Crítica de la serie ‘Andor’ (T2 y final): la mejor y más cara producción de ‘Star Wars’ hasta la fecha alcanza la perfección

Qué difícil resulta escribir sobre una serie cuando, un mes antes de su estreno, has firmado un contrato de confidencialidad ‘a la americana’ que da pavor. Con el concepto ‘spoiler’ sobrevolando nuestras cabezas, cual espada de Damocles, hemos ordenado, jerarquizado y valorado todo lo visto en los doce episodios —equivalentes a cuatro películas— que conforman el final de ‘Andor’. Esta producción ejerce de precuela de ‘Rogue One’ (2016) que, a su vez, es la precuela de ‘La guerra de las galaxias’ de 1977. Pero, que no cunda el pánico: la T2 (y final) de ‘Andor’ es un producto que en sí mismo se puede consumir y disfrutar sin necesidad de conocer o amar el universo creado por George Lucas.

Como detestamos todos esos canales de YouTube, perfiles de Instagram y webs que se limitan a lanzar cebos (mayormente falsos) sin aportar información real, iremos directamente al grano. El desenlace de ‘Andor’ es altamente emocionante, tremendamente humano y exquisitamente galáctico. En otras palabras: el final de ‘Andor’ es entretenimiento de primera, con una historia y guion perfectos, y una puesta en escena carisísima —las dos temporadas han costado 645 millones de dólares, lo nunca visto— que proporciona puro placer estético en cada plano. Resumiendo: ‘Andor’ es perfecta; ergo, nos inclinamos ante la mejor serie en la historia de ‘Star Wars’.

Como la mera posibilidad de liberar un spoiler nos acerca demasiado al ataque de ansiedad, no contaremos nada ni del argumento ni del final de la serie. No hablaremos de los nuevos y viejos planetas que forman parte de la trama. Obviaremos los cameos y personajes icónicos que hacen acto de presencia. Evitaremos caer en la tentación de desmenuzar los momentos superálgidos. No referiremos las motivaciones de los protagonistas, ni sus miedos, ni su entrega a la causa. No haremos nada de lo que se espera porque solo queremos que tú, querido lector, disfrutes de este espectáculo televisivo en modo virgen absoluto.

Sí diremos que Tony Gilroy, el showrunner de ‘Andor’, ha hecho lo que ningún otro creador de películas o series de ‘Star Wars’, a excepción de George Lucas, claro está. El mantra de Gilroy es: no voy a vivir del cuento, no voy a repetir nada de lo ya hecho, no voy a pulsar las teclas fáciles y esperables. Voy a crear, voy a experimentar, voy a aportar y, sobre todo, voy a abrir nuevos caminos en la galaxia muy, muy lejana. Y así ha sido. ‘Andor’ es puro ‘Star Wars’ —como cuando el nariz más curtido da con la alquimia de una esencia perfecta— y algo completamente nuevo a lo que le sienta especialmente bien el calificativo ‘maduro’.

Los personajes de ‘Andor’ viven bajo la certeza de que el Imperio ya no se corta un pelo en su objetivo único de dominar la galaxia bajo el yugo del totalitarismo del emperador Palpatine. Saben que está construyendo un arma definitiva con capacidad para hacer desaparecer planetas enteros —la Estrella de la Muerte— y tienen claro que hay que darlo todo antes de ser sometidos, porque ‘Andor’ es pura heroicidad y entrega —sin americanadas ni fantasmadas—, es inseguridad y miedo, y es, en definitiva, verdad.

Fantásticos todos y cada uno de los protagonistas y secundarios. Adoramos a Diego Luna (Cassian Andor) —orgullo máximo por nuestro hermano mexicano— y a su cuadrilla de valientes encabezada por Adria Arjona (Bix Caleen), Joplin Sibtain (Brasso), Stellan Skarsgård (Luthen Rael), Genevieve O'Reilly (Mon Mothma) y Faye Marsay (Vel Sartha). Como igualmente idolatramos a los esbirros del Emperador, con Denise Gough (Dedra Meero) y Kyle Soller (Syril Karn) en cabeza, pasando por Anton Lesser (Mayor Partagaz) y Ben Mendelsohn (Orson Krennic).

El tamaño y la escala de esta producción es apabullante, no hay otra definición. Como explica el propio Diego Luna en el ‘cómo se hizo’ liberado hace un mes: “Todos (en esta producción) se preparan a conciencia, se toman el tiempo necesario y se nota”. Millones de dólares transformados en puro entretenimiento con vestuarios divinos, decorados impresionantes y tecnologías perfectas (vistas aquí por primera vez y que, quién sabe, quizá algún día formen parte de nuestras vidas).

Mención al margen merece la altísima presencia en 'Andor' de la Ciudad de las Artes y la Ciencia de Valencia de Santiago Calatrava; el polémico conjunto de edificios ejerce de dependencias del Senado Galáctico y su protagonismo es realmente alto.

La música aporta el punto emocional exacto partiendo de la bella partitura compuesta por Nicholas Britell (‘Succession’, ‘Moonlight’) para la primera temporada y que ahora hace evolucionar Brandon Roberts (‘Logan’, ‘Underwater’), ya que Brittel no pudo reincorporarse al equipo por problemas de agenda.

‘Andor’ es una serie exquisita que puedes disfrutar aunque no te interese o no tengas ni idea del universo ‘Star Wars’. Volvemos a la palabra de nuestro arranque: ‘perfección’, aunque damos por hecho que youtubers y ‘¿creadores de contenido?’ caninos de audiencia empezarán a escupir estupideces para garantizarse el rastrero clickbait. Afortunados nosotros.

Con el desenlace de ‘Andor’, Lucasfilm se recompone tras varias meteduras de pata recientes. Lo que nos lleva a concluir que este sería el broche de oro perfecto para que Kathleen Kennedy, presidenta de la productora creada por Lucas, dijese adiós con dignidad (se rumorea que dejará la compañía a finales de este año). Entre sus errores más garrafales: autorizar la creación y emisión de la serie más nefanda en la historia de la franquicia, ‘The Acolyte’, un truño indigesto por pretencioso y ajeno a nuestra galaxia preferida.

También nos cuestionamos si en verdad deberían seguir en los puestos altos de la franquicia Dave Filoni y Jon Favreau, creadores de series tan irregulares como ‘The Mandalorian’, ‘El libro de Boba Fett’ o ‘Ahsoka’. Muy al contrario que Gilroy (que con Andor se despide para siempre de ‘Star Wars’), Filoni y Favreau siempre tienden a tomar el camino fácil, el de: voy a vivir del cuento, voy a repetir lo ya hecho, y, sobre todo, voy a pulsar las teclas fáciles y esperables para contentar al fandom.

Resumiendo: ‘Andor 2’ no es una serie para vender muñecos, es arte en mayúsculas con sabor a revolución y valentía. Streaming delicatessen en respuesta a nuestras plegarias: “Ayúdanos Tony Gilroy, eres nuestra última esperanza”.

Solo en Disney+ desde mañana en Estados Unidos (madrugada del miércoles 23 de abril en España). Que no te la cuenten. Tienes que verla.