Belén Junco nos abre las puertas de su casa en Madrid, de sus novelas y del cajón de las exclusivas de '¡Hola!'

“Mira, este lo pintó mi hermano”, asegura Belén Junco mientras señala un cuadro que decora el pasillo de su casa, un óleo repleto de pinceladas azules a derecha e izquierda que acaban abrazándose. “Casi morimos en un barco, en Galicia. Se levantó un temporal de repente y quedamos atrapados. Al regresar a puerto le pedí a mi hermano, que en realidad es veterinario, que pintara esa ola gigante que casi nos mata”.

Belén es una mujer extremadamente familiar, eso se percibe apenas diez minutos después de haber entrado en su casa, los mismos que ha utilizado para mostrarnos una a una las muchas fotografías que adornan las mesillas y los estantes de las librerías. En ellas aparecen su marido, sus tres hijos, sus diez nietos, algunos de sus diez hermanos, su madre (de la que guarda un emotivo recuerdo), los Reyes de España (a los que conoce) y su tío, Antonio Sánchez Gómez, a la sazón fundador de ‘¡Hola!’, la revista que cambió la prensa del corazón en España, “la espuma de la vida”, como él mismo la definió en cierta ocasión durante un discurso.

A esa espuma le ha dedicado toda su carrera Belén Junco. Desde los 17 años, siendo una adolescente, ha pasado por diferentes puestos directivos de la empresa periodística familiar. Lo ha hecho a lo largo de casi cinco décadas de esfuerzo y sacrificio a las que ha puesto fin de forma voluntaria hace apenas unos meses. Ahora quiere viajar. Mucho. Y escribir novelas. Si puede ser, muchas también. De momento, va por la segunda: ‘Las tres vidas de la duquesa de Grosvencer’ (La Esfera de los Libros).

Está siendo una jubilación dulce, supongo.

Podría decir que sí. Dedicada fundamentalmente a escribir. Mi atención está puesta ahí. Después de una larga vida trabajando, sin poder hacer nada más que reportajes, entrevistas y hablar con famosos, necesitaba tiempo para mí. Me encanta leer, me encanta escribir, lo hago de madrugada.

¿Y tu marido no se queja de estas nuevas aficiones?

No, a él le encanta que escriba. Es mi fan número uno. La verdad es que creía que iba a conseguir dormir más cuando no tuviera que ir a la oficina. Pero no, no lo he conseguido. Me acuesto a las dos y media de la madrugada o así, después de escribir, porque me encanta la noche, el silencio, el lobo y la luna. Por la mañana me levanto a las nueve. Me informo. También me documento para los libros y luego me voy a jugar al croquet. Pero en esta jubilación también quiero viajar, mi otra asignatura pendiente.

Leyendo tus libros, parece todo lo contrario, que lo has hecho mucho.

El mundo es muy grande y no te das cuenta hasta que empiezas a conocerlo de verdad. Además, es mucho más divertido viajar de lunes a viernes que de viernes a domingo. Hay mucho de mis viajes a Londres, a África y a Asia en mis dos libros, eso sí es verdad.

Pero también hay mucho de tus años en '¡Hola!' en esas obras.

Han sido 50 años allí, ¿cómo no?

Me refiero a los escenarios de glamour, fama, nobleza…

La protagonista de mi segunda novela es una mujer de familia aristocrática inglesa que se niega a cumplir las reglas, que trabaja desde los 17, que es independiente.

Veo quizá mucho de autobiográfico, porque tú empezaste a trabajar a los 17 también.

Un poquito, te lo voy a reconocer. Ella se queda a vivir en el campo y yo voy los fines de semana junto a toda la familia a pasar 48 horas a la sierra. Todos juntos. Los hijos y los nietos. Siempre. Cada fin de semana.

¿Te levantas de repente un día con la idea de escribir?

