Poliamorosa y polifacética: así es Loreen, la artista invitada y ganadora de Eurovisión

El año pasado se alejaba de sus compañeros y se postulaba como favorita a ganar Eurovisión incluso antes de presentar una propuesta. Loreen (40 años) vuelve a pisar con fuerza el escenario de la final del certamen en el que ha alcanzado un hito. Se ha convertido en la segunda persona en ganar dos veces el festival de la canción europea con ‘Euphoria’ (2012) y ‘Tattoo’ (2023).

Lorine Zineb Noka Talhaoui, conocida artísticamente como Loreen, nació el 16 de octubre de 1983 en Estocolmo (Suecia), pero pronto se mudó a Västerås, una de las ciudades más antiguas del norte de Europa, rodeada de bosques y de playas. Aunque nunca se olvidó de sus raíces bereberes.

"Todos los veranos, cuando era niña, volábamos a Marruecos", contó en RTVE. Y fue en estos viajes de pequeña cuando conoció España. "De vez en cuando iba de Rabat a Melilla y de Melilla a Málaga, porque me encanta España. Siento que la gente es como yo: muy romántica, muy apasionada y muy espiritual", explicó en la misma entrevista.

Unas cualidades que su madre ha intentado mantener a raya. “Es la mujer que me enseñó a mantener los dos pies en el suelo. Es buena desdramatizando y eso te mantiene centrada”, declaró.

Sus padres le marcaron mucho, sobre todo su madre, con la que mantiene una relación muy estrecha y que la apoyó desde el inicio de su carrera. Se divorciaron cuando ella tenía seis años, pero eso no la hizo dejar de creer en el amor.

Actualmente, Loreen mantiene una relación con un hombre del que no se sabe su identidad, pues siempre ha guardado celosamente los detalles de su vida privada. Ambos comparten su vida en la tranquila isla de Gotland, aunque ha dejado claro que la maternidad no está en sus planes futuros.

En una declaración franca al medio ‘Aftonbladet’, cuestionó la idea convencional de que la vida solo se completa con la llegada de hijos. “Convertirse en padre o madre no es algo natural”, declaró. La artista defiende la libertad de elección en un mundo donde la definición de la felicidad es tan diversa como las personas que la buscan.

Loreen no se deja seducir por los placeres materiales, le da al dinero el valor justo y necesario. El padre de su novio le ha regalado la mitad de una propiedad en el norte de Gotland valorada en unos 350.000 euros, según el medio local 'Expressen'. Con un patrimonio de estas características, es fácil que la economía no suponga un problema.

Aun así, la espiritualidad que desprende es real. “A mí no me gusta poseer demasiadas cosas. No soy coleccionista, al contrario. Lo único que tengo en casa son muchas plantas. Todo mi estilo de vida consiste en no tener demasiado”, confesó en una entrevista.

La cantante ha remarcado en muchas ocasiones que el motor de su vida no es el éxito o los billetes, sino el amor y la sencillez de la vida cotidiana. En 2017, la música sorprendió al revelar su bisexualidad en una entrevista televisiva con Renée Nyberg, en la que también señaló que el amor va más allá de las etiquetas y los prejuicios. En una conversación posterior con la revista 'QX', Loreen amplió su visión sobre las relaciones y se mostró abierta al poliamor.

Poco querida por el público

Pero volviendo a su historia. Loreen saltó a la fama con 19 años, cuando participó en la versión sueca del talent show ‘Pop Idol’. Casi no pasa el corte para ser seleccionada; de hecho, si por el público hubiese sido, no habría entrado. Pero el jurado apostó por ella.

Desde ese momento se posicionó como favorita de los profesionales que gala tras gala la apoyaron. Finalmente, fueron los espectadores quienes la echaron en cuarta posición. Una deuda que se ha cobrado con creces en sus dos participaciones en Eurovisión, donde se postuló como favorita desde el primer momento.

