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Todo lo que María Pombo no podría decir si viviese en China
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Censura total

Todo lo que María Pombo no podría decir si viviese en China

Los influencers del país más poblado del mundo se enfrentan a un nuevo código de conducta que dicta lo que pueden y no pueden hacer en sus redes sociales

Foto: María Pombo, en una imagen de archivo. (Getty/Carlos Álvarez)
María Pombo, en una imagen de archivo. (Getty/Carlos Álvarez)

Li Jiaqi era bailarín, pero descubrió su asombrosa habilidad para vender productos de cosmética en las redes sociales los 20 años. Llegó a amasar una gran fortuna y una legión de seguidores y la suya era una de esas historias que el Gobierno chino usa para poner de ejemplo a los jóvenes de su país.

Pero todo cambió cuando su directo junto a otra influencer se interrumpió abruptamente después de que ambos mostraran un pastel en forma de tanque, que se interpretó como un símbolo de la sangrienta represión de la plaza de Tiananmen en 1989. Desde entonces, Li no ha retomado sus populares retransmisiones. ¿Te imaginas esto pasando en un directo de María Pombo, Laura Escanes o Dulceida, por citar tan solo a tres de nuestras influencers más conocidas?

placeholder Li Jiaqi (izquierda), con el tanque de la discordia. (Taobao)
Li Jiaqi (izquierda), con el tanque de la discordia. (Taobao)

En España, el Gobierno actúa para eliminar "mensajes de odio" en redes sociales, pero más allá del nivel de censura propio de cada red social, nuestros influencers tienen una libertad casi ilimitada para mostrar su vida privada o promocionar productos al mejor postor.

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Algo que choca con el férreo control que el gigante asiático ejerce sobre las redes y sus usuarios más populares. En un país donde están bloqueados Twitter, Facebook, Twitch, TikTok o Instagram –aunque sí existen versiones locales de algunas de ellas–, el Gobierno ha creado una red de influencers que repiten como loros su política oficial. Mientras desvían la atención sobre las críticas a la falta de derechos humanos o la posición de China en la guerra de Rusia contra Ucrania.

placeholder Una influencer en China. (Getty)
Una influencer en China. (Getty)

Además, ahora acaba de entrar en vigor un nuevo código de conducta por el que los influencers chinos deben tener una cualificación para hablar de ciertos temas como el derecho o la medicina. Si se aplicara aquí esa norma, nos olvidaríamos de ver cómo nuestros influencers hablan alegremente sobre el coronavirus o sobre esta o aquella ley. Sin ir más lejos, el año pasado María Pombo se vio envuelta en un malentendido en redes tras publicar unos stories vacunándose a pesar de no encontrarse dentro de la edad permitida y hace poco compartió una polémica reflexión sobre los impuestos al Estado. Esto en China... como que no.

Estas normas son parte del esfuerzo de Pekín por 'limpiar' su popularísimo sector de streaming, en el que participan algunas de las mayores empresas de China, como Alibaba o ByteDance, propietaria de TikTok. Los influencers suelen utilizar estas plataformas para vender productos y son capaces de recaudar miles de millones de dólares en ventas en cuestión de horas.

China también ha prohibido a los menores de 16 años ver contenidos en directo después de las diez de la noche y comprar regalos virtuales a los influencers. Por supuesto, tampoco se permite a los streamers emitir contenidos que debiliten o distorsionen el liderazgo del Partido Comunista chino. ¿Cómo se quedarían nuestras redes sociales si de un plumazo se eliminara a cualquiera que hablara mal de Pedro Sánchez o criticara a Podemos?

Tampoco se permite en China usar la polémica tecnología 'deep fake', ni difamar "la cultura china". Aquí, desde luego, nada impide a gente con millones de seguidores criticar los toros, el flamenco o los botijos.

Por último, China incide en una cuestión que viene a chocar frontalmente contra la esencia misma de muchos de los influencers occidentales: no se permite mostrar un exceso de comida, demasiados artículos de lujo o un estilo de vida extravagante. Además de que el contenido no debe ser sexualmente sugerente o provocativo. Menudo Instagram aburrido se nos iba a quedar...

Li Jiaqi era bailarín, pero descubrió su asombrosa habilidad para vender productos de cosmética en las redes sociales los 20 años. Llegó a amasar una gran fortuna y una legión de seguidores y la suya era una de esas historias que el Gobierno chino usa para poner de ejemplo a los jóvenes de su país.

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