La idea me surgió aquí. Aquí, en este sofá [señala una de las butacas de su salón]. Sí, sí, en este sofá. A primeros de enero del año 2022. Mi trabajo era frenético: directora adjunta de ‘¡Hola!’, fundé ‘Hola Fashion’, ‘Hola Living’, ‘Hola Novias’ y ‘Hola Niños’. 80 portadas al año. Necesitaba algo con lo que ocupar mi tiempo. Entonces pensé: “Hombre, con lo bien y lo joven que me encuentro, aunque no lo sea [ríe de forma cómplice], lo voy a hacer”. Escribí 60 o 70 páginas y las mandé a una editorial, La Esfera de los Libros, y les dije que el texto era de una amiga porque me daba vergüenza. Me dijeron que mi amiga siguiera escribiendo. Y lo hice, sin decírselo a nadie.

¿Y te dio pena dejar '¡Hola!'?

Mucha. Fue mi decisión, pero lloré un año entero. El 2022 lo lloré entero.

¿Cómo era trabajar en familia? ¿Placer o tortura?

Entré con mi tío cuando tenía 17 años y siempre he estado ahí, en los puestos directivos, desde ese día. Nos llevábamos muy bien. Yo he disfrutado mucho trabajando allí todos estos años. También pasan cosas, claro, pero hemos sido siempre una piña.

"Las fotos de Lady Di en topless en Marbella las compramos y eso nunca se sacó"

Entre tú y yo, ¿lo del cajón de ‘¡Hola!’ es una leyenda?

Bueno, mira, tú eres periodista y lo vas a entender. Es leyenda porque sabes que todo es muy caro, pero sobre todo porque las noticias nunca se pueden guardar. Si no salen el martes, salen el viernes, lo que puedes es retrasarlo unos días.

Pero algo habrá en ese cajón.

Sí. Las de Lady Di en topless en Marbella las compramos y eso nunca se sacó, por ejemplo.

¿Para protegerla?

Sí, para que no salieran justo sus fotos en España.

Pero para obtener un beneficio, supongo. Favores de ella en el futuro.

Ni siquiera sé si se enteró alguna vez de que las retiramos. Unos meses después murió.

Cuéntame más cosas que haya en ese cajón, por favor.

Alguna más hay. Todo del pasado. En aquellos tiempos era más fácil. Ahora es imposible guardar nada.

Hablas con nostalgia de aquel corazón.

El prisma ha cambiado. Todo lo ha hecho. El papel ha bajado, claro. Y lo va a seguir haciendo.

¿Bajará también “la espuma de la vida”, en general, como concepto?

No, creo que permanecerá en el tiempo. Si analizas bien esa frase, mi tío se refería a lo etéreo, lo que permanece sin peso, lo que te da alegría, la burbuja; lo que no tiene tanta importancia, pero sí que resulta saludable. Eso debe permanecer en el tiempo sí o sí. A las personas nos gusta ver lo bonito, lo bello, lo aspiracional, lo que te hace soñar. Las películas de amor y lujo nos encantan. Bueno, a un cierto tipo de personas. No a todo el mundo, pero a mucha gente sí. Entonces, igual que vas a ver una película de ficción, te compras ‘¡Hola!’ y lo disfrutas.

¿El ‘¡Hola!’ es ficción?

Para nada. Me refiero a que se puede contar lo bonito, hablar con el famoso, buscar el ideal sin destruir a nadie.

Y ahora llega la inteligencia artificial, de repente.

La inteligencia artificial no tiene corazón, nunca mejor dicho.

Me hablabas antes de Lady Di. Coincidiste con ella en varias ocasiones…

En bastantes ocasiones antes de aquella tormenta que congeló Inglaterra, pues íbamos muy a menudo a inauguraciones, apoyábamos obras sociales con las que ella colaboraba. He visto junto a ella un partido de polo en Windsor, el cual se disputó con motivo del lanzamiento de 'Hello' en Inglaterra. Fue todo muy bonito. Aquel partido lo ganó el príncipe Carlos ante los ojos de su esposa, que estaba sentada junto a nosotros, la familia Sánchez Junco.

