La duquesa de Alba, la rebelde del 'dress code', en 15 looks memorables: de ser la reina del boho a su vestido de novia rosa

Hoy, 20 de noviembre de 2024, se cumplen 10 años del fallecimiento de la duquesa de Alba. Cayetana Fitz-James Stuart murió a los 88 años en la que era su residencia habitual en Sevilla, en el Palacio de Dueñas. Y aunque Cayetana será recordada por ser la aristócrata con más títulos nobiliarios del mundo de su tiempo, si por algo queremos rendirle tributo y recordarla en la redacción de moda de Vanitatis es por su estilo

Siempre vistió a su manera, libre, desafiando los convencionalismos y pasando del 'dress code'. Rebelde como ninguna, la abuela de Tana Rivera no cumplía las normas ni seguía las tendencias. Calificada por muchos expertos como la reina del boho-chic, su armario, lleno de color, estampados étnicos y toques hippies, era una declaración de intenciones: ella vestía como quería.

El 'más es más', los excesos y los guiños a la moda goyesca estuvieron presentes en la mayoría de sus looks, sobre todo, los que lució según iba soplando velas y saltaba de una década a otra. Pero hay más. Pertegaz, Givenchy o Elio Berhanyer, convivían en un fondo de armario internacional que albergaba grandes tesoros de moda, hoy en manos de la Casa de Alba. Precisamente, algunas de esas prendas, se expusieron el año pasado en 'La moda en la Casa de Alba', una muestra comisariada por Lorenzo Caprile y Eloy Martínez de la Pera que recorrió dos siglos de vestidos de alta costura y entre los que estaban varios trajes de la madre de Eugenia Martínez de Irujo.

Pero como todo icono de estilo, Cayetana experimentó una transformación: vestía como una señora a la edad de 20 años y como una joven pasados los 80 años. Es decir, su espíritu y su vestidor rejuvenecían según pasaban los años. "A mí me encanta la ropa actual, es muy aburrido vestirse de señora mayor", dijo en una de sus últimas entrevistas.

Una novia, tres vestidos

Se casó tres veces. La primera, con Luis Martínez de Irujo en 1947; la segunda, con Jesús Aguirre en 1978 y por último, con Alfonso Díez en 2022. Tres bodas y tres vestidos de novia que pasaron a engordar un guardarropa histórico.

Para contraer matrimonio con el padre de sus seis hijos en la catedral de Sevilla, sí que llevó un look nupcial acorde a los cánones de la época. La costurera Flora Villarreal fue la autora de su pomposo vestido de novia. En color marfil, fabricado con encajes de aguja en seda y lino, y con una voluminosa falda de varias capas de tul superpuestas, el primer traje de novia de Cayetana fue fiel a la silueta lady que distinguía a la diseñadora. Completó el look con una diadema de brillantes y perlas de la emperatriz Eugenia de Montijo.

Cuatro años después del fallecimiento de Luis Martínez de Irujo, la duquesa de Alba se casó en segundas nupcias con Jesús Aguirre en el palacio de Liria en Madrid. Una boda en la que aprovechó para comenzar a florecer su verdadera personalidad de estilo: llevó un vestido de novia con estampado floral de André Laug con mangas largas abullonadas, falda escalonada y cuello subido.

Ninguno de estos dos vestidos fue el más original de su armario nupcial. Tendríamos que esperar a su tercer enlace, de nuevo en Sevilla, a los 85 años y con un funcionario, para ver el vestido de novia rosa que pasó a la historia.

Sus amigos, los diseñadores sevillanos Victorio & Lucchino, crearon para la novia un vestido de corte midi fabricado con un tejido de crepe y encaje. Bordados de flores, volantes en el bajo y un cinturón de terciopelo verde oliva completaron el diseño nupcial. Cayetana Fitz-James Stuart sumó más personalidad en los accesorios al apostar por unas medias rejilla y unas bailarinas de piel a tono con más flores en la pala.

Una adelantada a su tiempo

Cierto es que la aristócrata renunciaba a las modas y hacía oídos sordos a las tendencias, pero eso no quita para que, tirando de archivo y revisando sus looks, fuese una adelantada. A principios de la década de los 70, fue de las primeras en atreverse con las faldas largas, con los pantalones anchos y con los tops anudados en las cinturas. Hizo del color y de los estampados, desde los bucólicos hasta los motivos geométricos o los cuadros vichy, la base de sus looks.

Más allá de los actos públicos, las cenas de gala y los compromisos oficiales, la vida en el campo ocupó gran parte de su tiempo, el escenario donde la duquesa de Alba se sentía más libre. Muchas de las instantáneas nos abren ese guardarropa campestre con prendas de piel, accesorios de rafia, caftanes a todo color con bordados y botas de montar. Asimismo, aglutinó una buena colección de vestidos de flamenca.

Un coctel de prendas y de accesorios que convirtió a la duquesa de Alba en nuestro estandarte nacional de la moda Adlib y del estilo hippie. Hoy es su hija, Eugenia Martínez de Irujo, su mejor heredera y la mujer que mantiene vivo su legado estilístico a través de sus looks.

De 'Lady España' a la reina del boho

En 1986, Cayetana Fitz-James Stuart tomó el relevo de una jovencísima Carmen Cervera que coronó a la aristócrata como 'Lady España'. Un título y un certamen que cada año premiaban a una famosa de la sociedad española que había destacado por su belleza o por su interés mediático. Además de estas dos, otros nombres propios de la crónica social como Rocío Jurado, Marta Chavarrí, Sara Montiel o Laura Valenzuela, fueron distinguidas con este título.

Con una vida social muy activa, a lo largo de su vida y de sus múltiples participaciones en actos públicos, la duquesa de Alba engordó su leyenda estilística: fue la reina del boho-chic. Dando un giro de guion, pasó de ser 'Lady España' a ser un icono de la estética desenfadada.

No solo el exceso de cromático distinguió a los looks que llevó en sus últimas décadas de vida. Los guiños a la moda goyesca tanto en los patrones de las prendas como en los bordados, y aderezaba esos atuendos con medias fantasía, bailarinas, bolsos con plumas y joyas superpuestas.

Una vida que, en todos los aspectos, Cayetana disfrutó en libertad. Sin cumplir estereotipos y huyendo de las normas. Haciendo gala de una personalidad única y arrolladora. No hubo una igual y de eso nos dejó buena cuenta en estos 15 (y otros tantos) memorables looks.