En Sevilla y en la intimidad: la misa organizada por el décimo aniversario de la muerte de la duquesa de Alba

El próximo miércoles 20 de noviembre, a las ocho de la tarde, se celebrará en la iglesia de la Hermandad de los Gitanos de Sevilla la tradicional misa homenaje en honor a Cayetana Fitz-James Stuart, XVIII duquesa de Alba. Este año coincide con el décimo aniversario de aquel día en el que falleció la aristócrata. Por ello, se espera que todos sus hijos, o al menos la mayoría, acudan a la cita. Tal y como señala la revista ¡Hola!, el acto se realizará “en la intimidad y en uno de sus lugares favoritos”.

Aunque en un primer momento están invitados todos sus hijos, son públicas sus desavenencias. En años anteriores, era Cayetano el único de los hermanos que acudía al acto religioso, quien iba acompañado por su pareja, Bárbara Mirjan, y su exmujer, Genoveva Casanova. No obstante, el actual duque de Alba enviaba siempre un centro de rosas con una cinta que decía "Duque de Alba y familia".

Es más, el jinete ha sido el encargado de organizar la misa, que era oficiada por Ignacio Sánchez Dalp, el sacerdote que casó a la duquesa con Alfonso Díez en la capilla sevillana del palacio de Dueñas. “Cada uno tiene sus razones y no voy a ser yo quien las dé porque yo tengo las mías”, explicó Fernando Martínez de Irujo a Vanitatis en 2019. Desde la revista '¡Hola! afirman que la ausencia de algunos de ellos “motivos laborales y logísticos del día a día”.

Una información que encaja perfectamente con la imposibilidad de la mayoría de hermanos de acudir en otras ocasiones a la celebración de dicho homenaje. “Han pasado cosas feas, por eso ha sido una decepción muy grande. Cuando alguien me hace una injusticia de ese tamaño y, además, no quiere sentarse a hablarla, para mí ha terminado”, explicó Cayetano durante una de sus últimas intervenciones televisivas junto a Joaquín Prat.

El pasado mes de septiembre era el duque de Alba quien tomaba una decisión en torno al legado de su madre. Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo inauguraba una nueva exposición en el Palacio de Liria, marcando así su nueva política aperturista. Por el momento, su objetivo es el de mantener “mantener vivo su legado”, siendo así su principal método para el recuerdo de la noble.