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Desmontando la manzana (podrida) de Steve Jobs
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Desmontando la manzana (podrida) de Steve Jobs

Un solo actor sobre el escenario. Habla de tecnología sin alardes tecnológicos. Apenas un iPhone en sus manos y un proyector sobre las tablas que reproduce

Foto: Desmontando la manzana (podrida) de Steve Jobs
Desmontando la manzana (podrida) de Steve Jobs

Un solo actor sobre el escenario. Habla de tecnología sin alardes tecnológicos. Apenas un iPhone en sus manos y un proyector sobre las tablas que reproduce intermitentemente imágenes de Steve Jobs, su manzana y derivados. Con la propuesta escénica más simple posible, se intenta analizar la realidad socio-tecnológica más compleja. Pequeño gran teatro en El Alfil de Madrid.

Daniel Muriel, que alcanzó la (mala) fama por su papel en las Escenas de Matrimonio de José Luis Moreno, se transforma en esta obra en un intérprete dotado para algo más que la pronunciación gangosa de sketches desfasados. Se convierte en un creíble y sugestivo trovador de verdades ocultas; en una especie de Guillermo Tell 3.0 dispuesto a atravesar la manzana (podrida) del mayor visionario tecnológico de la historia.

Y lo consigue. Gracias, al margen de su talento interpretativo, que le hace capaz de pronunciar un monólogo en noventa minutos que parecen veinte, a la pluma acerada del autor del guión, el también actor estadounidense Mike Daisey, el Michael Moore de las tablas, que ya interpretó su monólogo en los teatros estadounidenses con un éxito atronador.

La sombra del cofundador de Apple es todavía alargada más de un año después de su muerte, pero no lo suficiente como para ocultar sus miserias. Agonía y éxtasis de Steve Jobs o, lo que es lo mismo, las dos caras de una misma moneda. Una da a Occidente. La del hippie malhumorado que utilizó su indudable genio para cambiar nuestras vidas; la del hombre que pronunciaba discursos memorables ante los alumnos de la Universidad de Stanford; la del gurú que convertía la presentación de cada una de sus nuevas criaturas en un acontecimiento mundial.

El otro lado de la cara se atisba solo desde Oriente. Y allí, como destapó en su momento el diario The New York Times y constató el propio Mike Daisey en un viaje a las cloacas de Apple en China, el iPhone, el iPad o el Mac son la clave maestra de la involución de las especies. Daisey es un fanático desencantado de Apple que viajó hasta el país asiático para comprobar de primera mano, y narrárselo al mundo, lo que Jobs escondía bajo la alfombra: la producción deshumanizada de la fábrica de Foxconn, donde niños de 16 años trabajan 16 horas para elaborar a mano todos los aparatos Apple del mundo. O donde unas redes protegen las azoteas para evitar que se sucedan los suicidios.

Esa es la agonía de Jobs. Y lo que denuncia esta obra de teatro es que nosotros hemos apostado a ciegas por el éxtasis. Lo hace con humor y, sobre todo en su primera parte, con una sutileza digna de elogio. A medida que avanza el texto, crece la beligerancia y se torna en una crítica algo más obvia y discursiva, pero aun así es una representación más que recomendable, que golpea con fuerza el eje de gravedad del occidental medianamente consciente. 

 

Agonía y éxtasis de Steve Jobs

Teatro Alfil de Madrid. De jueves a domingo. Hasta el 9 de diciembre

Precio taquilla: 22€. Precio web: 16€.

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Un solo actor sobre el escenario. Habla de tecnología sin alardes tecnológicos. Apenas un iPhone en sus manos y un proyector sobre las tablas que reproduce intermitentemente imágenes de Steve Jobs, su manzana y derivados. Con la propuesta escénica más simple posible, se intenta analizar la realidad socio-tecnológica más compleja. Pequeño gran teatro en El Alfil de Madrid.

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