Beatrice, Carlota y Alexandra, las princesas monesgacas con truco de maquillaje común y estilos diferentes

Las tres princesas de Mónaco están en París: Carlota Casiraghi, Beatrice Borromeo y Alexandra de Hannover, están acaparando titulares y las cámaras de fotos las han convertido en protagonistas de los desfiles de Dior y Chanel.

La relación de la familia Casiraghi con Chanel es un vínculo histórico que se remonta a la icónica Grace Kelly, pero que se consolidó con la estrecha amistad entre Carolina de Mónaco y Karl Lagerfeld. Ella se convirtió en una de sus musas y embajadoras no oficiales, legado que ha heredado su hija Carlota Casiraghi, actual embajadora de la maison. Su presencia en los desfiles y campañas refuerza la imagen de sofisticación effortless que la firma francesa representa.

Por otro lado, Beatrice Borromeo es embajadora de Dior, una casa que simboliza feminidad clásica y romanticismo, en contraste con la modernidad sobria de Chanel. La coexistencia de ambas firmas en la misma familia refleja su poder en la industria del lujo, pero también expone una contradicción: dos casas rivales disputándose la representación de la realeza europea, demostrando que, en el mundo de la moda, la exclusividad tiene múltiples matices.

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Pero más allá de la moda, en estas ocasiones en las que se dejan ver, podemos ver como todas optan por estilos de maquillaje refinados y estratégicos que realzan su belleza natural con un acabado impecable. Sin embargo, lo interesante es que, a pesar de sus estilos tan distintos, comparten un truco en común: una piel perfectamente trabajada con bases de acabado natural, iluminadores sutiles y una atención minuciosa al equilibrio entre el color y la luz que maquillan expertos de las firmas a las que representan.

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Carlota Casiraghi, con su aire sofisticado y su elegancia natural, apuesta por una base luminosa, enriquecida con ingredientes hidratantes para mantener la jugosidad de su piel. Su corrector es de textura ligera pero con buena cobertura, ideal para disimular pequeñas imperfecciones sin restar frescura. El toque más notable es su uso de máscara de pestañas negra, aplicada con precisión para abrir la mirada sin necesidad de delineador. Para completar, lleva un labial de tono rosado satinado, que realza la naturalidad sin sobrecargar el look. Un toque de rubor en tono melocotón termina por dar ese efecto saludable y radiante.

Beatrice Borromeo, con su porte aristocrático y su melena dorada, se decanta por un maquillaje que exuda sofisticación y pulcritud. Su base tiene un acabado mate satinado, parece que utiliza un primer alisador debajo para minimizar poros y aportar esa apariencia de terciopelo. Con el contorno definido, trabajado con polvos bronceadores aplicados estratégicamente en las sienes y los pómulos. El punto focal es su mirada: delineada, sutilmente en la línea de agua y máscara de pestañas que alarga y define sin dramatizar. En los labios, un tono nude de subtono rosado con acabado cremoso aporta el balance perfecto.

Alexandra de Hannover apuesta por un look más juvenil y fresco, con una piel trabajada de forma minimalista, probablemente con una base ligera tipo BB cream o serum foundation. El rubor es clave en su maquillaje, aportando ese efecto de mejillas sonrojadas de forma natural. Un punto interesante es su elección de un delineado gráfico en los ojos, con un trazo fino que acentúa su mirada azul sin endurecer los rasgos. El labial es de un tono rosa claro con acabado jugoso, lo que indica el uso de un bálsamo con color o un gloss con efecto hidratante. Muy actual.

A pesar de sus estilos diferentes, las tres comparten un truco esencial: una piel trabajada con bases ligeras, iluminadores estratégicos y un acabado que prioriza la frescura y el realce natural. Su maquillaje es un reflejo del lujo discreto y la elegancia atemporal.