¿Cómo era de cerca?

Era maravillosa. Aquella mirada de la que tanto se ha hablado… ¡Era cierto! Quizá era timidez, quizá, pero sobre todo era sensual. Resultaba una chica simpatiquísima al trato, pero he de decir que el príncipe también, mucho más de lo que parece.

¿Qué está pasando con los Windsor, que andan un poco a la deriva?

Lo que les ha pasado es que ha sido todo demasiado rápido. Una locura. Ha muerto Isabel II y, de repente, todo se les ha venido encima. En unos años hemos vivido una boda, una muerte, una coronación, lo de Harry. Ahora las enfermedades. Todo a la vez. La princesa Catalina ha intentado proteger su intimidad, y eso es muy respetable, pero se han sucedido muchos problemas de comunicación. La transparencia es siempre una virtud.

"Soy monárquica y admiradora del trabajo de Felipe y Letizia"

A Felipe y Letizia les va mejor, ¿no?

Yo soy monárquica y tengo muy buena relación con ellos, muy respetuosa, muy cercana y de admiración, la verdad. Felipe es muy profesional. Pasa con él un poco lo que con Carlos. Están educados para eso.

¿Y Letizia? Ella no lo estuvo.

Es tan profesional que representa la perfección en muchas cosas, pero quizá resulta algo menos natural en otras. Las niñas son encantadoras. Ese trabajo Letizia lo ha hecho de manera insuperable. Leonor es extremadamente profesional. Sabe que lo que tiene que hacer, se la nota, y lo hace con mucho gusto. Y eso es impagable. Más que tímida yo la veo discreta. Y eso es algo que les va a venir bien.

Recorremos la casa en la que Belén vive junto a su marido. Se trata de una vivienda espectacular en Madrid, con vistas al parque del Oeste y que ella misma ha decorado, siempre teniendo en cuenta sus dos grandes pasiones, ahora reflejadas en sus novelas: lo africano y lo asiático. Vive en esa casa hace unos 20 años. Dispone de cuatro habitaciones, la mayoría vacías porque sus hijos hace tiempo que se independizaron. De hecho, Belén utiliza la estancia en la que antes dormía el menor para escribir de madrugada. Los muros los dibujó su propio hermano, el arquitecto Antonio Junco. “La compramos y la tiramos enterita. Él la diseñó un poco para nuestras necesidades futuras, más que presentes, porque los chicos ya eran mayores, evidentemente, y se iban a marchar”. Eso sí, no ha retirado las camas de ningún cuarto, porque son tan familiares que los chavales se presentan en cualquier momento a dormir o a vivir una temporada porque van a hacer obra en casa.

Por razones que no vienen al caso, se ha desatado una ola de apoyo feminista a la Reina últimamente

Doña Letizia está haciendo un trabajo impecable y parece que ahora es reconocido por todos. Pero lleva ya veinte años luchando y apoyando temas humanitarios, sociales y sobre todo a las enfermedades raras. Todo ello , lógicamente, es valorado muy positivamente en la sociedad. Y si hablamos de moda, se ha convertido en la mejor embajadora del diseño español. Alardea de ello y nadie lo lleva mejor que ella.

¿Qué debe hacer una reina en estos casos?

La mejor respuesta a veces cuando eres una reina es el silencio. Poner cierta distancia.

Te has jubilado y te has perdido lo de Genoveva.

¡Menudo lío!

Cierto.

Con Genoveva me he llevado siempre muy bien. Es estupenda. Las imágenes que hemos visto en las revistas no demuestran nada. Se trata de un hombre paseando con una mujer. Y ya.

Pero parece que pernoctaron en la misma casa. Parece.

Bueno, pues perfecto. Pues muy bien. Yo no digo nada. Lo que no se ve es rumor. Lo que no se ve no es noticia.

¿Y qué me cuentas de lo de Bertín?

