Obsesionadas por la belleza desde la cuna

Se maquillan, van al spa, cuando empiezan a depilarse prefieren el laser a la cuchilla, se someten a manicuras y pedicuras para tener las uñas como estrellas de Hollywood... y no superan los 12 años. Los niños de hoy en día viven expuestos al bombardeo cultural que habla de cuerpos perfectos y de una mejora constante e interminable del físico y no pueden resistirse. En Estados Unidos las pequeñas se gastan auténticas fortunas para estar monas y la tendencia no hace sino aumentar. El magazine Newsweek ya las ha bautizado: estamos ante la generación Diva.

 

En Estados Unidos el canal TLC emite desde hace algunas semanas Toddlers & Tiaras, un programa que sigue la vida de las niñas que participan en los concursos infantiles de belleza en el que hace poco se podía ver a una madre poniendo autobronceador a su hija de dos años. No es el único: el canal WEtv programa Little Miss Perfect y MTV tiene en antena desde hace tres años My Super Sweet 16, dedicado a los caprichos más absurdos de las adolescentes pijas de EE.UU. Estos casos pueden parecer alejados de la media, pero en realidad están mucho más cerca de la norma de lo que creemos.

 

Hace cuatro años la edad media para empezar a utilizar productos de belleza eran los 17 años, de acuerdo con una investigación realizada por la empresa de estudios de mercado NPD. Ahora ese número ha bajado hasta los 13 y las cifras de negocio anuales son multimillonarias. El gasto en productos de belleza en EEUU entre personas de ocho a 12 años es de 40 millones de dólares y asciende hasta los 100 entre los adolescentes. Por otra parte Experian, dedicada a las investigaciones de mercado, afirma que el 43% de las niñas entre 6 y 9 años utiliza barra de labios o glossy; el 38%, productos para el cabello; y el 12,% otros cosméticos.

 

La Generación yo, esa que ahora ronda la veintena y cuenta su vida a través de redes sociales, tiene un sucesor más egocéntrico y superfluo si cabe: los pequeños y pequeñas de la Generación diva han tenido su misma formación tecnológica (e incluso mayor) y son capaces de manejar programas de retoque fotográfico como si fueran auténticas profesionales. La publicidad y su alegórico mundo de ensoñaciones de perfección hacen el resto: las niñas de entre 11 y 14 años reciben unos 500 impactos publicitarios al día y de acuerdo con un estudio de la Universidad de Minessotta citado por Newsweek, tan sólo de uno a tres minutos de anuncios pueden ser suficientes para provocar un impacto negativo en la autoestima de una pequeña.