Su carrera no había hecho más que despegar. Tras su paso por el concurso, en 2005 lanzó su primer sencillo, ‘The snake’, con el grupo Rob'n'Raz. Y su cara se convirtió en habitual en la televisión sueca TV400, en la que debutó como presentadora.

Pero este mundillo la superó y desde 2005 hasta 2011 se escondió detrás de las cámaras. Se hizo experta en reality shows. Produjo y dirigió hasta tres formatos de telerrealidad en Suecia. Y aunque mantuvo su cara oculta, su voz resonaba en todas las casas suecas con niños. Dobló en sueco a la Bella Durmiente en ‘Shrek tercero’, Willa en ‘Barbie Mariposa’ y Pitufina.

De vuelta a la música

Gracias a la canción 'Euphoria', se proclamó vencedora en Eurovisión 2012 celebrado en Bakú (Azerbaiyán). Pero hasta llegar al festival, la cantante tuvo que luchar. Su primer paso fue un año antes, cuando se presentó al Melodifestivalen, el Benidorm Fest sueco, con ‘My heart is refusing me’. No consiguió hacerse con la victoria, si bien la canción se convirtió en todo un hit.

Sus ganas no le dejaron rendirse y volvió en la siguiente edición. Su ‘Euphoria’ rompió todos los récords en 2012 con más de medio millón de llamadas a su favor y la catapultó a Azerbaiyán.

Poco a poco cumplió los pronósticos que la apuntaban como favorita. Se alzó con el Micrófono de Cristal de Eurovisión y consiguió la máxima puntuación que un artista ha recibido en el certamen europeo. Además, la canción fue número 1 en las listas de más de 15 países. Una balada a medio camino entre el pop y la electrónica que hoy sigue triunfando en todas las fiestas.

El éxito la empujó a lanzar su album debut ‘Heal’, que con el impulso de haber ganado el festival se coló en todas las estanterías. Y ella en todos los estadios y programas de entretenimiento de Europa y hasta de Asia, donde celebró el fin de año en Pekín. Su música no ha parado de crecer desde ese momento.

No hay dos sin tres

Loreen volvió a ponerse frente a un micrófono en el Melodifestivalen en 2017. Su propuesta consistía en cuatro bailarines sobre el escenario que representaban el paso del tiempo. Puede que ahí se diera cuenta de que lo que le funcionaba era estar sola en la tarima.

Pese a que no estaba convencida de volver a Eurovisión, el año pasado se presentó de nuevo con ‘Tattoo’. Otra balada tecnopop con reminiscencias del ‘Flying free’ de Pont Aeri y con el escenario desierto.

Solo ella, una máquina de humo, dos plataformas que la chafaban y unas uñas gigantes a modo de Eduardo Manostijeras. Más sus característicos movimientos de baile, claro. Y no solo le valió para ganar el festival sueco, también para volver a hacerse con el Micrófono de Cristal.

Sus otras pasiones

La cantante no solo destaca en el ámbito musical, sino que es reconocida por su labor en causas humanitarias y su compromiso social. Mientras sus compañeros se preparaban para la final de Eurovisión de 2012, Loreen se sumó a los activistas por los derechos humanos en Bakú para denunciar las violaciones de derechos en el país. Esto generó críticas por parte del Gobierno azerí, que intentó que no participara en el certamen, pero la embajada sueca respaldó su acción y destacó que no infringía las reglas del concurso.

Y de un lío a otro. Ese mismo año visitó Bielorrusia, donde se reunió con la esposa de un preso político y le expresó su apoyo. Además, firmó una petición contra la pena de muerte.

La cantante ha dedicado sus esfuerzos a causas como la ayuda a niños desfavorecidos en Afganistán. Labor por la que recibió el The World's Children's Prize.

También ha manifestado su apoyo a la comunidad LGBT y ha criticado públicamente leyes en su contra, como la rusa, que prohibía promover lo que consideran "propaganda gay" en medios. Su legado no solo se limita a sus canciones, sino también a su solidaridad y espíritu crítico.