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Cuando la moda se vuelve política: estos son los países censurados en Eurovisión
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Cuando la moda se vuelve política: estos son los países censurados en Eurovisión

El festival de la canción europea lucha todos los años por mantener su carácter apolítico, pero este año dos artistas han apostado por símbolos en favor del pueblo palestino

Foto: Bambie Thug, durante la actuación de la semifinal de Eurovisión en 2024. (Gtres)
Bambie Thug, durante la actuación de la semifinal de Eurovisión en 2024. (Gtres)

Eurovisión es la fiesta de las lentejuelas, los brillos e incluso el cuero. Su aspiración es ser un día en el que todos los europeos comparten algo: elegir la mejor canción del continente alejados de las disputas políticas. Para los artistas se convierte en el escaparate idóneo donde hacer reivindicaciones sociales y utilizan la escenografía para su causa. Hasta que chocan con la Unión Europea de Radiodifusión (UER), organizadora del certamen y fiel defensora de hacer un concurso apolítico. Tanto es así que en esta edición, algunos de los países han denunciado censura, como Irlanda, cuya candidata ha tenido que modificar su maquillaje.

Su aspirante, Bambie Thug, se ha postulado como una de las favoritas con una propuesta sobrecogedora y espeluznante donde el maquillaje es el protagonista. En la cara y las piernas, la artista lleva unos símbolos que pueden parecer unas simples rayas para los que no saben Ogham, una antigua lengua celta. Sin embargo, forman las frases: “Alto el fuego”, “Palestina libre” y “Corona a la bruja”.

Unas palabras que llevó durante los ensayos, pero no en la actuación de la semifinal de este martes. “Desafortunadamente, tuve que cambiar esos mensajes hoy y dejar solo el de 'Corona a la bruja' por orden expresa de la UER", explicó en la rueda de prensa posterior.

placeholder La representante de Irlanda en Eurovisión en 2024. (Gtres)
La representante de Irlanda en Eurovisión en 2024. (Gtres)

La organización prohíbe el uso de “letras, discursos o gestos de carácter político”. Una norma que se remonta a su origen al final de la Segunda Guerra Mundial.

Europa no solo estaba devastada territorialmente, sino también moralmente. Por eso se funda Eurovisión, un certamen en el que todos los países se hermanan para dar a conocer al mundo la música del continente y decidir cuál es la mejor propuesta. Es en este principio unificador donde se asienta su carácter apolítico. Sin embargo, no faltan desde los últimos años canciones y símbolos de protesta.

Suecia

En esta edición el país anfitrión es Suecia y, como tal, uno de los artistas que abrió la primera semifinal el martes fue Eric Saade. El joven sueco-palestino es uno de los cantantes más famosos en el país y acabó tercero en el certamen de 2011.

placeholder Eric Saade, durante su actuación en la primera semifinal de Eurovisión 2024. (EFE)
Eric Saade, durante su actuación en la primera semifinal de Eurovisión 2024. (EFE)

Saade no ha escondido en ningún momento su firme defensa a Palestina y por eso mismo sorprendió a los eurofans que fuera elegido por la organización para inaugurar la competición junto a las también exrepresentantes Eleni Foureira y Chanel. Durante su actuación, algo que según la UER no ocurrió en los ensayos, el joven lució en su muñeca una kufiya, un pañuelo palestino típico. Algo que no gustó a la organización.

La productora ejecutiva del festival, Ebba Adielsson, declaró a los medios suecos que considera “triste” que Saade aprovechara de esa manera su actuación. De hecho, hay que recurrir a perfiles anónimos en las redes para verla, dado que como castigo, el festival no ha subido a ninguna de sus cuentas oficiales el vídeo de su show.

Islandia

La edición de 2019 fue polémica desde su inicio, dado que Israel fue el país organizador. Para ese año, Islandia mandó a Eurovisión al grupo Hatari, cuya música es una fusión entre el tecno y el punk. La banda era conocida por sus ideas en favor de Palestina, pero evitaron hacer ninguna mención al tema durante los preparativos y la gala. Fue justo cuando se anunció el recuento del televoto, en la que sería su última intervención, cuando Hatari sacó unas banderas con el lema “Palestina libre”.

placeholder Grupo Hatari, representantes de Islandia en Eurovisión 2019. (RTVE)
Grupo Hatari, representantes de Islandia en Eurovisión 2019. (RTVE)

La UER sancionó económicamente a la emisora pública islandesa que gestiona el certamen en el país. El decálogo de Eurovisión establece que son los organismos de radiodifusión participantes los que deben tomar medidas para asegurarse de que su equipo no esté “politizado ni instrumentalizado”.

Para evitar que los conflictos territoriales formaran parte de Eurovisión, la organización prohibió la presencia de toda bandera que no fuera de los países participantes o símbolos del colectivo LGTBI. Y es una lección que aprendió Islandia y hasta Madonna. La cantante fue invitada en 2019 y su actuación fue una de las más polémicas, ya que sus bailarines sacaron y juntaron banderas de Palestina e Israel.

Portugal

Uno de los ganadores más queridos por el público es el portugués Salvador Sobral. El músico rompió todos los esquemas del concurso cuando ganó en 2017 solamente con su voz, un piano y una letra desgarradora frente a las excéntricas puestas en escena a las que acostumbra el festival.

placeholder Salvador Sobral, durante su actuación en Eurovisión. (Reuters)
Salvador Sobral, durante su actuación en Eurovisión. (Reuters)

Aunque su actuación no supuso un problema para la organización, su intérprete no se lo puso tan fácil. Tras la semifinal en la que se clasificó, Sobral acudió a la rueda de prensa con una sudadera azul marino en la que se leía: “SOS Refugees”. Una prenda que no tuvo más recorrido en el programa, como sí pensaba el cantante. La UER le prohibió usarla en la ceremonia de las banderas que abre la final de Eurovisión y durante la votación en la green room, como había planeado.

