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La huella literaria de los restaurantes centenarios de Madrid sigue viva
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GASTRONOMÍA

La huella literaria de los restaurantes centenarios de Madrid sigue viva

Además de en sus calles y en sus viviendas, la huella literaria presente en el madrileño "Barrio de Las Letras" se esconde en restaurantes centenarios, como

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La huella literaria de los restaurantes centenarios de Madrid sigue viva

Además de en sus calles y en sus viviendas, la huella literaria presente en el madrileño "Barrio de Las Letras" se esconde en restaurantes centenarios, como Botín, Lhardy o Los Galayos, lugares de inspiración para muchos escritores, de ayer y de hoy, y fuente de historias de realidad y ficción.

Reuniones, tertulias, nombramientos de políticos, consejos de ministros o, simplemente, momentos de distensión que han servido a escritores para bosquejar sus novelas o saborear los matices de la cocina castellana, se encuentran en la historia de estos establecimientos que mantienen su identidad intacta.

Uno de los más citados en la literatura es Botín, el restaurante más antiguo del mundo según el Libro Guiness de los Récords y convertido en escenario por literatos españoles como Benito Pérez Galdós, Carlos Arniches, Arturo Barea, y estadounidenses como Scott Fitzgerald o Graham Greene.

Su fachada, que se actualiza periódicamente, la protagoniza hoy Ernest Hemingway con una cita de su primera novela, "Fiesta", en gran parte autobiográfica y reflejo de la pasión del escritor por España y los Sanfermines: "Comimos en Botin, en el comedor de arriba. Es uno de los mejores restaurantes del mundo. Tomamos cochinillo asado y bebimos Rioja Alta", escribía el periodista estadounidense en 1926.

Botín también ha sido telón de fondo de reuniones celebradas en el contexto de la Guerra Fría, como las que organizaba el entonces dueño del local, Emilio González, que tenía entre sus amigos a embajadores estadounidenses y soviéticos, o la que imaginó, entre dos espías rusos, Frederic Forsyth en su novela "El manifiesto negro".

En la actualidad, el restaurante sigue siendo un lugar de visita obligada también para actores de Hollywwod como Robert de Niro, Woody Allen o Catherine Zeta-Jones, que en una ocasión se animó incluso a cantar con los miembros de su tuna, según ha explicado el actual dueño, Carlos González.

"No es un museo del pasado sino un museo vivo, que sigue estableciendo lazos personales con sus clientes, y es objeto de referencias para escritores", destaca González, que recuerda, entre las últimas citas literarias, un encuentro entre los personajes de "El tiempo entre costuras", de María Dueñas.

A pocos metros de la Puerta del Sol se encuentra Lhardy, otro lugar de reunión para escritores, que desde su inauguración, en 1839, ha atraído a toda clase de personalidades, desde la reina Isabel II, que tenía reservado un salón para sus encuentros con las damas de la corte, a José Antonio Primo de Rivera, que celebraba en otro de ellos sus consejos de ministros.

"Fue el hijo del fundador, el pintor Agustín Lhardy (1947-1917), quien introdujo la bohemia en el restaurante, invitando a literatos, pintores y músicos, que acudían con frecuencia a celebrar sus reuniones", explica a Efe el actual gerente, Milagros Novo.

Desde entonces, no han dejado de desfilar escritores por Lhardy, desde Jacinto Benavente a Fernando Vizcaíno Casas o el Nobel Mario Vargas Llosa, pasando por Azorín, que en 1941 escribió en sus memorias: "No se puede concebir Madrid sin Lhardy".

Quizá por eso muchos grupos o instituciones, como la Real Academia, lo consideran aún hoy un buen lugar para celebrar sus encuentros.

Precisamente, el académico y escritor Arturo Pérez-Reverte, encontró en otro local centenario su inspiración para escribir las aventuras del Capitán Alatriste: se trata del restaurante Los Galayos, situado en la Plaza Mayor y abierto desde 1894.

Además de ser un lugar de referencia por sus asados y sus tapas, en este local se celebró el 29 de abril de 1936 la última reunión de la generación del 27, que quedó truncada por el comienzo de la Guerra Civil.

En el recibidor puede verse la imagen que retrata aquella reunión, en la que Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Pablo Neruda o José Bergamín, entre otros, ofrecieron un banquete a Luís Cernuda para festejar el éxito de su poemario "La realidad y el deseo".

Además de en sus calles y en sus viviendas, la huella literaria presente en el madrileño "Barrio de Las Letras" se esconde en restaurantes centenarios, como Botín, Lhardy o Los Galayos, lugares de inspiración para muchos escritores, de ayer y de hoy, y fuente de historias de realidad y ficción.