Olympia de Grecia cierra el desfile de Giambattista Valli: maximalismo y vestidos de alfombra roja

Después de una jornada frenética que comenzó con el desfile de Schiaparelli y su descomunal forma de entender el arte, acto seguido del show en clave minimalista capitaneado por Maria Grazia Chiuri para Dior, cerramos el día con la propuesta de alta costura para el otoño-invierno de 2023/2024 de Giambattista Valli.

Uno de los reyes en las alfombras rojas, el romano conquista con su estilo excesivo y romántico a miles de famosas alrededor del mundo. Solo tenemos que recordar los últimos estilismos vistos en la red carpet de los Premios Oscar o todas las veces que ha colado uno de sus vestidos en la Met Gala. Creados para impresionar y deslumbrar, su sello es único e identificable a vista de pájaro. No hay dos Giambattista Valli en el mundo. Volviendo al desfile, son pocas las pistas que la marca nos ha dejado en las redes sociales como previo a lo que íbamos a contemplar hoy en París.

La fecha, 3 de julio de 2023, la hora, 19:30 hora local, y algunos fragmentos del fittings con las modelos. Alejado de la colección prêt-à-porter más comercial del modisto, aquella que vimos hace unos meses, la costura vuelve a entrar en escena para maravillar a un público entregado. Entre ellos, la influencer Alexandra Pereira, la editora Anna Wintour, la cantante Camila Cabello y otras amigas de la marca. Lo que no esperábamos y obviamente la enseña se guardaba como una gran sorpresa es que una royal, y no sentada en el front row, cerrase el desfile.

Hablamos de Olympia de Grecia, la primogénita de Pablo de Grecia y Marie-Chantal, amante de la moda, las tendencias y, de vez en cuando, ocupando el rol de maniquí por un día. Imagen de otras marcas de lujo como Dolce & Gabbana y Michael Kors, sí que es la primera vez que la joven griega clausura un show de tal envergadura como el vivido en París de la mano de Giambattista Valli. Lo ha hecho enfundada en un vestido rosa a capas y capas de tul. Eso al final, pero el desfile ha dado para mucho más.

Poniendo en valor el oficio de la costura, el diseñador romano ha recurrido a la artillería pesada y, aliándose con el maximalismo que tan bien domina, ha presentado una colección ostentosa repleta de brillos, volúmenes y excesos. Con el vestido como prenda principal y cuatro colores, estos son blanco, negro, rosa y verde, el muestrario de looks no ha cesado en los minutos que ha durado el desfile.

Modelos bicolores que combinan varios tejidos en su corte, faldas gigantescas, siluetas de corte princesa, mangas abullonadas, adornos globo, lazos gigantes y un arsenal de elementos decorativos que contrastan con otros patrones rectos. Sencillos, pero no exentos de flores 3D, pedrerías, drapeados o complementos que aportan una nueva dimensión a la prenda. Hueco para una tendencia en alza: los vestidos con capucha que, si bien dominan ya el street style, se asoman con presencia notable en las pasarelas.

En el imaginario de Giambattista Valli las bailarinas ganan terreno a los tacones de vértigo, los pendientes desmesurados ganan la partida a otras joyas y los materiales juegan con los encajes, el tul, el satén, las plumas o la red metalizada a su antojo como aliados de estilo en esta alfombra roja.

También deja espacio a los conjuntos de dos prendas. Destacan dos. El primero, un crop top blanco con una falda amarilla, ambas piezas compuestas por rosetones en relieve; y el segundo, un tándem de blusa y pantalón joya con flecos metalizados en plata que nos recuerda a la moda 'seventy'. Varios monos de encaje floral negro se cuelan entre tanto vestido.

Las novias desfilan en París de la mano del diseñador italiano. Hasta tres looks nupciales diferentes, todos con el ADN de Valli impreso en cada uno de sus poros, se han visto por los salones donde ha tenido lugar el show.