El lado más desconocido de Saiko: de su verdadero nombre a la santería y los ataques a "un gordito lindo"

El cantante Miguel Cantos Gómez, más conocido por su nombre artístico, Saiko, es una de las figuras más relevantes de la música urbana en España. A sus 21 años, el granadino, que se mueve entre el reguetón, el pop y el trap, ha visto, en tan solo un año, cómo su vida daba un giro de 180 grados.

Él mismo reflexionaba sobre ello en un post de su cuenta de Instagram, en el que escribía: “Entre la depresión y la euforia, un año que me ha cambiado la vida en todos los sentidos posibles”. Tanto ha cambiado su vida que reconocía que no está “psicológicamente bien después de todo este año”, en el que ha pasado “de no tener ni cuenta de banco hace un año a no poder salir a la calle sin taparme entero”.

Al cumplir los 18 años, Saiko entregó tarde la documentación para matricularse en el grado que pensaba hacer, de Administración y Finanzas, y le dijo a su madre, según recuerda en una entrevista en ‘El Mundo’: “Yo quiero ser cantante, y ya que no voy a estudiar este año, me voy a poner a hacer música”. Así, le prometió que, si en un plazo que marcaron no vivía de ello, se pondría a trabajar o volvería a estudiar. Y consiguió el que era su sueño, aunque no todo fue un camino de rosas.

“A finales de 2021 nos vimos a cero, sin pasta y superrayados”, confesaba al citado medio. “Hacíamos bien las cosas, trabajábamos un montón, y no veíamos resultados”, explicaba. Así que decidió probar suerte de una manera poco habitual: “Yo pensaba que tenía la negra y fui al padre de un colega que es medio santero. Hablamos, me dijo un par de cosas y me pegué”, asegura.

“No digo que me haya pegado por hacer magia negra ni cosas raras, pero es curioso. Me dijo que le pusiera ‘Walter’ (su nombre) a uno de mis temas. Me fui al estudio y escribí sobre un santero en ‘San Walter”, confiesa. Ese tema, que publicó junto con ‘Polaris’, uno de sus mayores éxitos, fue todo un bombazo.

En el mismo medio comentaba que recibe muchos ataques por su físico. “Igual se piensan que no tengo un espejo en mi casa y que no me veo cuando me ducho. Yo ya sé que estoy gordito. Pero siento que soy un gordito sexy, un gordito lindo”, reconoce. “A mí me la pela. Me quiero como soy. Pero me da rabia el hecho de pensar que no saben nada de mí y van a matar. No sabes cómo le puede sentar a una persona que no esté preparada para esto”, reflexiona.