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Londres-París-Berlín: en Europa también hay paraísos hipster
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Londres-París-Berlín: en Europa también hay paraísos hipster

Somos unos urbanitas irredentos que hemos descubierto que las bicicletas no solo son para el verano y que los barrios se nos quedan pequeños.

Foto: Foto: Amelie Dupont
Foto: Amelie Dupont

No nos duelen prendas en reconocer que, sí, somos unos urbanitas irredentos que hemos descubierto -a la vejez, viruelas- que las bicicletas no solo son para el verano sino para romperlas contra los bolardos, y que los centros históricos y los barrios de siempre se nos quedan pequeños. Así que nos vamos calle abajo a gentrificar barrios olvidados y convertirlos en las mecas urbanas que nosotros, hipsters de pro, merecemos.

EN PARÍS: BELLEVILLE

Al multiétnico barrio de Belleville apuntan los focos parisinos desde hace unos años, cuando la bendita -a veces- gentrificación comenzó a poblar los locales y las viviendas de urbanitas a la última que, antes de morir en el intento de tomar el VI arrondissement, supieron ver que París no acaba al no ver el Sena. En Belleville, los viejos de esta antigua comuna dicen -y todos queremos creerlo, claro- que, cada día que pasa, Edith Piaf canta mejor. Su apartamento en 5 rue Crespin du Gas es hoy un museo dedicado a ella y uno de los lugares del barrio más interesantes.

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Pero no debes perderte el trasiego del mercado Belleville-Ménilmontant (en el boulevard de Belleville), los talleres de los más de 250 artistas que salpican el callejero de Belleville, el centro de arte moderno Le Centquatre y, desde luego, en el parque La Villete, donde te aguardan la Grande Halle -un matadero transformado en centro cultural-, y la Cité de la Musique.

EN LONDRES: SHOREDITCH

En Londres, las cosas más interesantes pasan por donde sale el sol. Pasear por el East End es hacerlo por calles que, a golpe de start-up y negocio de toda la vida -y eso vale tanto para delis como para relojerías vintage- han visto cómo sus apartamentos se poblaban de jóvenes barbudos y trendies ejecutivas que alternan en bares de cócteles, comen el mejor curriy de Bricklane bajo la atenta mirada de la Familia Real en el Preem & Prithi (Brick Lane, 118-122)- y visten con carísima ropa vintage de los mercadillos del barrio -Spitalfields o Sunday Market- para luego subir a su casa instagrameable deFulwood Mews con una botella de vino chileno y discutir, tranquilamente, sobre las cuitas de Kate Perry y Russell Brand.

Foto: Clemente Corona

¿Algunas direcciones en las que camuflarse entre los hipsters más hipsters de Londres? Pues el coqueto e íntimoHappiness Forgets (8-9 Hoxton Square), la coctelería Callooh Callay (65 Rivington Street) o el pub Brewdog (51-55 Bethnal Green Road).

EN BERLÍN: KREUZBERG

Estar a la última en Berlín es estar en Kreuzberg. Los símbolos del barrio -que se extiende a ambos lados del Spree, en pleno centro de la ciudad- son el muy clásico puente Oberbaumbrücke, patrimonio nacional, con sus dos imponentes torres, y la East Side Gallery, el museo de arte al aire libre más grande del mundo: más un kilómetro del mejor street art sobre el mayor tramo del Muro de Berlín (del que en 2014 se cumplen 25 años de su caída) que se conserva. Por la noche, todo el ritmo y el ruido se concentra en cuatro calles: Simon-Dach-Straße, Oranienstraße, Bergmannstraße y Schlesische Straße, y las casas ocupadas de “Hebbel am Ufer" (HAU) ofrecen danza, obras de teatro y actuaciones contemporáneas.

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¿Más tranquilo, pero dentro de nuestros parámetros hipsters? Un picnic con productos bio en el parque del barrio, a la sombra de del monumento de hierro fundido que desde hace casi 200 años conmemora la guerra de independencia contra Napoleón. Y no te pierdas el muy original Museo de las Cosas (Oranienstraße 25) donde vas a encontrarte con eso, cosas: una colección estupenda de cacharros y objetos de los últimos 40 años que hará las delicias de todo pirado por lo vintage (todos los hipsters lo somos).

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No nos duelen prendas en reconocer que, sí, somos unos urbanitas irredentos que hemos descubierto -a la vejez, viruelas- que las bicicletas no solo son para el verano sino para romperlas contra los bolardos, y que los centros históricos y los barrios de siempre se nos quedan pequeños. Así que nos vamos calle abajo a gentrificar barrios olvidados y convertirlos en las mecas urbanas que nosotros, hipsters de pro, merecemos.

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