También lo conozco mucho. Él tiene una responsabilidad en todo este asunto, claro. La prueba de paternidad es la que nos tiene que sacar de dudas. ¡Estoy deseando que llegue el resultado! Sé, de corazón, porque lo conozco, que va a ser consecuente. Lo sé. Estoy segura.

¿Le has llamado?

No, es un asunto espinoso. Yo soy provida, así que apoyo la decisión que ha tenido Gabriela de tener al niño. Estoy con ella en eso. Ella quiere ejercer de madre todos los días de su vida. Y yo digo: “Ole por ella”.

Dime, ¿te ha quedado algo por hacer en el mundo del cuore?

No llegué a la boda de Tamara. Justo me jubilé antes. Yo tengo muy buena relación con Isabel Preysler. Me hubiera encantado estar en la revista en ese momento, con esa gran exclusiva. Lo viví como si fuera mi sobrina.

¿Una sobrina?

Aunque no lo creas, Tamara me llama “tía”, por la excelente relación que existe. He ido muchísimas veces a la casa familiar en Puerta de Hierro. Me conoce desde que era una niña pequeña. Y las quiero. Isabel ha sido siempre una persona esencial para '¡Hola!'. Esencial. Es una mujer discreta a pesar de que la gente la vea con otros ojos. Pero es así, se puede quedar en su casa tres meses sin salir. Bueno, sin que la veamos salir, quiero decir. Y no pasa nada porque le gusta su casa, le gustan sus hijos, sus nietos. Eso me ha unido mucho. Porque yo soy igual.

La sentencia final sobre la familia sería la frase perfecta para cerrar la entrevista, sin duda; la que mejor la resume. Pero antes de abandonar su hogar tenemos que hablar de la nueva Belén Junco, la Belén escritora. Acaba de sacar al mercado su segunda novela, ‘Las tres vidas de la duquesa de Grosvencer’ (La Esfera de los Libros). La editorial la resume así: “Violet, una mujer fuerte y decidida, lucha contra el que dirán de la alta sociedad en la que le ha tocado nacer y decide que la vida en soledad es mejor que las fingidas apariencias de la vorágine londinense".

¿Qué le propones a tus lectoras con esta segunda novela?

Trasladarlas a una historia, a la de vida de la protagonista. No tengo muchas más ambiciones. Yo sé que no voy a pasar a la historia como una gran escritora. Yo quiero contar historias y entretener. Quiero hacerlas soñar.

Tengo aquí un resumen que me parece maravilloso, porque todo es muy tú: “La duquesa es una mujer fuerte y decidida que lucha contra el qué dirán de la alta sociedad en la que le ha tocado nacer y decide que la vida en soledad es mejor que las fingidas apariencias de la vorágine londinense”.

Yo puedo escribir de otra manera después de 50 años trabajando en ‘¡Hola!’. La única diferencia es que llevo toda mi vida trabajando con personajes reales y ahora quiero hacerlo con personajes de ficción. Pero, efectivamente, este podría estar perfectamente en las páginas de la revista. Mi protagonista es una mujer fuerte, una aristócrata inglesa que decide vivir su propia vida, no la que los demás esperan que viva. Eso es muy '¡Hola!' también.

¿Y qué feedback tienes?

De momento muy bueno. A muchas personas que lo han leído les ha encantado. Me escriben. A las lectoras les gustan las descripciones de las casas, los guiños a la moda y la decoración. Yo todo eso lo he visto, lo he vivido, lo conozco y se me da bien describir estos ambientes. He aprovechado todo lo que sé para hacerlo. Me gusta escribir de lo bonito, de lo que hace soñar, de lo que traslada valores. Yo soy una persona creo que con valores quizá extraños para muchas personas.

¿Tu marido que te ha dicho? ¿Te ha leído?

Es casi mi mánager. Allá donde vamos dice: “¿No lo habéis leído? Pues es buenísimo”. Me hace mucha, mucha, mucha promoción.

¿Y te vas a dedicar a escribir toda la vida?

Pues sí, la verdad. Y a vivir.