pritzker, son los finalistas del concurso de ideas para levantar el futuro Museo Nacional de Arte que no sólo situará a su capital en el panorama mundial del arte contemporáneo, sino que cambiará para siempre el skyline de la capital. Andorra cambia las montañas por los rascacielos.

Queda poco tiempo para que se sepa el veredicto del jurado. El pasado 10 de marzo los autores, en una sesión maratoniana de seis horas, dieron a conocer sus proyectos, cuatro edificios singulares que en cualquier caso cambiarán para siempre el paisaje de la zona. La única que no presentó en persona su proyecto fue la iraquí Zaha Hadid, que delegó la exposición en su asociado Tiago Correia.

 

En su edificio, de 104 metros, destaca una composición de ventanas diagonales que se relacionan con las pendientes de las montañas que las rodean. El hormigón armado de los núcleos y la estructura metálica del perímetro de la fachada libraría a las 19 plantas del inmueble de cualquier columna intermedia.

Frank Gehry, que ya trabaja en el Archivo Nacional de Andorra, no permitió que la prensa tomara imágenes de su proyecto, un edificio de 117 metros con 19 plantas (sería el más alto de Andorra, dejando atrás los 80 metros de la torre de Caldea) inspirado en las iglesias románicas del país.

Es una construcción que recrea el aspecto montañoso de los Pirineos en el que está enclavada Andorra a partir de paneles de aluminio que recubren buena parte del edificio, una "solución contemporánea" para la que el despacho de Gehry utilizará, en caso de ser el ganador, materiales y estrategias ecológicos.

Edificio árbol

El tercer arquitecto que apuesta por superar el skyline andorrano es el francés Dominique Perrault. El autor de la Caja Mágica de Madrid ha ideado un edificio con 14 niveles en superficie, seis de los cuales se prologan en voladizo a norte y sur, y seis más en la parte subterránea. La planta de su proyecto es ligeramente trapezoidal, de modo que el edificio adopta una forma arborescente, creciendo hacia el cielo y ramificándose en función de sus necesidades internas de funcionamiento, superponiéndose además al resto de volúmenes que lo rodean.

El también francés Jean Nouvel, que firmó la ampliación del Museo Reina Sofía, ha diseñado el más bajo de todos los proyectos finalistas. Su edificio, de 50 metros, tendrá en caso de ser elegido once plantas en superficie y seis subterráneas.

El elemento más destacado del proyecto es el vacío central que ha creado y que se prolonga hasta la cubierta con una apertura vertical que aporta luz natural al interior edificio. El aspecto exterior se construye a partir de fachadas de hormigón y el visitante podrá descubrir el mencionado vacío interior, si se da el caso, a través de dos escaleras simétricas que descienden hasta la entrada.

La estructura principal del edificio se ha concebido como dos pantallas paralelas de hormigón, de 80 centímetros de grosor, que soportan todas las plantas y trasmiten las cargas a los cimientos. Perrault, igual que Gehry, ha tenido en cuenta las iglesias románicas del país a la hora de concebir los interiores.