Censura entre países

Pero la censura no solo la ejerce la UER, sino también territorios como China en los que se emite el certamen. Y este país lo hace bajo sus propias normas, que dejan fuera cualquier contenido que se desvíe de los "valores centrales del socialismo".

placeholder Eugent Bushpre, durante su actuación en Eurovisión 2018. (EFE)
Eugent Bushpre, durante su actuación en Eurovisión 2018. (EFE)

En 2018, China no emitió las actuaciones de Albania e Irlanda. En el caso del país báltico, el motivo fueron los tatuajes del cantante Eugent Bushpepa. En el segundo, un baile entre dos hombres.

Además, se pixelaron las banderas arcoíris que ondeaban los eurofans. El festival defiende la diversidad, aunque algunos de los países participantes legislen en contra de la comunidad LGTBI.

placeholder La actuación de Irlanda en Eurovisión 2018. (EFE)
La actuación de Irlanda en Eurovisión 2018. (EFE)

Las quejas y los intentos de cancelación entre los distintos países son un leitmotiv del certamen europeo, sobre todo entre aquellos que se encuentran en medio de conflictos geopolíticos o guerras. Y la ropa también es carne de estas polémicas.

Una de las representantes de Ucrania de este año, Jerry Heil, ha sido objeto de las críticas de Polonia. La cantante subió un vídeo a sus redes con un jersey de Banderaciaga. El nombre de esta línea de ropa es un juego de palabras entre la marca Balenciaga y Stepan Bandera, un político que luchó por la independencia de la expotencia soviética y colaboró con el régimen nazi.

Y con el vídeo llegaron las reacciones de personalidades polacas. Bandera fue condenado a cadena perpetua por organizar el atentado que acabó con el asesinato del ministro de Asuntos Interiores de Polonia, Bronislaw Peracki.

La política Anna-Maria Żukowska, miembro del partido de izquierdas Lewica, ha sido una de las primeras. Utilizó su cuenta de X para advertir de que "esta vez" no votaría a Ucrania en Eurovisión. "Europa tiene una opinión clara sobre los colaboradores nazis", ha escrito.

Saltar la censura

Pero hecha la ley, hecha la trampa, que dice el viejo refrán. Irlanda ha tenido que cambiar su maquillaje, pero ha salvado el vestuario. Bambie Thug aparece al principio con un body y un tutú negro con plumas y unos cuernos que recuerdan a Maléfica. Pero a mitad de la actuación, se deshace del look y descubre un top con tres colores muy significativos: el rosa, el azul y el blanco. Son los que forman la bandera trans y, por tanto, una reivindicación política.

placeholder Bambie Thug, durante la actuación de la semifinal de Eurovisión en 2024. (Gtres)
Bambie Thug, durante la actuación de la semifinal de Eurovisión en 2024. (Gtres)

De la misma forma también se libró Croacia el año pasado. El grupo Let 3 se presentó con la canción 'Mama ŠČ!', en referencia a la “Madre Rusia”. Un tema con alusiones a Putin que pasó por el ojo de la UER.

Pero lo más llamativo era su indumentaria. Todos iban con una camiseta y unos calzoncillos blancos y una gorra de los diferentes cuerpos del Ejército. El más llamativo era el vocalista con una gabardina rosa y un bigote a medio camino entre Hitler y Stalin. Un alegato antibélico que contó con el beneplácito de la organización.

placeholder Let 3 durante su actuación en Eurovisión. (EFE)
Let 3 durante su actuación en Eurovisión. (EFE)

En España ha habido suerte. De las 62 ediciones en las que ha participado, ninguna actuación ha sido víctima de censura ni por su vestuario ni por la letra. Todo teniendo en cuenta que España fue el primer país en decir “sexo” en el escenario. Este año era un miedo entre los fans del formato, ya que ‘Zorra’ corría el riesgo de ser rechazada, aunque Nebulosa no ha tenido que cambiar una coma.

Quien sí se autocensuró antes de que la UER opinara fue David Fernández. En 2008, la canción del verano la compuso alguien que más que cantante es humorista y que fue más conocido como Rodolfo Chikilicuatre. Fernández convenció a los españoles para que mandaran a Eurovisión ‘Baila el chiki-chiki’.

placeholder Rodolfo Chikilicuatre, el representante de España en Eurovisión 2008, durante un ensayo. (EFE)
Rodolfo Chikilicuatre, el representante de España en Eurovisión 2008, durante un ensayo. (EFE)

La canción hacía referencia al expresidente de Venezuela Hugo Chávez y a los políticos españoles Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero. Al primero se le eliminó de la letra y de los segundos solo decía el nombre. El Chikilicuatre, que contó entre sus bailarinas con Silvia Abril, se tomó en serio su candidatura y eso que fue resultado de una apuesta.

Eurovisión es la fiesta de las lentejuelas, los brillos e incluso el cuero. Su aspiración es ser un día en el que todos los europeos comparten algo: elegir la mejor canción del continente alejados de las disputas políticas. Para los artistas se convierte en el escaparate idóneo donde hacer reivindicaciones sociales y utilizan la escenografía para su causa. Hasta que chocan con la Unión Europea de Radiodifusión (UER), organizadora del certamen y fiel defensora de hacer un concurso apolítico. Tanto es así que en esta edición, algunos de los países han denunciado censura, como Irlanda, cuya candidata ha tenido que modificar su maquillaje.

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