Fernando, hijo de la duquesa de Alba, alquila su casoplón de Marbella: cuál es el verdadero motivo y dónde se ha mudado él

Los huéspedes del mítico Marbella Club se han cruzado estos días por los pasillos con Fernando Fitz-James Stuart. La noticia no sería nada extraña, ya que él es cliente habitual de los restaurantes del hotel, si no fuera porque en esta ocasión el hijo de la duquesa de Alba está hospedado en las instalaciones de uno de los primeros hoteles de lujo de España, fundado por Alfonso de Hohenlohe-Langeburg en 1946, y espectador pasivo de fiestas memorables y de los topless de la mismísima Elizabeth Taylor.

¿Qué hace Fernando en un hotel cuando tiene casa en Marbella? El hijo de la duquesa ha realizado una rentable operación inmobiliaria por la que se ha embolsado más de 100.000 euros solo por el alquiler este verano de Las Cañas, el chalé que heredó de su madre, a una familia adinerada española, tal como informan fuentes de toda solvencia a Vanitatis. “La familia se ha instalado allí toda la temporada y él se ha ido al mejor hotel de la Costa del Sol. Fernando ha metido dos penaltis al mismo tiempo”, nos cuentan quienes comparten tiempo con él en la ciudad andaluza.

El hijo de la duquesa no tiene problema económico alguno. Comparte con sus hermanos la propiedad de un parking en la zona de Almagro (Madrid) con capacidad para 119 coches y tres locales en el mismo barrio. Al margen, participa de varias empresas y es, a través de una de ellas, el propietario de Las Cañas. “Los Alba jamás han tenido problemas de dinero, pero casi siempre los han tenido de liquidez”, nos cuentan las mismas fuentes.

El dinero no ha sido, de todos modos, el motivo por el que Fernando ha alquilado la casa. La razón principal es otra. “Él hizo una obra, dejó la casa preciosa, sobre todo la zona exterior de la piscina e incluso contrató a un chef magnífico para que cocinara allí todo el verano. Ha invitado varias veces a sus hermanos y sobrinos, pero nadie va nunca, por lo que pasa varios meses él solo en 3.000 metros cuadrados de parcela. Así que se ha cansado y ha decidido rentabilizarlo”.

La historia de Las Cañas

La casa de la duquesa de Alba en Marbella es una pequeña joya arquitectónica con una historia fascinante. Ubicada en la exclusiva Milla de Oro, esta propiedad fue adquirida por la aristócrata, Cayetana Fitz-James Stuart, en la década de 1960. Construida en un estilo andaluz tradicional, la vivienda se caracteriza por sus amplios patios, jardines exuberantes y detalles decorativos que reflejan el particular gusto de la noble española fallecida el 20 de noviembre de 2014.

Esta propiedad se extiende sobre un terreno de aproximadamente 3.000 metros cuadrados, tal como figura en los documentos del registro de la propiedad a los que ha tenido acceso Vanitatis, ofreciendo un refugio de lujo y privacidad. El interior de la residencia se caracteriza por sus techos altos y una decoración que combina el encanto clásico con las comodidades modernas. Todo en tonos marinos y blancos. En total, 1.500 metros construidos distribuidos en tres plantas.

En cuanto a las habitaciones, cuenta con ocho. Los baños son nueve. Además, la casa incluye múltiples salones, comedores y una biblioteca, ofreciendo espacios ideales para la vida social y el entretenimiento. La propiedad también posee instalaciones adicionales como una piscina, terrazas y áreas de descanso al aire libre, proporcionando un ambiente perfecto para disfrutar del clima mediterráneo de Marbella.

Las Cañas ha sido testigo de numerosos eventos sociales y reuniones familiares a lo largo de los años, convirtiéndose en un símbolo del refinamiento de la casa de Alba. La duquesa, conocida por su carismática personalidad y amor por las artes, solía pasar largas temporadas en esta residencia, disfrutando de la tranquilidad del lugar. Quienes la conocen dice que era una de sus propiedades “preferidas”. Tras su fallecimiento, fue heredada por su hijo Fernando Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo.

Siguiendo los pasos de su madre, Fernando ha mantenido y renovado el hogar. La propiedad, con sus vastos terrenos y vistas al mar, sigue siendo un enclave privado y exclusivo. La historia de Las Cañas es un reflejo de la evolución de Marbella como destino de lujo y de la influencia duradera de la aristocracia en la cultura española.